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jueves, 11 de agosto de 2022

Santa María de la Asunción de Zapotlán

 

Fernando G. Castolo*

 

 

Zapotlán es un pueblo muy antiguo. Existen estudios y vestigios arqueológicos que dan cuenta de ello, de su gran aporte cosmogónico en el ámbito prehispánico.




Hacia el año de 1521 los primeros peninsulares se aproximaron a estas geografías, encabezados por el capitán don Francisco Cortés de San Buenaventura, primo del conquistador Hernán Cortés.


 Después, en el año de 1529, acompañando en sus campañas colonizadoras a Nuño Beltrán de Guzmán, el andariego fraile Juan de Padilla, quien llegó a la antigua mesoamérica en la segunda barcada de misioneros evangelizadores, conoce el valle de Zapotlán y se maravilla de su exótico paisaje.





Nuevamente, según las crónicas, regresa a esta región en 1531 con la intencionalidad de establecer una misión para su catecumenado, no pudiendo cristalizar esta idea por motivo de que la población indígena atravesaba por una pandemia. Entonces, no es sino hasta 1532 cuando, finalmente, lleva a cabo su gran proeza: juntar todos los pueblos diseminados en torno al gran valle y reunirlos en el punto poblacional más importante llamado Zapotlán, rebautizando a dicha comunidad con el nombre de Santa María de la Asunción.


Las hipótesis ventiladas sobre este nombre se traducen en tres interpretaciones académicas: primera, que el espíritu misionero de Padilla le haya hecho traer consigo a la diminuta advocación mariana a la que puso bajo su protección el proyecto de conversión; segunda, que, en una fecha aproximada a la celebración de este misterio religioso, haya concebido la refundación; y, tercero, que, como se ha manejado, el pueblo fue erigido el 15 de agosto.


Por otro lado, la gran mayoría de los cronistas mencionan que el episodio se verificó en el citado 1532 y no en 1533 como se ha manejado. Si esto fuera reconsiderado, dado que carecemos de una cédula real fundacional, entonces nuestra primitiva Santa María de la Asunción de Zapotlán, hoy la cosmopolita Ciudad Guzmán, está conmemorando su 490 aniversario, y estamos a escasos diez años para festejar los 500 años de nuestra fundación hispánica.


Fray Juan de Padilla no construiría un convento formal sino hasta 1535, cuando el primer virrey de la Nueva España le otorga su apoyo para consolidar su gran proyecto de catequesis, propagando la religión católica en todos los rincones del actual Sur de Jalisco y el Estado de Colima.




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