Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
La
costosa obra del nuevo malecón construido con recursos del Gobierno del Estado
de Jalisco y el cual fue recientemente inaugurado y puesta en servicio de la
comunidad en general, requiere de algunas mejoras y, sobre todo, que haya quien
esté al pendiente de su cuidado y administración, para que el proyecto
realmente cumpla el objetivo con que fue construido y en beneficio de sus
usuarios, principalmente.
En visita hecha al lugar para
conocer el inmueble, que sin duda tuvo un costo muy considerable, cien millones
de pesos, y con ello se le dio plusvalía al sitio Ramsar que es el vaso
lacustre que se ubica en los municipios de Zapotlán el Grande y Gómez Farías,
se pudo observar algunas pequeñas fallas en su proceso de construcción y
equipamiento, por una parte, no están abiertos al público los servicios de
sanitarios, y para que los visitantes depositen basura y desperdicios no fueron
colocados, salvo dos bolsas de plástico que cuelgan de igual número de postes
del alumbrado interno, lo que deja mucho que desear en una obra de esta
naturaleza.
Por otra parte, la tarde del martes
nueve de agosto, fecha del recorrido por el lugar, se produjo una ligera lluvia
que provocó algunos pequeños encharcamientos en sus andadores y, sobre todo, en
espacios donde se colocaron bancas metálicas para que los visitantes puedan
sentarse para disfrutar el paisaje o descansar, lo que denota que en la
realización de la obra no se tomó en cuenta cuidar los niveles de piso,
provocando que el agua se quede estancada donde hay estructuras metálicas,
bases de postes de la iluminación y bancas, pues no se previeron desagües para
el caso de presentarse lluvias, incluso de mayor intensidad a la ocurrida en la
fecha señalada.
De igual forma, no se captó la
presencia de personas que puedan estar al pendiente de las instalaciones, tanto
como para ofrecer atenciones a los visitantes, preservar la limpieza del lugar
y vigilar que no se presenten acciones o usos inadecuados de este espacio
público. De igual forma para que el servicio de sanitarios esté disponible para
quienes lo necesiten, que sus instalaciones estén limpias y con los elementos
higiénicos indispensables para quienes puedan recurrir al lugar. Además hace falta
eliminar elementos materiales que quedaron en los puntos que tocan las aguas de
la laguna, para que no se demerite la obra y tengan sus instalaciones un
aspecto digno del lugar y para quienes lo visiten.
Estas tareas no se sabe si van a
corresponder al Gobierno Municipal de Zapotlán el Grande, o si el Gobierno de
Jalisco vaya a disponer personal y los elementos para que todas las
instalaciones, además de seguras, estén limpias, para uso y beneficio de los
visitantes, que los sanitarios y la torre de observación estén abiertos al uso
del público y, de ser necesario, se hagan las pequeñas obras que eviten
encharcamientos en algunas de sus áreas, pequeños detalles superables y que
debieron contemplarse antes de que se dispusiera como obra terminada y para el
uso de los visitantes.
Aunque se dice que las comparaciones
son odiosas, de vez en cuando es necesario hacerlas para motivar a la
reflexión, a la inconformidad sobre el porqué no se hacen bien las cosas en las
que se invierten suman de dinero muy considerables, que si bien se pueden
catalogar como proyectos futuristas, de equipamiento y de esparcimiento, que
tanta falta hacen en Zapotlán el Grande y en otros puntos de la Región sur de
Jalisco, no tienen que quedar con fallas, omisiones y medidas que permitan su
uso, conservación y buen servicio para quienes se destinan, como es el caso al
que se hace referencia, que si bien en su gran mayoría es un obra que amerita
una calificación alta, y lo que le falta y en lo que se falla no es mucho, sí
necesario de corregir.
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