Aquiles
Córdova Morán
Hemos
oído en forma sistemática que vivimos en un régimen democrático, que atendiendo
a sus raíces quiere decir que el pueblo gobierna, o en forma más simple los
pobres, que somos la inmensa mayoría de los mexicanos, mandamos en este país; y
no sólo hemos oído hasta el cansancio que nuestro régimen es democrático si no
que cualquier mexicano que lea la Constitución, las leyes y los reglamentos
entenderá que esta gran nación es Republicana. Sin embargo, la realidad muestra
claramente que una minoría detenta el poder, decide por todos y gobierna en
nombre de las mayorías, ¿Cómo se explica esta paradoja?
Hemos
oído en forma sistemática que vivimos en un régimen democrático, que atendiendo
a sus raíces quiere decir que el pueblo gobierna, o en forma más simple los
pobres, que somos la inmensa mayoría de los mexicanos, mandamos en este país; y
no sólo hemos oído hasta el cansancio que nuestro régimen es democrático si no
que cualquier mexicano que lea la Constitución, las leyes y los reglamentos
entenderá que esta gran nación es Republicana. Sin embargo, la realidad muestra
claramente que una minoría detenta el poder, decide por todos y gobierna en
nombre de las mayorías, ¿Cómo se explica esta paradoja? ¿Por qué la política,
la economía, la legislación, está volcada solo para el lado de los que detentan
el poder? ¿Por qué la inmensa mayoría vive en condiciones difíciles y hasta
deplorables? ¿Por qué una minoría domina casi completamente a la mayoría y
además diga que ésta gobierna?
Estas
preguntas y otras más que se hacen los mexicanos más conscientes y más
preocupados por la situación en que se vive, muchas veces no encuentran una
respuesta clara y contundente y por lo tanto a veces buscan salidas como la de
imitar las formas que la minoría dominante utiliza para resguardar su posición,
tal es el oportunismo, la corrupción, la simulación, el individualismo, la
demagogia, y hasta la delincuencia, una muestra de ellas es la forma en que se
dan las elecciones en nuestro país, en la que todo mundo sabe que no son democráticas,
porque el poder y el dinero intervienen en forma definitiva. Ejemplo de ello es
que de acuerdo a las leyes sólo los partidos políticos, del que se sabe muy
bien que son manejados en forma elitista, son los que designan a los
candidatos, el pueblo no los escoge, es pues una simulación de democracia pues
esos candidatos son producto de arreglos de intereses a veces inconfesables y
ocultos y que a veces saltan a la vista; es cierto que en forma reciente se han
aprobado leyes que dan cabida a la postulación de candidatos independientes,
pero todo mundo sabe que de una u otra manera también son parte de la elite que
decide quien debe gobernar, o la otra es que se ponen barreras tan altas que no
es fácil saltarlas.
Una vez electos los candidatos se
inician las campañas, no tienen nunca diferencias notables en los discursos, en
las promesas, en la visón, en el plan de trabajo, y cuando las hay, la mayoría
de las veces sus discursos están compuestos por biografías preparadas de
autoalabanzas, de frases generales huecas y de presunción de anticorrupción, de
presunción de juventud o de sexo, de simulación de sencillez, de humanismo, de
buen carácter, etc., eso sí, aderezado con manejo de imagen que es lo más
importante, preparada por expertos en publicidad y propaganda, por espectáculos
musicales, por ruido, escándalo, globos y adornos, sin faltar desde luego los
famosos utilitarios: cubetas, cestos, cacerolas, playeras, gorras, camisas,
chamarras, juguetes, calendarios etc., hasta llegar a regalar por algunos despensas
alimenticias, cobijas, fertilizante, semilla, programas de vivienda u otro tipo
de mercancías, la mayor parte provenientes de recursos del erario y que de una
manera mágica aparecen como parte del candidato, ya sea que en eventos o en
"toque de puertas" como le llaman donde la publicidad del candidato
abrazando a un niño, a una madre, a una anciana o una persona humilde campea
por todos lados hasta llegar a los arreglos monetarios personales o de grupo,
después acercándose la elección vienen la compra de conciencias, los acarreos
el día de las votaciones y al final aparecen los llamados mapaches, expertos en
alterar los resultados de la votación, a pesar de las medidas que se dicen que
se toman en cada urna o en cada casilla, y aun por si las dudas les quedan los
tribunales electorales, que como siempre juegan su papel cuando son necesarios
para quitarle el triunfo a algún candidato no deseado.
Todo
esto tiene el objetivo de preservar el poder para quien lo detenta, es decir
que en los puestos fundamentales, en donde se toman las decisiones más
importantes o en donde existen recursos apreciables, la clase política pone
especial cuidado para tener el control y la mayoría del mismo. Así se explica
cómo en un país como el nuestro la elite política entrañablemente unida a la
elite empresarial y dueños del dinero, controlan "democráticamente" a
la inmensa mayoría que es el pueblo pobre, compuesto por obreros, campesinos,
empleados, maestros, pequeños comerciantes, desempleados, estudiantes etc.,
etc., y es posible porque el pueblo pobre no protesta ni está en posibilidades
de hacerlo, pues además de engañado, está aislado, desunido, dividido, suelto,
libre, independiente de sus propios hermanos de clase y por lo tanto
inconsciente e ignorante de las causas que lo mantienen en la pobreza y en la
marginación, y cuando está organizado por dirigentes charros y traidores para
votar por los candidatos que le imponen le sirven a los intereses opuestos a
ellos, por ello no puede luchar y si lo hace es derrotado porque la élite que
gobierna está preparada, unida y organizada y además tiene el poder el dinero y
el control ideológico a través de los medios masivos de comunicación, los
cuales lo componen una nube de periodistas y escritores que le sirven a sus
intereses .
La
historia le ha dado solución a este problema, solo cuando el pueblo mayoritario
y pobre, el pueblo trabajador, el que produce la riqueza, el que por ley
democrática le tocaría gobernar para hacer valer sus intereses, el único que
puede combatir con éxito los grandes males de la sociedad, se une se organiza
masivamente e independiente de la élite del dinero, cuando lucha pacíficamente
y de acuerdo a la ley, podrá competir con éxito y derrotar a los dueños del
dinero, si no lo hace no podrá mejorar sus condiciones de vida, ni defender sus
propios intereses y entonces seguirá teniendo el gobierno que se merece.
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