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domingo, 3 de julio de 2022

¡Ya basta!, dicen obispos


  

 

Juan José Ríos Ríos

 

 

En templo de Ciudad Guzmán, concretamente en el de San Isidro, se dio a conocer a los asistentes a la misa del mediodía, el mensaje de los obispos del país por la paz, haciendo eco a la postura del Papa Francisco, que dijo: ¡Cuántos asesinatos en México!, en la Audiencia General del 22 de junio de este año. ¡Cuánta maldad y desorden social! expresamos nosotros como obispos mexicanos!, agregan por su parte los prelados mexicanos, considerando que la estrategia de seguridad ha fracasado.



            La gota que derramó el vaso, sin duda, y que de hecho hace a la Iglesia tomar esta postura, fue el crimen cometido contra dos jesuitas, lo que se incluye en el texto difundido de la siguiente manera: “El reciente asesinato de un civil y de dos sacerdotes Jesuitas dentro del templo católico de Cerocahui, en la región de la Tarahumara en Chihuahua, no es más que una muestra más de la falta de valores y sensibilidad a la que se ha llegado, perdiendo todo respeto a la dignidad humana. “Los datos oficiales nos hablan de casi 122,000 asesinatos a manos de los criminales durante los tres años y medio”.


            Esto, sin duda, hace alusión al gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, aunque la violencia no es de ahora, viene de tiempo y de gobiernos muy atrás de los 3.5 años transcurridos, sin que ello deje de tener significado o valor el manifiesto de los obispos, agregando que no es tiempo de echarle la culpa al pasado, indicando que ante la gravedad de los hechos, “Hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades, en consonancia con el pronunciamiento que se ha realizado desde el Senado de la República: es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando”.






            Por considerarlo de interés público, reproducimos la mayor parte del boletín emitido por el  CEM (Consejo del Episcopado Mexicano, que dice: ”Los obispos mexicanos nos dirigimos como pastores de la comunidad católica, al Pueblo de México con profunda preocupación por la creciente violencia que sufre nuestro querido País y con una gran tristeza por la pérdida de miles de vidas inocentes que llenan de luto a familias enteras. El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo.


            El reciente asesinato de un civil y de dos sacerdotes Jesuitas dentro del templo católico de Cerocahui, en la región de la Tarahumara en Chihuahua, no es más que una muestra más de la falta de valores y sensibilidad a la que se ha llegado, perdiendo todo respeto a la dignidad humana. Los datos oficiales nos hablan de casi 122,000 asesinatos a manos de los criminales durante los tres años y medio. ¡Cuántos asesinatos en México! ha expresado con dolor el Papa Francisco en la Audiencia General del 22 de junio de este año. ¡Cuánta maldad y desorden social! expresamos nosotros como obispos mexicanos.





            Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia. Reafirmamos nuestro compromiso manifestado en nuestro primer eje transversal del proyecto pastoral 2021-2024: LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ. Por tanto, hacemos un llamado a todo el pueblo de Dios, en especial a los sacerdotes, religiosos (as), catequistas, evangelizadores y demás agentes de pastoral, a sumarse en los trabajos por concretar el proyecto de PAZ de Cristo.


            Queremos manifestar nuestra cercanía y solidaridad con todas las víctimas, más allá de nuestras diferencias políticas o sociales, reconociendo que todos somos hermanos– Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos.


            Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades, en consonancia con el pronunciamiento que se ha realizado desde el Senado de la República: es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Es tiempo de escuchar a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación.


            Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social. Como obispos mexicanos en unidad con el Pueblo de México del que también somos parte, hacemos un respetuoso llamado a nuestras autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta. Creemos que “la paz es posible, que tiene que ser posible”. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. ¡No perdamos esta oportunidad!




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