Víctor
Hugo Prado
El
lunes, como pudieron vivirlo los habitantes de Zapotlán el Grande, la intensa
lluvia vespertina dio cuenta mediante una preliminar llamada de atención que no
estamos haciendo bien las cosas. No lo estamos haciendo en materia urbanística,
tampoco en la vertiente forestal y agrícola, menos en la parte de manejo de los
mantos acuíferos.
Los
ríos de lodo que bajaron por las calles de la “montaña oriente” dejan claro y
exponen que no existen árboles que amortigüen la caída de la lluvia y menos
eviten los arrastres de suelo cultivable, provocando las inundaciones de que
fueron objeto muchas colonias, calles y casas de la población. Hemos permitido
el cambio de uso de suelos, para cultivar agave y aguacate, principalmente,
dejando expuesta la tierra para deslaves fáciles. Hemos permitido el
crecimiento urbano sobre anteriores zonas boscosas y hemos tolerado el desvío
de los causes de arroyos naturales por rutas distintas sin prever sus
desbordamientos inmediatos sobre las zonas poblacionales.
Lo
que bajo el lunes del cerro, como decimos aquí, no era agua limpia,
transparente, como solía suceder ante las fuertes lluvias de otros años, eran
literalmente ríos de lodo, ríos de tierra cultivable, ríos de lo que antes fue
equilibrio climático que permitía el cohabitat de fauna y flora silvestre. De seguir
así, desmontando el bosque en poco tiempo veremos en la montaña oriente, cerros
deslavados, erosionados, sin vegetación, sin árboles, y sin agua, porque
justamente la función de la vegetación y arboles es retener el agua y recargar
los mantos freáticos.
Urge
que la comunidad organizadas en sociedad civil, la Universidad de Guadalajara,
ambientalistas, colonos, asociaciones de profesionistas, gobiernos municipal, estatal
y federal, empecemos a trabajar en este tema para adoptar las medidas que
permitan detener el deterioro de los recursos naturales. No se trata de ir en
contra de nadie que desarrolla actividades productivas, se trata de convocar
esfuerzos cooperativos y comunes para encontrar las soluciones adecuadas a un
problema que será recurrente, agravado por fenómenos como el calentamiento
global y que afecta a todos los habitantes de Zapotlán el Grande. Un ejercicio
sistemático de diálogo, de investigación técnica científica, de propuestas de
soluciones ante la destrucción forestal, esa será la ruta necesaria al que, de
entrada, el gobierno municipal debe atender. Ir sobre las causas y no sobre los
efectos.
Aprovecho
el espacio de Diario El Volcán para
expresar mi inconformidad ante el artero ataque a Susana Carreño, Directora de
Radio UdeG en Puerto Vallarta, me sumo a las voces que demandamos se
investiguen las causas y se castigue a los responsables.
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