Víctor Hugo Prado
Por el
avance de obra en la refinería de Dos Bocas, no había razón para ser inaugurada
¿acaso a usted le da por inaugurar los cimientos de su casa? No lo creo. Lo
haría cuando estuviera terminada, fuera habitable e incluso tuviera el menaje
para vivir en ella.
Dos
Bocas es una refinería que no produce ni una gota de gasolina, y que por lo
visto tardará todavía algunos años para hacerlo. Así, uno de los proyectos
emblemáticos del gobierno es también un monumento a la opacidad, como también
es un emblema contario a los esfuerzos globales de combate al cambio climático,
al no apostar por las energías renovables. Cuando la tendencia apunta al uso de
transporte eléctrico en los próximos años, nosotros nos aferramos a los autos
movidos por gasolina y diésel derivados del petróleo.
Respecto
a su costo inicial que fue presupuestado en 8 mil millones de dólares, el
gobierno ha reconocido que su costo ronda ya los 12 mil millones, pero especialistas
afirman que podrá costar entre 16 mil y 18 mil millones. Por cierto, dinero que
saldrá del bolsillo de los mexicanos, o que deberán pagar en los próximos años,
sacrificando la inversión en educación, en hospitales, en carreteras, en
seguridad, medicinas y tantas otras necesidades que demanda la sociedad.
Volviendo
al tema de la opacidad de Dos Bocas, sepa usted, que de acuerdo con una
publicación de Leonardo Núñez del 1 de julio en el portal de Mexicanos Contra
la Corrupción, la refinería no está en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
No existe una partida presupuestal que permita identificar cuánto dinero fue
aprobado a este proyecto.
La
refinería de Dos Bocas no está registrada en la cartera de inversión de la
Secretaría de Hacienda. Esto puede parecer un detalle menor, pero no lo es
–señala Núñez-. “La cartera de inversión es un sistema electrónico que contiene
la información de todos los programas y proyectos de inversión de las
dependencias, en los que pueden conocerse los montos que se gastarán, el avance
en la construcción y hasta las estimaciones de rentabilidad”. “Por lo tanto, no
sabemos cuánto se espera que cueste el proyecto. Se sabe que la refinería
«inaugurada» no ha sido terminada, pero no sabemos qué tan incompleta está”.
Tampoco
la refinería de Dos Bocas está en la Cuenta Pública, “que es el documento que
reporta cómo gastó el gobierno realmente en el año anterior. En consecuencia,
no sabemos cuánto se ha gastado en este proyecto, si han existido subejercicios
o ahorros y ni siquiera en qué se está gastando”.
Así
que estimado lector, la obra recién inaugurada lo único que está produciendo es
atole y nos lo ofrecen con el dedo.
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