Salvador
Mateo
Si
recordamos que el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque por más de
tres años y medio se había cuidado en sus discursos de no reconocerle ninguna
virtud al neoliberalismo, hace algunas semanas reconoció que el modelo
neoliberal “no es del todo malo”, no nos debe extrañar el enorme desliz que
cometió el mandatario en una de sus más recientes declaraciones matutinas al
decir "Un Gobierno sin corrupción no sirve para nada".
Además,
basta investigar un poco a que se deben los deslices que cometen las personas y
encontramos fácilmente explicaciones sumamente convincentes en que este tipo de
actos fallidos ocurren cuando una persona dice algo que es verdad, pero que no
hubiese querido admitir en ese momento. No perdamos de vista que uno de los
señalamientos constantes hacia AMLO ha sido el de construir realidades alternas
en sus mañaneras, totalmente alejadas de la realidad, haciendo afirmaciones sin
sustento, acusando sin ton de corruptos y de conservadores a sus críticos o los
que no comulgan con Morena y la 4T.
Bajo
este contexto, los que nos hemos dado cuenta de que las afirmaciones y los
permanentes ataques infundados de López Obrador en contra de los mexicanos que
reprueban sus políticas basadas en el neoliberalismo, en especial contra los
integrantes del Movimiento Antorchista, no tienen otro fin más que el de
desarmar al pueblo trabajador de la organización popular, el arma más eficaz y el único que tiene el pueblo trabajador,
para dejarlo inerme ante sus enemigos: la delincuencia, la marginación y la
pobreza; no podemos quedar cruzados de brazos, pues está claro que el papel que
los beneficiarios del neoliberalismo le tienen asignado al jefe e ideólogo de
los morenistas es la de adormecer la conciencia del pueblo de México,
llevándolo a admirar al supuesto benefactor y a esperar la dádiva, en lugar de
luchar y exigir.
Al
respecto resulta interesante y muy útil el artículo ¿Qué harían sin Obrador? de
la periodista Viri ríos. Me permito compartir a mis posibles lectores unos
extractos: López Obrador ha sido un dique de contención para el descontento
social. Alquimista de la esperanza, su narrativa ha sido excelsa en domar al
tigre. Otros países no tienen domador. La vorágine del descontento social llevó
a Chile a un estallido que culminó con un Estado de emergencia y la refundación
de su constitución. Perú se ha convertido en un hervidero que no deja de
hundirse con protestas y bloqueos. En Argentina, tan solo en lo que va del año
ha habido 3,450 protestas, el país se encamina a su más alto nivel conflictivo
registrado. Colombia, por su parte, destronó a su clase política completa y se
dirige a una elección sin representación del centro político.
Por
eso son contados los grandes empresarios que realmente están disconformes con
Obrador. Salvo Claudio X. González (un heredero rebelde) y un puñado de
industriales, no hay un bloque opositor empresarial duro. El CCE (Consejo
Coordinador Empresarial) no ha querido moverle, Walmart salió de la ANTAD
(Asociación Nacional De Tiendas De Autoservicio Y Departamentales) cuando
querían ponerse beligerantes y no hay un solo empresario que (en privado) no se
angustie al pensar ¿qué hubiera pasado con México sin Obrador?
Por
otra parte. En el portal digital de la Universidad de Guadalajara, con fecha 15
de junio de 2022 está disponible un boletín informativo bajo el título: Fracasa
combate a la corrupción en México, advierte informe del IIRCCC del CUCEA. El
texto dice: El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) mexicano ha fracasado
debido a la defectuosa implementación de obligaciones y sanciones, y a la
burocratización del organismo; esto, de acuerdo con el “Informe sobre el
combate a la corrupción en México. Informe País, 2020” del Instituto de
Investigaciones en Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción (IIRCCC),
adscrito al Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA),
presentado en el Paraninfo Enrique Díaz de León.
El
Director del IIRCCC, Mauricio Merino Huerta, aseguró que el informe presentado
no fue construido para producir escándalo, ni se refiere a hechos de corrupción
específicos, “ni tampoco es una denuncia, no es un pleito, no hay tiro; lo que
queremos es que el Sistema Nacional Anticorrupción funcione bien, sin
procrastinar y sin pretextos burocráticos”.
Así
las cosas, el desliz de López Obrador de que “un gobierno sin corrupción no
sirve para nada” no es gratuito, no es casual. Se trata de un guiño a los
dueños del dinero, de la misma manera que cuando dijo que el problema del
capitalismo no era la explotación, sino la corrupción y al confesar que el
modelo neoliberal no es del todo malo. Con estas declaraciones deja ver que su
objetivo último es defender el capitalismo, así sea en su versión más salvaje,
es decir el neoliberalismo.
Cada
vez más se hace evidente que Morena y la 4T es solo el rostro maquillado del
viejo sistema, políticamente del PRI, y económicamente del neoliberalismo
heredado desde los ochenta, con careta “nacionalista”, para consumo de los
incautos, que siguen aplaudiendo todo lo que hace y dice AMLO.
Esta
realidad solo se puede combatir con la formación de una nueva clase política
que luche por el poder, más educada, más culta, más digna y libre, y esa clase
está en proceso de formación en el Movimiento Antorchista Nacional. Por lo que
invito a todos los mexicanos a que se unan a las filas del Antorchismo para
hacer de México una patria más digna y mejor en beneficio de todos.
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