Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
En un
hecho inédito, la Universidad de Guadalajara, a través de la asociación civil
Género y Desarrollo (Gendes), capacitó a los primeros 27 hombres en
un modelo para la erradicación de las conductas violentas de género, que
ellos mismos replicarán en diferentes instancias de la Red Universitaria.
Durante una semana trabajadores universitarios provenientes de las regiones del
estado, participaron en charlas, talleres y ejercicios.
La intención no sólo es acabar con
el acoso y el hostigamiento en las aulas y dependencias, sino que más hombres
inicien un proceso para que reconozcan, cuestionen y atiendan sus
violencias en comunidad y en espacios seguros, dinámicas que verdaderamente
harán un cambio al interior de la UdeG.
La titular de la Unidad de Igualdad
de la UdeG, Érika Loyo Beristain, explicó que esta primera generación seguirá
un proceso de capacitación en línea en los próximos meses para la
identificación de modelos terapéuticos, para luego aplicarlo en los distintos
campus y dependencias de la UdeG. “La pretensión es que comiencen a derivar
personas a partir de septiembre. Pensamos que podremos ir formando una
segunda generación a finales de año, que nos permita ampliar esta red de
reeducadores y ampliar la perspectiva de derivación; así como hacer procesos
preventivos”.
Este modelo aplica para todos los
hombres, independientemente de su cargo o de su condición en la comunidad
universitaria, tanto para quienes han generado violencia de género o de otros
tipos. “La figura del reeducador no sólo podrá generar grupos para replicar el
modelo al interior de los planteles, sino que también en sus localidades, básicamente
para ejecutarlo sólo necesita un espacio con sillas, lo que lo hace sencillo de
replicar”, agregó Loyo Beristain.
El Director y Fundador de Gendes,
AC, Mauro Antonio Vargas Urías, explica que la primera barrera para reconocerse
como hombre violento es desafiar el sistema de creencias que se tiene y el
miedo. La mayoría de los hombres, en México por lo menos, en algún momento
hemos ejercido violencia hacia mujeres, personas de la diversidad sexual u
otros hombres, incluso hacia nosotros mismos al no autocuidarnos o no prevenir
circunstancias de riesgo; pues el sistema de creencias nos lleva a estar en el
alarde”.
“Generalmente los hombres tenemos
miedo de aceptar que hemos sido violentados, porque el andamiaje social nos
dice que nunca debo admitir que, cuando recibo violencia, también contacto
emociones como miedo, dolor, tristeza o ansiedad, y debo convertir todo
eso en enojo, que es la que se faculta socialmente para poder enfrentarlo”,
explicó.
Indicó que trabajar con la UdeG es
satisfactorio y de gran desafío, pues muchas veces quienes se desenvuelven en
la academia no consideran que ejercen violencia, ya sea como profesor al hacer
comentarios o conductas que vulneran. El modelo que socializa Gendes busca que
cualquier hombre pueda acceder a un espacio libre de estigmatización, para
todos, con una lógica constructiva y para prevenir daños con los vínculos
con colegas, amigos y familia.
Sin duda que este ejercicio dará sus
frutos en beneficio de toda la comunidad universitaria y, a su vez, tendrá que
reflejarse en la conducta personal de cada uno fuera de ésta, un primer paso
que debiera de replicarse en otras instituciones e incluso formara parte de la
formación educativa que se imparte en las aulas, para que de esta manera no sea
un esfuerzo aislado, con resultados positivos para y dentro de la UDG y la gente
que labora con ésta, un cambio de conducta nunca llega tarde y más si realmente
se trata de lograrlo.
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