miércoles, 29 de junio de 2022

La violencia en nuestro país


 

José de Jesús Juárez Martín

 


 Nuestro querido México, como en todo el mundo sufre de los estertores de la violencia irracional del hombre contra el hombre en las interrogantes  cercanas racionales de ¿por qué? y ¿hasta cuándo?, sin una respuesta fundada en la racionalidad, porque desde nuestra ciudad, donde hay desaparecidos, y homicidios casi siempre impunes y sin solución , los 122 mil muertos en el curso de tres años, es una marca, tal vez récord en tiempos de paz como presumimos que México atraviesa en estos sexenios cercanos y no exentos de esa violencia que ciega vida de ciudadanos y lleva luto a las familias y comunidades de las víctimas.



¿Dónde radica esa raíz de violencia y criminalidad en la sociedad? Simplemente difícil de contestar, pero tal vez en la educación familiar de nuestras sociedades, la violencia de los medios de comunicación, y tal vez en no saber perdonar las pequeñas, faltas u ofensas de los prójimos, porque desde la infancia deseábamos demostrar nuestra fuerza y dejar una lección al que osara ofendernos, lección abierta para continuar con una violencia mayor y así sucesivamente guiados por el rencor humano, que pocas veces busca la justicia, sin que en nombre de justicia se violenta y la violencia, engendra más violencia, lo hemos visto desde siempre en nuestros ambientes y los conflictos que involucran las guerras, actualmente un país poderoso agrede a un país pequeño y vaya que cualquier ofensa o ataque a ella la poderosa, ya hubiese terminado, es pues el germen de avasallar al que agrede, en nuestro ser tal vez esté presente esa raíz que debe ser encauzada por una educación familiar o social para una convivencia fraterna y comunitaria, así que la familia y la escuela son las primeras en tratar de allanar los problemas que se suscitan en nuestro entorno y en la proximidad personal.







Los que somos creyentes y seguidores de Jesucristo, tenemos la oración llena de sentido humanitario, cuando nos reconciliamos con la Divinidad al implorar perdón de nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y pedimos finalmente en la oración que no nos deje caer en la tentación. Amén.


¿Por qué buscar la raíz en los sexenios anteriores, de la violencia de un país, si para eso hay instituciones encargadas de guardar el orden y mantener ahora la paz? El H. Ejército Nacional, las diversas policías, son quiénes deben de apacentar las insidias y conatos de violencia según las leyes que pretenden regirnos como país civilizado, y nosotros hagamos un voto de adhesión a nuestras autoridades, y tal vez las situaciones se vayan solucionando. Llenar de razones y dar tiempo para que gocemos de una Patria tranquila consigo misma y con los demás países.

 

 

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