Juan
José Ríos Ríos
La
herida producida a Ciudad Guzmán por la falla geológica que la cruza y que se
manifestó de una manera violenta y definitiva desde ocurrido el temblor del 19
de septiembre de 1985, cada vez se agrava más y su proceso destructivo se hizo
sentir una vez más la tarde del martes 21 de junio, afectando más viviendas y
espacios que se localizan en su trayecto.
Está visto, dado su origen, que este
desplazamiento de la tierra no parará, y continuará eternamente su proceso de
avance y de afectaciones, por lo que, aparte de resignarse a ello, las
autoridades debieran ya tomar más en serio cartas en el asunto y aplicar
medidas más eficaces de las tomadas hasta ahora, para que en el futuro cercano
y a largo plazo, se evite el asentamiento de viviendas, negocios o empresas en
su trayecto, y con ello evitar peligros y pérdidas materiales de las que ya se
han sufrido.
Esta vez las afectaciones fueron más
pronunciadas desde la calle Manuel M Diéguez y se agravaron en la zona donde se
encuentra el inmueble que muchos años atrás operó como sede del entonces
CONASUPO, mientras que el espacio, donde posterior al temblor del 8 se asentó
de manera provisional la terminal de autobuses, y fue transformado en un
espacio público recreativo, se produjeron más daños al igual que en el área
donde se ubica la colonia Santa Rosa.
La falla geológica o “Abra”, como
coloquialmente se le denomina, ha producido grandes desniveles por la calle
Morelos, entre Bravo y Allende, pero desde 1985 a la fecha la fuerza que la
mueve se ha enfocado por la de Manuel M Diéguez e Ignacio Ramírez, en donde
hace cosa de tres o más años ya se había dispuesto la reubicación de varias
familias cuyas casas resultaron afectadas y por lo tanto inhabitables, lo que
no se dio del todo, pese a que se les asignó terreno para ello.
Ahora, son más las fincas dañadas y
por lo mismo más personas las afectadas, que si bien es cierto ninguna de éstas
ha querido o fue alojada en los albergues, pues prefirieron darse calor con
familiares o amigos, muchas de éstas ya no podrán habitar sus casas, deben de
considerar los riesgos que corren y aprovechar, e incluso exigir en su caso, la
ayuda que les debe brindar la autoridad en sus tres niveles de gobierno;
municipal, estatal y federal, pero también cumplir las disposiciones que se les
asigne, para garantizar su seguridad y que no pierdan del todo su patrimonio.
El efecto que produjo el
agravamiento de la falla geológica, gracias a las redes sociales tuve una
difusión a nivel mundial sin duda, no pasó desapercibida y familiares de
personas que viven en Ciudad Guzmán, buscaron la forma de entablar comunicación
y conocer qué daño o afectación habían sufrido, lo que no se dio porque tal vez
no pasó de ser un movimiento de tierra que se sintió con más fuerza en las
zonas de la ciudad que se ubican en las inmediaciones de la falla, porque
personas que viven en núcleos habitacionales establecidos el oriente y sur
oriente de la zona urbana de la ciudad, dijeron no haber notado o sentido el
que fue denominado temblor de tierra, lo que sin duda alguna, aparte de no
sufrir afectaciones de ningún tipo, tampoco alteró su estado de ánimo.
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