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miércoles, 1 de junio de 2022

Gracias a Dios


  

Juan José Ríos Ríos

 

 

Les comparto un agradecimiento que doy a Dios, a la vida, a las personas que me han ayudado a crecer y a los amigos que me han apoyado de la profesión que he desempeñado durante los últimos 56 años en medios de comunicación, que comprenden la radio, el periodismo y un poco en la televisión local. El tiempo ha pasado muy rápido, increíblemente rápido, las personas no viven de sus recuerdos, los recuerdos se olvidan, pero quiero dejar, por escrito, parte de ellos como constancia de lo que he sido y hecho, y, como ya lo señalé, por agradecimiento.



            El cambio en mi vida inició el nueve de mayo de 1966, cuando fui llamado a colaborar a la radio XETY, Radio Tecomán, por quien en ese entonces era el delegado sindical y locutor, mi tío Manuel Ríos Novela. Allí me quedé y comencé a vivir una etapa nueva, diferente y que me permitió, con el tiempo y con el apoyo de personas como don Víctor Manuel Martínez Jiménez, obtener mi licencia de locutor categoría B, tras presentar dos exámenes obligatorios para ello, ocurrido allá por los años 1968/69 en la ciudad de México.


            El temblor del 30 de enero de 1973 casi acabó con el edificio de la radio, estaba en turno, eran poco más de las tres de la tarde, acababa de poner al aire la melodía Vete con ella, que grabó Mayte Gaos, cuando ¡zaz!, la tierra se sacudió, feo, casi me cae encima el inmueble donde laboraba, poco faltó para que se derrumbara. De allí se produjo el debacle de la radio local y, tras una prolongada huelga, ya casado y con mi primer hijo pequeño, Dios volvió a obrar en mi favor, me puso en contacto con mi compañero locutor Salvador Gutiérrez Morales (qepd), que procedía de Guadalajara, a donde vino a hacer su lucha y me dijo: “Por qué no prueba suerte en Guadalajara”.


            Vine a la Perla Tapatía, me entrevisté con el Secretario General del STIRT Jalisco, licenciado Ramón Cano Pérez, quien me dio oportunidad de laborar en ZZ, una estación de radio que era mi favorita por la música que transmitía, de donde se me canalizó a esta tierra bendita llamada Ciudad Guzmán, llegando a la XEBC en el año de 1974, precisamente un 4 de agosto, siendo gerente de la empresa, de la que también formaba parte la XEIS, La Rancherita del sur, el señor Jorge Valdovinos López. Allí estuve hasta el 15 de abril de 1985, antes del fatídico temblor del 19 de septiembre de 1985, retirándome siendo locutor y conductor del programa Teléfono Ranchero, que tantas satisfacciones me produjo conducirlo. Hasta aquí una parte de la etapa en la radio, hubo mucho.


            En la XEBC y en la XEIS. Fui conductor y prácticamente el responsable total del noticiero Nuestra Ciudad, como de 1975, cuando se transmitía por la XEBC, La Buena Onda, hasta el mes de mayo de 1979, pero que, por decisión de la empresa que representaba el señor Valdovinos, se canceló el noticiero. Ello me alertó, pues mi salario se reducía al sólo pago como locutor, no me era suficiente para las necesidades que tenía en lo personal y con mi familia, lo que me obligó a mirar a mi alrededor y, Dios, nuevamente, intervino en mi favor, llegó a mis manos un periódico pequeño, tipo tabloide, que se llamaba OCHO COLUMNAS, que prácticamente era un medio interno y de práctica para los estudiantes de periodismo de la UAG, su Director; Tranquilino Contreras Rentería, mi amigo de infancia y posterior compadre.






            Y comencé en el periodismo. Para no hacer muy largo el asunto, les diré que a invitación de Contreras Rentería, en el ánimo de apoyarme en mi necesidad de trabajar, me invitó a incorporarme como periodista, sin serlo en realidad, pues sólo conducía y leía notas en Nuestra Ciudad, de vez en cuando escriba algo, pero, por responsabilidad, acepté el reto, casi sin paga, y comencé a escribir. Gracias a este experimento y tras muchas batallas personales para que se respetara lo que hacía en esta Región sur como incipiente periodista, se le dio más espacio a lo que informaba, pegó el proyecto, se abrió la oficina (siendo alcaldesa la profesora María Elena Larios) que funcionó en la parte alta del Súper Che del T, y de allí nació la Sección Sur de OCHO COLUMNAS, bajo mi total responsabilidad, luego surgió la Sección Los Altos, Puerto Vallarta y, en lo que finalmente quedó hasta antes de su desaparición como medio informativo, ya no siendo director el señor Contreras Rentería.


            Estuve como titular y encargado de la oficina de OCHO COLUMNAS hasta el año de 1989. Al quedar fuera de la empresa, por decisión propia, prácticamente me quedé sin trabajo, pero viendo que no me faltaba ni un dedo de las manos ni de los pies, envié mi currículum al diario tapatío EL OCCIDENTAL, y zaz, de nuevo; fui designado corresponsal para la zona sur y posterior encargado de la oficina que finalmente cerré teniendo como sede el Edificio Florencia. En este querido y prestigiado medio informativo estuve hasta el 2013, fecha en que también cancelé el proyecto Tele Diez, Una televisión diferente, que era su lema, donde además de fundador fungí como director pero, que, definitivamente, sólo me dejó recuerdos y la satisfacción de intentar un proyecto nuevo. Gracias licenciado Ricardo del Valle del Peral, Director que fue de EL OCCIDENTAL.


            Lo propio. No es todo. Como periodista le di vida al primer periódico tamaño estándar que hubo en Ciudad Guzmán y la Región sur misma, se llamó El Regional (1983/87), luego fue revista Regional, posteriormente Plural, Enlace, Foro, Avante y Entérate. Todas, originalmente, nacieron como periódico tamaño tabloide, algunas con portada a color, impresas en el taller del señor Juan Manuel Chávez Brambila, publicaciones que se fueron quedando debido a costos, problemas con las maquiladoras, pues se llegó a trabajar con empresas de México, Guadalajara, Colima, Tecomán y Ciudad Guzmán, pero como no hay subsidios y como todo medio independiente que sólo ha buscado informar, que ha batallado con las constantes alzas del papel, tintas y otros inconvenientes, han pasado a mejor vida, sólo queda Entérate y las constancias impresas de todo ello.





            Aquí es conveniente reprochar la actitud que han asumido algunos alcaldes en todo este devenir del tiempo. Antaño que decían que los periodistas éramos borrachos y centaveros, de hecho siendo presidenta municipal Alberto Cárdenas Jiménez, éste señaló. “Todos los periodistas son una bola de corruptos y centaveros”, a quien le pedí pruebas de ello, que nunca aportó por cierto para respaldar su dicho. La verdad que el mayor trabajo informativo se hace en torno al gobierno local en turno, a lo que se dedica tiempo, equipo, trabajo, gastos de transportación, experiencia y dedicación, todo a cambio de casi nada en razón de lo que se trabaja y se invierte, pues el hecho de formar parte como proveedor de un servicio, los hay quienes creen o pretenden que ello obligue a callar o hacer lo que éstos indican, so pena de llamarnos “chayoteros”, cuando a cambio del pago que se hace, vía contrato, se entrega el producto y la factura correspondiente.


             En lo personal JAMÁS he cobrado sueldo en nómina, en ninguna parte, pese a que se me ofreció, incluso en el Gobierno del estado, ¡Viva la libertad de expresar, sin miedo, lo que sucede!, aunque a más de alguno no le parezca.


            Mi inclusión en el servicio público. Sin quererme hacer la víctima, en el pasado, en tiempos del gobierno municipal encabezado por Don Enrique Arreola Silva, él, en persona, y el profesor Carlos Arrieta González, en su calidad de Secretario General del Ayuntamiento, me fueron a buscar al domicilio donde inicialmente viví, por calle Colón, para pedirme que informara algo de lo que estaba haciendo como alcalde don Enrique, dedicando tiempo por las tardes acudiendo a ver lo asentado en los libros de actas a la tesorería municipal, era titular Fernando Covarrubias, para de allí obtener información y darle a conocer en Nuestra Ciudad Guzmán. No hubo paga ni equipo o presupuesto al respecto. También por invitación, tratando de servir a la ciudad, más que a la autoridad, consideraba (iluso) que el servicio público era eso, dar lo que puedes en el lugar donde vives, siendo titular de Comunicación Social en los gobiernos de la maestra María Elena Larios González y del licenciado Carlos Páez Stille, sin sueldo, sin equipo y sin presupuesto.


            Sin embargo, al término de la administración del licenciado Paez, se dijo que hubo “rapiña” en todos los departamentos, incluido comunicación social a mi cargo, cuando la mala voluntad de algunos se encargó de decirlo sin pruebas, insisto, no hubo paga, ni equipo ni presupuesto; para nada. Entonces comprendí que un periodista, no debe ser a la vez jefe o encargado de comunicación social, o, en su caso, parte de la nómina, bajo la denominación que sea. Hay más qué decir, pero sólo quiero concluir diciendo gracias a Humberto Silva Torres por invitarme a colaborar en su medio ya extinto, gracias a Milton Iván Peralta por ser, del único diario local con Diario El Volcán, parte del personal que colabora en su esfuerzo periodístico, gracias a quienes, en su tiempo, me reconocieron mi paso como locutor y como periodista, sigo activo con Entérate y, por ello, Gracias a Dios por todo y a los amigos que me han apoyado en mis andanzas como periodista, han sido 56 años, bien vividos y disfrutados.

           

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