Juan
José Ríos Ríos
Les
comparto un agradecimiento que doy a Dios, a la vida, a las personas que me han
ayudado a crecer y a los amigos que me han apoyado de la profesión que he
desempeñado durante los últimos 56 años en medios de comunicación, que
comprenden la radio, el periodismo y un poco en la televisión local. El tiempo
ha pasado muy rápido, increíblemente rápido, las personas no viven de sus
recuerdos, los recuerdos se olvidan, pero quiero dejar, por escrito, parte de
ellos como constancia de lo que he sido y hecho, y, como ya lo señalé, por
agradecimiento.
El cambio en mi vida inició el nueve
de mayo de 1966, cuando fui llamado a colaborar a la radio XETY, Radio Tecomán,
por quien en ese entonces era el delegado sindical y locutor, mi tío Manuel
Ríos Novela. Allí me quedé y comencé a vivir una etapa nueva, diferente y que
me permitió, con el tiempo y con el apoyo de personas como don Víctor Manuel
Martínez Jiménez, obtener mi licencia de locutor categoría B, tras presentar dos
exámenes obligatorios para ello, ocurrido allá por los años 1968/69 en la
ciudad de México.
El temblor del 30 de enero de 1973
casi acabó con el edificio de la radio, estaba en turno, eran poco más de las
tres de la tarde, acababa de poner al aire la melodía Vete con ella, que grabó
Mayte Gaos, cuando ¡zaz!, la tierra se sacudió, feo, casi me cae encima el
inmueble donde laboraba, poco faltó para que se derrumbara. De allí se produjo
el debacle de la radio local y, tras una prolongada huelga, ya casado y con mi
primer hijo pequeño, Dios volvió a obrar en mi favor, me puso en contacto con
mi compañero locutor Salvador Gutiérrez Morales (qepd), que procedía de
Guadalajara, a donde vino a hacer su lucha y me dijo: “Por qué no prueba suerte
en Guadalajara”.
Vine a la Perla Tapatía, me
entrevisté con el Secretario General del STIRT Jalisco, licenciado Ramón Cano
Pérez, quien me dio oportunidad de laborar en ZZ, una estación de radio que era
mi favorita por la música que transmitía, de donde se me canalizó a esta tierra
bendita llamada Ciudad Guzmán, llegando a la XEBC en el año de 1974,
precisamente un 4 de agosto, siendo gerente de la empresa, de la que también
formaba parte la XEIS, La Rancherita del sur, el señor Jorge Valdovinos López.
Allí estuve hasta el 15 de abril de 1985, antes del fatídico temblor del 19 de
septiembre de 1985, retirándome siendo locutor y conductor del programa
Teléfono Ranchero, que tantas satisfacciones me produjo conducirlo. Hasta aquí
una parte de la etapa en la radio, hubo mucho.
En la XEBC y en la XEIS. Fui
conductor y prácticamente el responsable total del noticiero Nuestra Ciudad,
como de 1975, cuando se transmitía por la XEBC, La Buena Onda, hasta el mes de
mayo de 1979, pero que, por decisión de la empresa que representaba el señor
Valdovinos, se canceló el noticiero. Ello me alertó, pues mi salario se reducía
al sólo pago como locutor, no me era suficiente para las necesidades que tenía
en lo personal y con mi familia, lo que me obligó a mirar a mi alrededor y,
Dios, nuevamente, intervino en mi favor, llegó a mis manos un periódico
pequeño, tipo tabloide, que se llamaba OCHO COLUMNAS, que prácticamente era un
medio interno y de práctica para los estudiantes de periodismo de la UAG, su
Director; Tranquilino Contreras Rentería, mi amigo de infancia y posterior
compadre.
Y comencé en el periodismo. Para no
hacer muy largo el asunto, les diré que a invitación de Contreras Rentería, en
el ánimo de apoyarme en mi necesidad de trabajar, me invitó a incorporarme como
periodista, sin serlo en realidad, pues sólo conducía y leía notas en Nuestra
Ciudad, de vez en cuando escriba algo, pero, por responsabilidad, acepté el
reto, casi sin paga, y comencé a escribir. Gracias a este experimento y tras
muchas batallas personales para que se respetara lo que hacía en esta Región
sur como incipiente periodista, se le dio más espacio a lo que informaba, pegó
el proyecto, se abrió la oficina (siendo alcaldesa la profesora María Elena
Larios) que funcionó en la parte alta del Súper Che del T, y de allí nació la
Sección Sur de OCHO COLUMNAS, bajo mi total responsabilidad, luego surgió la
Sección Los Altos, Puerto Vallarta y, en lo que finalmente quedó hasta antes de
su desaparición como medio informativo, ya no siendo director el señor Contreras
Rentería.
Estuve como titular y encargado de
la oficina de OCHO COLUMNAS hasta el año de 1989. Al quedar fuera de la
empresa, por decisión propia, prácticamente me quedé sin trabajo, pero viendo
que no me faltaba ni un dedo de las manos ni de los pies, envié mi currículum
al diario tapatío EL OCCIDENTAL, y zaz, de nuevo; fui designado corresponsal
para la zona sur y posterior encargado de la oficina que finalmente cerré
teniendo como sede el Edificio Florencia. En este querido y prestigiado medio
informativo estuve hasta el 2013, fecha en que también cancelé el proyecto Tele
Diez, Una televisión diferente, que era su lema, donde además de fundador fungí
como director pero, que, definitivamente, sólo me dejó recuerdos y la
satisfacción de intentar un proyecto nuevo. Gracias licenciado Ricardo del
Valle del Peral, Director que fue de EL OCCIDENTAL.
Lo propio. No es todo. Como
periodista le di vida al primer periódico tamaño estándar que hubo en Ciudad
Guzmán y la Región sur misma, se llamó El Regional (1983/87), luego fue revista
Regional, posteriormente Plural, Enlace, Foro, Avante y Entérate. Todas,
originalmente, nacieron como periódico tamaño tabloide, algunas con portada a
color, impresas en el taller del señor Juan Manuel Chávez Brambila,
publicaciones que se fueron quedando debido a costos, problemas con las
maquiladoras, pues se llegó a trabajar con empresas de México, Guadalajara,
Colima, Tecomán y Ciudad Guzmán, pero como no hay subsidios y como todo medio
independiente que sólo ha buscado informar, que ha batallado con las constantes
alzas del papel, tintas y otros inconvenientes, han pasado a mejor vida, sólo
queda Entérate y las constancias impresas de todo ello.
Aquí es conveniente reprochar la
actitud que han asumido algunos alcaldes en todo este devenir del tiempo.
Antaño que decían que los periodistas éramos borrachos y centaveros, de hecho
siendo presidenta municipal Alberto Cárdenas Jiménez, éste señaló. “Todos los
periodistas son una bola de corruptos y centaveros”, a quien le pedí pruebas de
ello, que nunca aportó por cierto para respaldar su dicho. La verdad que el
mayor trabajo informativo se hace en torno al gobierno local en turno, a lo que
se dedica tiempo, equipo, trabajo, gastos de transportación, experiencia y
dedicación, todo a cambio de casi nada en razón de lo que se trabaja y se
invierte, pues el hecho de formar parte como proveedor de un servicio, los hay
quienes creen o pretenden que ello obligue a callar o hacer lo que éstos
indican, so pena de llamarnos “chayoteros”, cuando a cambio del pago que se
hace, vía contrato, se entrega el producto y la factura correspondiente.
En lo personal JAMÁS he cobrado sueldo en
nómina, en ninguna parte, pese a que se me ofreció, incluso en el Gobierno del
estado, ¡Viva la libertad de expresar, sin miedo, lo que sucede!, aunque a más
de alguno no le parezca.
Mi inclusión en el servicio público.
Sin quererme hacer la víctima, en el pasado, en tiempos del gobierno municipal
encabezado por Don Enrique Arreola Silva, él, en persona, y el profesor Carlos
Arrieta González, en su calidad de Secretario General del Ayuntamiento, me
fueron a buscar al domicilio donde inicialmente viví, por calle Colón, para
pedirme que informara algo de lo que estaba haciendo como alcalde don Enrique,
dedicando tiempo por las tardes acudiendo a ver lo asentado en los libros de
actas a la tesorería municipal, era titular Fernando Covarrubias, para de allí
obtener información y darle a conocer en Nuestra Ciudad Guzmán. No hubo paga ni
equipo o presupuesto al respecto. También por invitación, tratando de servir a
la ciudad, más que a la autoridad, consideraba (iluso) que el servicio público
era eso, dar lo que puedes en el lugar donde vives, siendo titular de
Comunicación Social en los gobiernos de la maestra María Elena Larios González
y del licenciado Carlos Páez Stille, sin sueldo, sin equipo y sin presupuesto.
Sin embargo, al término de la
administración del licenciado Paez, se dijo que hubo “rapiña” en todos los
departamentos, incluido comunicación social a mi cargo, cuando la mala voluntad
de algunos se encargó de decirlo sin pruebas, insisto, no hubo paga, ni equipo
ni presupuesto; para nada. Entonces comprendí que un periodista, no debe ser a
la vez jefe o encargado de comunicación social, o, en su caso, parte de la
nómina, bajo la denominación que sea. Hay más qué decir, pero sólo quiero
concluir diciendo gracias a Humberto Silva Torres por invitarme a colaborar en
su medio ya extinto, gracias a Milton Iván Peralta por ser, del único diario
local con Diario El Volcán, parte
del personal que colabora en su esfuerzo periodístico, gracias a quienes, en su
tiempo, me reconocieron mi paso como locutor y como periodista, sigo activo con
Entérate y, por ello, Gracias a Dios por todo y a los amigos que me han apoyado
en mis andanzas como periodista, han sido 56 años, bien vividos y disfrutados.
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