Víctor
Hugo Prado
Más
allá de que en las elecciones para gobernador de este mes y año la coalición
que encabeza Morena y sus aliados ganó cuatro entidades federativas de seis, o
que la que encabezó el PAN, junto con el PRI y el PRD ganaron dos de
cuatro; y de que unos están muy vivos y
otros están más muertos que vivos, o de que sí o no habrá tiro para el 2024; en mi opinión, es que el INE fue un ganador
indiscutible, poniendo a prueba una vez más y demostrando que desde antes de la reforma constitucional
de 2014, el INE ha evolucionado como una Institución de carácter nacional
confiable, que posee estándares de calidad para organizar los comicios
electorales, y con ello fortalece la democracia electoral que algunos quieren
hacer tambalear.
Un
INE que pudo garantizar el ejercicio de los derechos político electorales de
los ciudadanos en general, que puso por encima de los partidos y candidatos a
los principios rectores que le dieron origen: legalidad, certeza,
imparcialidad, objetividad, independencia y máxima publicidad, establecidos en
su mandato legal.
El
actuar del árbitro electoral no estuvo ajeno a ataques provenientes de
autoridades y gobernantes, a desafíos y atropellos por el incumplimiento legal,
a la descalificación, las amenazas o agresión a las autoridades electorales, la
asfixia presupuestal y la amenaza de su desaparición con posibles reformas constitucionales
surgidas desde la ocurrencia. Pese a ello, el árbitro se mantuvo leal a sus
principios.
Ahora
le sobreviene afrontar el fortalecimiento del Estado de Derecho en materia
electoral, que no de pauta a regresiones antidemocráticas, entre ellas el advenimiento
de un presidencialismo omnipresente y omnímodo, casi desterrado pero que
amenaza con regresar con las peores prácticas como “destapar” a un candidato,
concitar la “cargada”, “palomear” candidatos, yendo en contra de los propios
estatutos y las reglas democráticas que deben cumplir y hacer cumplir los
partidos políticos.
El
INE está para organizar las elecciones, pero además para hacer que se cumpla la
Ley. Lo que ahora vemos, y seguiremos viendo, será intentar socavar la autoridad
de este órgano, dinamitar su capacidad jurídica y moral. Ya se hace con los
actos de precampaña que realizan los “presidenciables” de Morena, con los
montajes propagandísticos y publicitarios, en los mítines, en los eventos
públicos, criticados hasta por los propios, como lo hizo, el líder del Senado
Ricardo Monreal al señalar que la jefa de gobierno, el Secretario de Relaciones
Exteriores (SRE), y el de Gobernación, en el evento del domingo pasado en
Toluca, incurrieron en actos anticipados de campaña, promoción política
personalizada, y se evidenció que desde el poder se pueden construir
candidaturas “infladas”. Frente a ello el INE tiene el gran reto de darle curso
a la democracia por la vía de la legalidad en la que muchos gobernantes no
creen y no desean cumplir.
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