Fernando G. Castolo
¿Desde
cuándo los zapotlenses alentaron en sus corazones el anhelo de cristalizar la
idea de tener una sede episcopal? Ya las crónicas decimonónicas, desde el mismo
momento en que fue depositada la primera piedra de la nueva parroquia (1866),
por lo suntuoso y ambicioso del proyecto, empezaron a decir que estaban
edificando "su Catedral", por ser una construcción inspirada en las
formas y en los espacios de la Iglesia Catedral de Guadalajara.
El
neoclásico inmueble, sin duda alguna fortaleció esta idea en la comunidad y,
orgullosos, apresuraban su pronta culminación, ya realizando fuertes donaciones
en lo material o económico, ya sumándose a las faenas, ya cooperando en las
alcancías dispuestas, ya convocando a los feligreses en unirse a las
asociaciones pías que se encargaron de formar comisiones para el caso...
Esta
"Catedral", en su construcción, fue celebrada y aventajada por los
subsiguientes párrocos que le sucedieron al Cura don Antonio Zúñiga Ibarra,
entre ellos el recordado don Atenógenes Silva y Álvarez Tostado (quien alcanzó
la alta dignidad de Arzobispo de Michoacán).
Muy
pronto este edificio, símbolo del poder religioso en la región, fue terminado
(34 años después) y puesto al servicio del culto público en octubre de 1900.
Alentado por este proyecto de tener una verdadera "Catedral",
personajes como el canónigo don Antonio Ochoa Mendoza o el Obispo Alfredo
Galindo Mendoza (ambos hijos de Zapotlán), impulsaron con su fuerte influencia
en las altas cúpulas eclesiásticas esta idea: llegar a ser sede diocesana.
Claro
que también los laicos se sumaron a dicha aspiración, muchos de los cuales se
encontraban organizados en torno a grupos religiosos como la Acción Católica o
Caballeros de Colón. Finalmente, y gracias a la atinada intervención del
Arzobispo José Salazar López (de Guadalajara), así como del Obispo Leobardo
Viera Contreras (de Colima), el Papa Paulo VI, emite el Decreto "Christus
Dominus", el 25 de marzo de 1972, elevando a sede Diocesana tanto a San
Juan de los Lagos como a nuestra Ciudad Guzmán.
Entonces
sí, la antigua Zapotlán se convertía en la residencia oficial de un Obispo, a
quien se le dispuso de un sitial especial para ocuparlo, sitial que se conoce
como "cátedra", de donde toman su denominación los inmuebles que
habrán de ser la sede del Obispo en turno: la Catedral.
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