Fernando
G. Castolo*
Si algo
evidenció la fortaleza de nuestra Diócesis, en momentos de franca fragilidad,
fue la estoica presencia de esta institución religiosa en los acontecimientos
sísmicos de 1985. La pronta respuesta a los más vulnerables se justificó en la
medida en que el Obispo don Serafín Vázquez Elizalde venía trabajando, desde
hacía tiempo, las llamadas Comunidades Eclesiales de Base (CEB's), herramienta
que le permitió contar con un dominio pleno sobre las franjas o cinturones de
pobreza que cohabitaban en la Ciudad Episcopal.
Gracias
a las CEB's, se tuvo una pronta y certera respuesta en atender a las masas
damnificadas, por lo que nuestra Iglesia local fue propicia para solicitar,
canalizar y distribuir las ayudas nacionales e internacionales que coadyuvaron
en la reconstrucción de la trama urbana, generándose, incluso, nuevos
desarrollos habitacionales para soportar la fuerte demanda de la doliente
sociedad.
Basadas
en la teología de la liberación, las CEB's fueron determinantes en dar un
auxilio inmediato y eficaz en los individuos de las zonas urbanas y rurales que
padecieron terribles pérdidas en su patrimonio, sin contar los lastimosos
decesos humanos. Alguna vez, el recordado Padre Munguía expresó: "Don Serafín
no era josefino; él se hizo josefino después del 85".
A
partir de este episodio don Serafín pudo dimensionar el gran amor que el pueblo
le tiene a San José y, seguramente, ello le conmovió de forma abrumadora.
Lo
cierto es que aún retumba la fortalecida voz de Su Excelencia en aquella épica
Celebración Eucarística que convocó a miles de zapotlenses, y que tuvo
verificativo en el Estadio Olímpico: "Qué viva Señor San José!"; y el
pueblo al unísono contestaba con lágrimas contenidas en los ojos: "Que
viva!".
Aquel
fatídico episodio marcó sobremanera y desde entonces, ese tan particular rostro
de nuestra Iglesia Diocesana. San José, una vez más, evidenció su casta para
salvaguardar a la población; por algo, desde el momento mismo en que se crea la
Diócesis de Ciudad Guzmán, fue proclamado santo patrono protector contra éstas
y otras calamidades de índole natural.
*Historiador
e investigador.
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