Fernando G. Castolo
Claro
que elevar a categoría de Diócesis a una población requiere de una observación
acuciosa que incluye, por supuesto, la religiosidad de la comunidad, pero
también la capacidad económica de las fuerzas vivas, la accesibilidad a la
ciudad sede, la disposición del inmueble en que residirá su Pastor: el Obispo
Diocesano, y un largo etcétera.
En
una comida que tuvo verificativo en la ciudad de Colima, en el año de 1964, con
motivo de celebrar las Bodas de Plata de la consagración episcopal de su Obispo
don Ignacio de Alba, sin ningún encono fue ventilada, en la charla de algunos
personajes del alto clero, la realidad que se aproximaba: elevar a sede
Diocesana a Ciudad Guzmán.
Obviamente,
algunos coterráneos ahí presentes y conocedores de la circunstancia particular
de la antigua Zapotlán, cuando se les preguntó si habría alguna residencia en
la ciudad digna de un Obispo, presurosos comentaron que, en efecto, eso se
tenía arreglado desde hace tiempo; que doña Mariana Velasco viuda de Vergara,
había dispuesto que su hermosa casa-habitación se considerase para el caso.
Esta maravillosa finca (lastimosamente hoy seccionada) se ubica sobre la calle
Primero de Mayo (frente a la Plaza comercial del Río), y aún conserva los
rasgos de su antigua y bella arquitectura.
Su propietario fue el rico industrial jabonero
don Celso Vergara Silva. Cuando, finalmente, Ciudad Guzmán adquirió tal
categoría de Diócesis, el Obispo se instaló en el antiguo Curato. No fue sino
hasta el 27 de agosto de 1975 en que fue bendecida la residencia episcopal, en
un predio que obsequió doña María Mercedes Cisneros de Otero, sobre la calle
Colón.
Gran parte de la construcción fue costeada por
la Arquidiócesis de Guadalajara. Al interior de esta residencia fue instalada
la Capilla del antiguo Seminario (mismo que cayó en el sismo de 1973), hermosa
pieza de mármol que Carrara que fue obsequiada por don Antonio Arias Pedroza
(aquel mayordomo de impulsó la construcción de las torres de Catedral, y quien
igualmente impulsara la coronación pontificia de Señor San José).
La
residencia episcopal, sede de los Obispos en turno, ha sido ocupada por los
Excelentísimos Señores don Leobardo Viera Contreras (1975-1977), don Serafín
Vázquez Elizalde (1978-2000), don Braulio Rafael León Villegas (2000-2017) y, por
supuesto, don Óscar Armando Campos Contreras (2017-2022).
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