martes, 21 de junio de 2022

Ciudad episcopal III


  

Fernando G. Castolo

 

 

El primer Cardenal mexicano, José Garibi Rivera, siempre expresó un profundo amor y especial atención, durante su gobierno arquidiocesano, por la antigua Zapotlán el Grande, y ello específicamente por dos razones: en primer lugar por ser la tierra de sus primeros ancestros, quienes, llegando de la península ibérica, se radican en este pueblo desde finales del siglo XVIII; de hecho, su tío tatarabuelo, don Francisco Antonio de Garibi y Jugo, fue mayordomo de la función josefina en el año de 1802, así como firmante del juramento en que se confirma el patrocinio de San José, en el año de 1806.



El otro aspecto era su especial devoción hacia la paternal figura de San José (del que orgulloso llevaba su nombre), a grado tal que él mismo, al igual que su ilustre antepasado, encabezó las solemnidades josefinas de Zapotlán, en calidad de mayordomo, en el año de 1964. A pesar de este ferviente amor por una de las geografías más josefinas de todo el orbe, nunca le interesó y, mucho menos, permitió que la vieja Zapotlán de sus ancestros fuera elevada a sede Diocesana.


No estaba dispuesto en achicar el enorme territorio de su influencia eclesial, lo que lo convirtió en el más influyente personaje de la Iglesia Católica, en su época, en toda Latinoamérica. "Afortunadamente", expresarían varios zapotlenses, Su Eminencia falleció.





 En alguna ocasión en que alguien le sugirió la idea de constituir la Diócesis de Ciudad Guzmán, su respuesta fue contundente: "si eso llegara a pasar, haré que Sayula sea la sede de dicha Diócesis". Obviamente, don José Garibi Rivera, ya había mostrado insultantes acciones hacía con la Iglesia particular de Zapotlán, siendo la más enfática la que él mismo protagonizó en el polémico asunto de la coronación pontificia de Señor San José, en el año 1957. José Garibi Rivera fallecería el 27 de mayo de 1972.


La fecha designada para efectuar los ceremoniales en la erección de dos nuevas sedes diocesanas, desmembradas de la gran porción que dominaba Garibi Rivera, fueron: el 29 de junio para San Juan de los Lagos, y el 30 de junio para Ciudad Guzmán, del propio año de 1972.


Las campanas a vuelo de la nueva Iglesia Catedral esparcieron el feliz acontecimiento por todos los rincones del sur de Jalisco, designándose como primer Obispo a Monseñor don Leobardo Viera Contreras.




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