Fernando G. Castolo
La
visita a Zapotlán del Nuncio Apostólico en México Carlo Martini, representante
de Su Santidad el Papa Paulo VI, en el año de 1971, fue específicamente para
informar al señor Cura don Telésforo de Alba y de la Mora, que existía la
intencionalidad de cristalizar el anhelado sueño que había invadido los
corazones contritos de la feligresía por tantos años: la designación de sede
Diocesana a Ciudad Guzmán.
El señor Nuncio arribó a la ciudad por la
noche. Las comisiones que se dispusieron para el recibimiento de tan alta
investidura eclesiástica fueron conformadas por personajes que pertenecían a
los grupos católicos de la comunidad. Para la recepción se pensó en iluminar
las arterias por donde habría de pasar el pomposo cortejo de Su Excelencia.
La respectiva comisión se dirigió al negocio
de don Pancho Villanueva quien, con su caracterizado desprendimiento, obsequió
varios litros de aceite quemado, un sinnúmero de latas de aluminio y bastante
estopa. Las latas con aceite y mecheros de estopa fueron dispuestas en el
frente de las azoteas. Aquello parecía de ensueño. Claro que el humo era
tremendo, pero en la noche no se notaba mucho.
El
señor Nuncio Apostólico quedó maravillado con aquella profusión de luminarias que
se habían dispuesto para recibirle… El resto de la estadía del ilustre
eclesiástico bien fue aprovechado para demostrarle que el pueblo de Zapotlán
podía hacerle frente a la enorme responsabilidad de ser sede diocesana y que
abrazaba con gusto el proyecto latente.
Por
supuesto, que también había un constante desánimo por parte del señor Cura
quien, aseguraba, Zapotlán "no podría con el paquete". Pero el pueblo
reaccionó con todas sus energías y con todo el amor que guardaban como fieles
católicos y "le topó".
Los
inicios de la Diócesis de Ciudad Guzmán claro que fueron inciertos y
desorientados, pero muy pronto se pudieron salvar los obstáculos y evitar la
torpeza de acciones y reacciones, hasta consolidar un muy particular rostro de
la iglesia católica en la región sur de Jalisco, aquella que circunda a la
Ciudad Episcopal: la antigua Zapotlán el Grande.
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