Pedro
Vargas Avalos
Desde
hace varios años, a partir de que el ahora gobernador de Jalisco se salió de
las filas priístas (2005), se resintió una especie de frialdad del entonces regidor
del ayuntamiento de Tlajomulco de Zúñiga, con la dirigencia de la Universidad
de Guadalajara. Luego, como perredista, fue diputado local (2007) y esa
diferencia frente al indiscutido líder de la Universidad de Guadalajara desde
hace 33 años, el célebre “Licenciado” como suele identificarse al exrector Raúl
Padilla López, se incrementó.
Tras
pasar por la presidencia municipal (2009-2012) del cercano Tlajomulco de
Zúñiga, donde por cierto se reconoce hizo buen gobierno, aunque recibió muchas
críticas como cuando viajó (2011) a Cuba en un avión, cuyo presunto dueño (Francisco Jaime Madrid Sánchez)
tenía antecedentes de narcotráfico, Alfaro saltó a la candidatura para gobernar
el Estado, (2012) no sin antes ensancharse los rumores de su contienda contra el grupo
padillista: En la opinión de la revista
Proceso esas diferencias se dieron “en medio de una encarnizada lucha por el
control del PRD entre el Grupo Universidad” (Raúl Vargas, visible impugnador de
Alfaro, y diputado alineado a Padilla), y el Colectivo Sol Naciente, que
apoyaba a Alfaro. Este renunció al perredismo y en marzo de 2012, fue postulado
a la gubernatura del Estado por Movimiento Ciudadano (MC), partido del que
propiamente se adueñó, aunque decía que no estaba afiliado a ningún instituto
partidista.
En los comicios de julio de 2012, perdió la
gubernatura ante el aspirante tricolor Aristóteles Sandoval (QEPD). Sin
embargo, en 2015 se repuso de aquella derrota, y como abanderado de MC, arribó
al cargo de primer regidor del Ayuntamiento tapatío, iniciando su mandato como
presidente municipal el 1 de octubre de ese año. Uno de sus principios, que era
concluir su periodo, no se cumplió porque en diciembre de 2017 dejó su cargo de
alcalde para procurar la gubernatura jalisciense por segunda vez. En esta
ocasión, con un alfarismo bien organizado y se dice, que habiendo logrado un
pacto con el grupo del “Licenciado”, se alzó con la victoria en las elecciones
de 2018. Y desde entonces, poco a poco, se fortaleció como carta fuerte
emecista, a la par que otra vez se fue distanciando del exrector Padilla. Y de
nueva cuenta afloró el forcejeo entre ambos.
Esa situación, penosa para Jalisco, tuvo una
especie de primer round hace meses, y aunque durante la pandemia pareció que se
atenuó, lo cierto es que con motivo del retiro de una cantidad destinada a un
museo del centro cultural universitario (140 millones de pesos) y que el
Ejecutivo reencausó hacia un hospital -también universitario- en Tonalá, se
enfrascaron ambos contendientes en un litigio, mismo que hace poco la Suprema
Corte falló a favor del gobernador. Claro que el hábil “licenciado”
generalmente, nunca figura en primera persona, sino que por él y el grupo que
domina la Máxima Casa de Estudios, hablan desde el Rector hasta diversos
funcionarios o líderes ligados a la universidad.
En días pasados (martes 17 de mayo),
prosiguiendo esa especie de contienda, el Rector General, Ricardo Villanueva
Lomelí, encabezó una marcha (dicen que es la número 93 y que la anterior
megamarcha fue en 2010 contra Emilio González Márquez) para exigir respeto a la
autonomía universitaria, presupuesto justo y la restitución de los 140 millones
de pesos que el gobernador Enrique Alfaro, asegura, quitó de manera ilícita. Y
estando afuera de Casa Jalisco, convocó a la comunidad universitaria y a todos
los habitantes, a efecto de que el 26 de mayo, realizaran la marcha más grande
en la historia de la Entidad, para alcanzar aquellos objetivos y no “permitir
que el primer mandatario haga lo que le plazca con el recurso de los
jaliscienses”.
El martes 24 apareció en diarios locales, un
desplegado firmado por el presidente de la mesa directiva del Congreso estatal
(José Ma. Martínez, expanista, político controvertido y ahora ¡coordinador de
la fracción de MORENA!), el gobernador Alfaro y el magistrado Daniel Espinosa
Licón, alfarista que preside al Poder Judicial. El título del manifiesto es
ilustrativo: ¡Ya Basta! Y dice entre otras cosas, que “desde hace más de tres
décadas el grupo político que controla la universidad de Guadalajara ha
distorsionado el concepto de autonomía para justificar todo tipo de abusos.”
En ese escrito, aclaran los firmantes, que la
autonomía se refiere a la cátedra y el conocimiento, y como la Suprema Corte lo
establece, no está por encima de los Poderes Públicos y el marco
constitucional.
También les recuerda a los universitarios, que la Casa de Estudios es un ente
del Gobierno del Estado, su presupuesto lo aprueba el Congreso y es regulado en
su área de competencia por el poder judicial. Y enseguida le echa en cara al
actual Rector, que cuando fue secretario de finanzas en el sexenio anterior,
nunca autorizó los respaldos económicos que ahora se han otorgado a la
universidad: más del 56% de lo destinado en ese período para infraestructura.
Lo
que ambicionan los marchistas, declaran los firmantes, es recuperar las cuotas
de poder que tenían, así como desestabilizar y someter a las instituciones del
Estado. En consecuencia, no es admisible que engañen a la comunidad, diciendo
defienden el presupuesto universitario, pues lo que quieren es preservar los
intereses de su grupo político. Y tras reiterar que “ningún individuo,
autoridad o grupo de personas pueden adueñarse de una institución pública, de
sus integrantes o de los recursos públicos que recibe” , porque la Casa de
Estudios no es partido político, ni agencia de colocaciones, le advierten,
evidentemente al “licenciado” y adláteres: “Los tres poderes Públicos de
Jalisco no vamos a permitir que quienes han secuestrado a la Universidad de
Guadalajara pongan en riesgo el legado de Fray Antonio Alcalde, el futuro de
las nuevas generaciones y la estabilidad de nuestro Estado. YA BASTA”. (Mural,
24-V-22).
Integrantes
del Consejo Estatal de Movimiento Ciudadano (MC) acordaron dar respaldo y
solidarizarse con el gobernador de Jalisco ante esa disputa con la Universidad
de Guadalajara (UdeG). Los emecistas se pronunciaron en contra de lo que
calificaron como chantajes del grupo que controla la casa de estudios. (El
lnformador, 22-V-2022). Al respecto, Villanueva Lomelí, afirmó: “Iniciaron una
guerra contra la UdeG por levantar la voz por la violencia desmedida que hay en
todo Jalisco, por indignarnos ante los desaparecidos y solidarizarnos con sus
familias, por ser una voz crítica ante temas como el agua, la desigualdad o
cualquier injusticia. Y por esta razón, nos quitaron 140 millones de pesos de
la manera más burda e ilegal (para el Museo de Ciencias Ambientales), como
nunca se había hecho”. (El Informador, 25 V 022).
La
anunciada megamarcha se llevaría a cabo, previamente el Rector ofreció
disculpas por las molestias que causarían, puntualizando que el gobierno los
obstruía; el 24 de mayo, hizo responsable al gobernador de lo que le pasara a
él y su familia. En el ínterin, se registraron incidentes que no pasan del
anecdotario, como protestas contra los funcionarios de ambos bandos y hasta
(aprovechando la pandemia) en el jaleo, lucir máscaras y pasamontañas. El 26,
hubo mantas de todos los colores, y según los organizadores asistieron más de
cien mil personas (estudiantes, empleados y profesores), aunque la autoridad
admitió solo la mitad de la cifra. El móvil lo subrayaron los marchistas: ante
la cerrazón sin límites por parte de Enrique Alfaro, la institución no puede
quedarse callada, ni los habitantes del estado tienen que pagar las
consecuencias de los malos gobernantes. (Radio UdeG, Noticias, 17 y 26-V-022).
Comenta
Jaime Barrera, que, debido a los antecedentes entre Alfaro y Padilla, que incluyen
el mal trato que recibió el padre de aquél (Enrique Javier Alfaro A.) lo cual ocasionó
que el gobernador terminara sus estudios en otra institución, “Queda claro,
pues, que la de Alfaro y Padilla ha sido una relación pendular, de encuentros y
desencuentros según la coyuntura política que beneficie a sus intereses y
proyectos personales y de grupo”. (El Inf. 25-V-022) Por su parte, la diputada por
“Hagamos” (padillista) Mara Robles, hija de un médico, notable luchador social
(Joel Robles, de grata memoria), sostiene: el pleito terminaría, si el mandatario
deja de condicionar “el presupuesto universitario a que se deje de criticar al
gobierno”.
Conforme
la visión del distinguido periodista Pedro Mellado, (Video Columna y Los
Periodistas, 21 y 26- V- 022) al margen de los antecedentes de desavenencias y
pactos entre Alfaro y Padilla, a éste le cortó aquél los veneros para el
faraónico Centro Cultural Universitario -que ya se acerca a los cinco mil
millones de pesos de inversión, donde está el Museo de Ciencias Ambientales,
aparente manzana de la discordia-, lo que resquebrajó sus relaciones. Por ello,
dice el aludido comentarista sobre este pleito de callejón: “dos políticos tan
ambiciosos, inevitablemente tenían que chocar. La gran duda en esta disputa del
poder en Jalisco, es quien entregará a quien, y finalmente, cuál de los dos
liderazgos logrará el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien
será el fiel de la balanza”.
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