Pedro
Vargas Avalos
Desde
hace buen tiempo se ha escuchado que el Partido Revolucionario Institucional,
desaparecerá, debido a su desprestigio y sus magros logros electorales. Cuando
el parlanchín Vicente Fox llegó (año 2000) a la presidencia de la república,
mucha gente creyó que ese final se había acercado. Pero como casi todo lo que
hace ese ex conserje de la empresa mayoritaria de refrescos de cola, son
estropicios, con su lamentable actuar más bien resucitó al tricolor.
Cuando
el año 2018, tras el podrido gobierno de Peña Nieto, se consideró que el
priismo no levantaría electoralmente, al comentar las elecciones de Tamaulipas
y las pésimas maniobras del dirigente del PRI estatal, (Sergio “checo”
Guajardo) muy similares a como se operó nacionalmente, se afirmó que sus
dirigentes habían cavado la tumba priista. (CNT, 8-II-2018).
Luego
del repaso que el pueblo les dio a panistas, perredistas y tricolores hace tres
años, el panorama se tornó todavía más sombrío para el antiguo partido
hegemónico.
Luego
vinieron las votaciones de junio de 2021, intermedias entre las jornadas en que
se elige funcionarios federales, incluyendo al presidente de la república. En
tal ocasión, no pudieron ser peor los resultados, para los integrantes de la
oposición bajo la divisa de “Va por México”, los cuales fueron derrotados en
líneas generales. Pero los tricolores lo fueron de forma más tremenda, pues
perdieron todas las gubernaturas que se renovaron, incluyendo Campeche, donde
con descaro, el líder del priísmo nacional quiso imponer a un sobrino
(Christian Castro Bello) quien, evidentemente, le cubriría las trapacerías que
cometió su tío. En consecuencia, hubo protestas de los correligionarios: “Eres
una vergüenza para el PRI, Alito. ¡Renuncia!”, se leía en las pancartas que
esos descontentos priístas mostraron afuera del edificio del tricolor, como
parte de sus movilizaciones.
En
días pasados, analizando los inminentes comicios de junio de este año de 2022,
en que se renovarán ejecutivos de seis Estados, atestiguó el destacado
periodista Jorge Meléndez Preciado, que el otrora gran partidazo, “se podría
quedar sin gubernaturas, y eso hunde a cualquiera”.
De
Campeche han surgido ciertas grabaciones que se atribuyen al actual dirigente
nacional priísta, quien, como ya lo anotamos, fue “desgobernador” de esa
Entidad federativa. Tras difundirse masivamente dichos audios, en que una voz
que se escucha se asegura es la del presidente nacional priísta (Alejandro
Moreno, Alito) nos damos cuenta de que el señor exigía moches, además de otros
tipos de “apoyos” ilícitos, para ganar elecciones. Al respecto, el cercano 5 de
mayo, escribió Citlalli Hernández, secretaria general del morenismo nacional, a
través de su cuenta oficial de Twitter: “Es gracias a estas prácticas
corruptas que @alitomorenoc será recordado como el sepulturero del PRI
nacional”.
En
las condiciones actuales, hasta exdirigentes nacionales priístas, y no pocos
exgobernantes, manifiestan su temor de que su añejo gran organismo, ahora sea
catalogado como un partido de la chiquillada, término despectivo usado para
describir a los institutos políticos que casi son de puro membrete, rol que
actualmente ya ostenta el PRD de los “chuchos”.
Un
paso muy criticado, fue la unión del priismo con el panismo. Ambos eran
adversarios tradicionales, y quien lo dijera, ahora están hermanados por los
dirigentes de la derecha mexicana, que encarna Claudio X. González. Sobre eso, sorprende
escuchar a Humberto Moreira, el expresidente tricolor que expresó con tristeza:
“Eran nuestros enemigos históricos, y ahora uno los ve de la mano…”.
Pero
según el comentarista Gerardo Hernández del medio digital “Zócalo”, hace seis
meses insistió que un sepulturero del PRI sería Rubén Moreira, al que define
como sujeto “megalómano y oportunista de toda la vida”. Para decir eso, asevera
que, en Coahuila, la cuna del Apóstol de la democracia, D. Francisco I. Madero,
Moreira (Rubén) sepultó a la democracia; luego agrega: el coahuilense Manuel
Pérez Treviño, fue legendario líder del PNR, raíz del triunfador PRI, institución
del que ahora será (el susodicho Rubén) malhadado sepulturero. Y resulta que tal
señor es el segundo de Alito, por lo que éste tiene un excelente colaborador
para tan macabra tarea.
Pero
el inefable Moreno Cárdenas, no oye y menos hace caso, de lo que le adjudican
sus críticos -dentro de su mismo instituto- y por el contrario, sostiene que
aun cuando las encuestas proyectan nueva debacle para sus dirigidos, “un
partido político no se mide por el número de gubernaturas” que tenga, y en
cuanto a su presidencia, no renunciará porque fue electo para un período de
cuatro años (2019-2023). (Diario 24 horas, 20-V-2022). En tal postura, tiene el
ostensible respaldo de su tapadera, la secretaria general del priísmo (Alma
Carolina Viggiano Austria, ahora candidata a la gubernatura de Hidalgo,
destapada por ¡el PAN!), esposa del señor Rubén Moreira.
Así
pues, de acuerdo a Álvaro Delgado, “Alito” será el presidente priísta más
perdedor de toda la historia política del país, galardón negativo para cualquier
adalid de organización política. Por todo lo anterior, escribió en junio del
año pasado, Israel Mendoza Pérez, (del portal “Dominio Público”), sobre este
exgobernador de Campeche: En el momento
de armar una alianza con las dos históricas fuerzas rivales, PAN y PRD, e imponer
candidatos que responden a sus designios e intereses, factores en alto
porcentaje causa de las derrotas del en otros tiempos partido aplanadora, lo
único que Alejandro Moreno Cárdenas ha logrado, ni duda cabe, es convertirse en
virtual sepulturero del PRI.
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