Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
Muy
lentos se realizan las obras por la autopista Guadalajara-Manzanillo y en la
muy descuidada carretera libre a Colima, lo que es causa de pérdida de tiempo,
accidentes y riesgos continuos para todos los conductores, principalmente por
la presencia de los grandes vehículos de carga que las transitan, la mayoría
con dos contendores o tracto camiones, ante la complicidad o complacencia de
las autoridades.
Es innegable que toda obra de
cambios o mejoras implica problemas, y más cuando se realizan en la vía pública
y ya no se diga en caminos o tramos carreteros como los ya mencionados líneas
arriba, pero ello no implica que los usuarios de estas vías de comunicación
tengan que pagar las consecuencias perdiendo tiempo o corriendo riesgos, los
que se ocasionan por la tardanza de las maniobras y trabajos que se llevan a
cabo desde hace varios meses ya.
Sin duda que las obras que se
realizan en algunos tramos de la autopista tienden a evitar riesgos de
desprendimientos o deslaves en las zonas en donde existen cortes de montañas o
cerros, trabajos que se indican como áreas de riesgo para los usuarios por lo
que se señaliza y hasta con el empleo de personal a pie se hacen indicaciones a
los automovilistas para que hagan alto y poder dar tránsito a los vehículos de
manera “segura” y por un solo carril.
Nada de esto pasaría si ya se
hubiese puesto en funcionamiento las obras de construcción hechas para que la
autopista, en la zona de montaña, la más sinuosa del trayecto hacia Colima o
Manzanillo, pero que ha demorado por años debido a problemas legales que no han
sabido o querido resolver las autoridades, cuando menos no se sabe nada a
ciencia cierta si hay avances o se procederá de otra manera para liberar el
tramo en conflicto y así ya se utilicen los cuatro carriles, dos de ida y dos
de retorno.
De esta manera los conductores, de
todo tipo que hacen ruta de Jalisco a Colima, por la autopista, tendrían cuando
menos la posibilidad de hacer su tránsito por dos carriles, uno para el
transporte de carga, más lento, y el otro para quienes no tienen esa condición
y de hecho circulan a mayor velocidad, incluso arriba de la permitida, para que
de esa manera no ir zigzagueando, perdiendo tiempo y corriendo riesgos, aunque,
a decir verdad, éstos no se acabarán mientras haya imprudentes y se siga
permitiendo el paso de camiones de carga con exceso de extensión, como sucede
actualmente.
Por lo que se refiere a la Vía Corta
a Colima, a pesar de que ya hay paso desde el tramo conocido como Cuatro
Caminos hasta el ingreso al poblado de Tonila, incluso con conexión a la
autopista, todavía no se terminan las obras que se hacen para resarcir los
daños ocasionados por los deslaves ocurridos en el mes de septiembre del 2021,
por ello se sigue interrumpiendo el paso de vehículos de uno hacia otro lado,
porque un carril se cierra para hacer maniobras ocasionando pérdida de tiempo.
Pero, sin duda, esta ruta requiere
más atención en sus zonas de derrumbe, en la que no se ha hecho obra alguna
desde hace tiempo, donde se producen constantes desprendimientos de piedras,
caída de árboles que se dejan en las áreas donde se depositan después de su
caída, lo que es un peligro para todo el que utiliza esta ruta, tanto por necesidad
de ir a algunos de los poblados que hay en su trayecto, o por librarse del pago
de la cuota en la caseta de San Marcos.
También es necesario resaltar,
porque constituyen un peligro latente, que la Vía Corta a Colima sigue siendo
utilizada por camiones de carga, los que, por su tamaño y peso de manera
continua, en las zonas de más peligro, invaden carril contrario, o bien, como
ya ha sucedido, sufren desperfectos o volcaduras dejando su carga a la vera de
la cinta asfáltica, en donde se incluyen aquellos que transportan caña de
azúcar hacia los ingenios de Colima o Jalisco. Así está el panorama en estas
dos ruitas de comunicación.
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