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viernes, 29 de abril de 2022

Traidores vende patrias


 


Víctor Hugo Prado

 

 

la determinación del partido Morena de exponer en las plazas públicas carteles con las fotografías de cada uno de los legisladores que votaron en contra de la propuesta presidencial de reforma eléctrica conocida como Ley Bartlett con la leyenda “Traidor a la Patria” pone en riesgo de ser agredidos a quienes ejercen su derecho a disentir.



La medida de marcar a los 223 legisladores por parte del movimiento que encabeza el Presidente es un atentado contra la democracia. Va en contra del espíritu del legislador cuya actividad principal es la presentación, creación, modificación, adición y derogación de las leyes que le correspondan según su esfera de competencia, que se lleva a cabo por votación y sin cargo a ser reconvenido, es decir, censurar o reprender por lo que ha hecho o dicho.  


En todo caso, si el Gobierno y Morena consideran que los diputados del PAN, PRI, PRD y MC que votaron en contra, son traidores a la Patria, deberían promover una denuncia en la Fiscalía General de la República y exigir que se les aplique el artículo 123 del Código Penal Federal, en lugar de poner en riesgo su integridad e, incluso, su vida. Se omite que hay fanáticos que podrían atentar contra los legisladores solo por no coincidir con las iniciativas presidenciales. Si los diputados atentaron “contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o Gobierno extranjero”, reitero ¿Por qué no los denuncian penalmente?





En la sesión del domingo 10 de abril, cuando fue rechazada la propuesta presidencial, una diputada del PT, señaló que hay que crucificar a los que se oponen a los proyectos de López Obrador, porque son unos “vendepatrias”.


Y qué decir de Mario Delgado, el presidente de Morena que ha implementado una peligrosa campaña de linchamiento por redes sociales, medios impresos, y hasta en las casas y oficinas de enlaces de legisladores.


Convertidos en los nuevos inquisidores, que como en la inquisición, apareció como un tribunal de la Iglesia Católica, cuyos objetivos eran descubrir y suprimir la herejía en el siglo XIII. Así se pretende reprimir, castigar, señalar, enjuiciar, atentar, descalificar, linchar a quienes disienten en una sociedad que se precia de ser democrática y que uno de los grandes valores de ésta es justamente el disenso.  Vaya lecciones democráticas les estamos dejando a nuestras nuevas generaciones de niñas, niños y adolescentes, cuando en ellos habrá que cultivar la libertad, el pluralismo, la tolerancia y la legalidad, valores que deben ser parte de su formación para lograr consolidar la sociedad democrática a la que aspiramos mantener.

 



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