Pedro Mariscal o la poética de la lucha social

Fernando G. Castolo*

 

 

Nativo orgulloso de San Isidro Mazatepec (en la municipalidad de Tala, Jalisco), Pedro Mariscal realizó estudios en el Centro Regional de Educación Normal de esta Ciudad Guzmán. Desde temprana edad seguramente que descubrió su capacidad nata para expresarse a través de la poesía, la que ha perfeccionado con los años, siendo uno de los que mejor domina la décima literaria, la que adereza con el gusto de las cualidades que poseen las amistades, los paisajes que envuelven este valle, los elementos culturales de su identidad y hasta la devoción josefina de la católica feligresía, como temas inspiracionales.

Claro, dado que Pedro Mariscal posee la cualidad del fino humor, se ha especializado en las llamadas "calaveras" que desarrolla con la maestría de su alta dimensión poética, haciendo alarde de su sabrosa picardía y socarrona personalidad.

Como todo ente creador, su sensibilidad también se ha descollado hacia otras habilidades artísticas, como el canto y la música, sin faltar otra faceta de su actividad literaria como es el cuento, narrativas que guardan la belleza de su pulcra prosa.

En su faceta de líder moral ha logrado importantes acciones en beneficio de la colectividad, y la poesía ha sido una aliada eficaz en los reclamos de los más vulnerables. También ha dejado huella en su paso por la política, donde llegó a ostentar la investidura de Regidor, curul que aprovechó para ser la voz viva de las muchas apagadas que él representó, siempre acotando ideas con criterio y sentido de congruencia.

Con Pedro Mariscal siempre se tiene la garantía de un encuentro alegre, donde sus peculiares carcajadas logran impregnarse en el ánimo de los otros convocantes. Pedro Mariscal tiene voz para rato, y eso lo celebramos, porque, si bien es cierto, él es un orgulloso nativo de San Isidro Mazatepec, en Zapotlán encontró los elementos de su aspirado ejercicio literario, logrando inspirar con su pluma la esperanza de las masas más vulnerables.