Fernando G. Castolo*
Considerado
como una de las máximas glorias artísticas de la antigua Zapotlán, el pintor
Héctor Orozco García es uno de los vecinos que ha logrado encumbrar la bien
ganada fama de esta tierra.
Desde
muy joven y, quizá, como parte de una legendaria sangre que corre por sus
venas, tomó los pinceles y los bastidores para ensayarse tímidamente y,
después, ejecutar con la maestría de que fue asistido su espíritu creativo
bellos lienzos que le han valido el reconocimiento local y allende las
fronteras.
En
su casa, familia de viejos hacendados en Guanajuato y los Altos de Jalisco,
decimos, pues, que se percibe un venero de artistas y emprendedores que son
líderes morales en sus áreas de acción.
Al
igual que Héctor Orozco lo viene haciendo por años, algunos miembros de este
linaje también ofrecen sus labores profesionales en el ambiente de la docencia,
enseñando a las nuevas generaciones el bello arte que hizo trascender a
artistas de la talla de José Clemente Orozco, de Daniel Quiroz, de Jesús
Vázquez Barragán, y de tantos otros importantes creadores que han embellecido
con su pincel los lienzos y los muros que perviven en la ciudad.
Héctor
Orozco, sin embargo, ha desarrollado un arte preciso y precioso, donde ha
manifestado como su máxima característica la complejidad de los detalles con
que son asistidas sus obras. Recuerdo aún aquel hermoso trabajo que realizara
para enarbolar las Décimas de la función religiosa a Señor San José de
Zapotlán.
Entonces,
las vestiduras de las imágenes fueron confeccionadas al pincel por Héctor
Orozco con magistral belleza, elaborando brocados y plasmando bordados a manera
de diminutas granadas en oro rosa que resaltaban con las telas verdes de la
escultura josefina; también las coronas fueron imitadas al detalle del original
trabajo de orfebrería que conservan, así como las joyas con que engalanan a la
Sagrada Familia.
Aquello
era un verdadero éxtasis a la vista y fue celebrado ese meticuloso trabajo de
filigrana que logró nuestro reconocido artista zapotlense.
Ya cuenta con muchos años de dar clases de
pintura, tanto en Casa de la Cultura como particulares, de donde han emergido
generaciones magníficas que dominan este arte que ha sido la máxima de Héctor
Orozco, el artista con cuya sensibilidad logra lo preciso y precioso.
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