Juan
José Ríos Ríos
Tomando
en cuenta las palabras de una política, al parecer senadora, de que el actual
gobierno federal está “gastando dinero a lo pendejo”, cuando por primera vez en
muchas décadas se están construyendo obras para que el país progrese, como la
refinaría de Dos Bocas, el Tren Maya, presas hidroeléctricas para la generación
de energía no contaminante, apoyos con becas, a adultos mayores, construcción y
terminación de hospitales, sin adquirir deuda externa, entre otras muchas obras más, de gran impacto
social, considero que tener funcionarios de este nivel y que reciben generosos
salarios y prestaciones incontables, sí es tirar dinero como ella lo dijo.
Dinero tirado a la basura y
endeudando al país, fueron las “obras” de la Estela de Luz, la barda que iba a
ser refinería en el Estado de Hidalgo, la compra del avión presidencial, el
proyecto del aeropuerto en el Lago de Texcoco, los financiamientos con recursos
públicos para la generación de energías limpias, dadas a particulares y con
contratos leoninos, las obras dejadas a medias en el Estado de Nayarit,
Guerrero, Veracruz y otros, independientemente del enorme crecimiento de la
deuda pública en miles de millones de dólares, todo eso nunca fue conocido,
mucho menos cuestionado por políticos que hoy se rasgan las vestiduras, y por
los medios de comunicación masiva.
Por ello y de acuerdo con los
tiempos que estamos viviendo, qué bueno que ya hay voces y proyectos para
reducir el financiamiento a los partidos políticos y la reducción del número de
diputados en el Congreso de la Unión, donde 500 individuos, hombres y mujeres,
ocupan cargos con muy buenos salarios y los más que no lo merecen, porque no
representan a nadie, ni al pueblo y ni al país, sobre todo aquellos que por
años han brincado de un cargo a otro, de diputados a senadores o viceversa,
pero sobre todo, sirviendo de comparsas a los que tienen el poder económico y
político del país, que son los que quitan y ponen, pero sobre todo deciden qué
hacer, claro en su beneficio, no del país y mucho menos de los mexicanos.
Hace tiempo, por cierto un senador
del PAN, propuso una iniciativa para reducir, no las participaciones a los
partidos políticos, sino los tiempos de campaña, de senadores y diputados durante
el año de elecciones presidenciales, de 90 a 60 días, y para elegir diputados
de 60 a 30 días, considerando que por ello se generaba un gasto diario de 50
millones de pesos diario en promoción, en razón de que en las elecciones
anteriores los partidos políticos recibieron un presupuesto de 3 mil 361
millones 293 411 pesos. Sí es importante no tirar ese dinero público de esta
manera, pero NUNCA dijo que se redujeran las participaciones a los parásitos
partidos políticos.
Actualmente, otra senadora, Mónica Fernández
Balboa, propuso una reforma al artículo 41 de la Constitución, con la finalidad
de reducir a la mitad el financiamiento de los partidos políticos y utilizar el
ahorro de estos recursos públicos para atender alguna emergencia nacional, como
la actual pandemia de COVID-19. Mediante iniciativa, planteó disminuir a la
mitad el múltiplo vigente que se utiliza para destinar recursos para las
actividades ordinarias y permanentes de los políticos.
De mi parte considero que la propuesta
de la senadora, es tibia, no hay necesidad de que haya pandemias para bajarle
las cantidades de dinero que se otorgan a los barriles sin fondo denominados
partidos políticos, qué mayor pandemia para el pueblo que las necesidades que
se tienen para mejorar las prestaciones en salud, educación, vías de
comunicación, mejores condiciones de vida en municipios y comunidades alejadas
de los estados en donde se controla al país y se canalizan más recursos y
disponen de mejores oportunidades, considero que reducir a la mitad el
presupuesto que se otorga cada a año a los partidos políticos y la reducción en
el número de diputados, eliminando los plurinominales, es realmente no gastar o
tirar, dinero a lo pendejo.
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