Juan
José Ríos Ríos
Por las
bondades que tiene Ciudad Guzmán para quienes en ella vivimos y para quienes,
de peso o de manera definitiva se asientan, el número de habitantes aumenta año
con año y con ello la demanda de servicios, cuando muchos de éstos, sobre todo
en materia de seguridad vial y otras prestaciones públicas, se mantienen en el
nivel de hace cuatro décadas o concesionadas, por lo que están totalmente
rebasadas.
Las pruebas se tienen casi todos los
días, falla el abasto de agua potable, bien por problemas en el sistema o por
percances diversos, pero ha fallado mucho en los últimos meses. En materia de
vialidad, son constantes los accidentes donde participan autos y, sobre todo,
motociclistas, son tantos los vehículos circulando por las calles de siempre
que hace lento el tránsito, en lo que contribuye en buena medida el servicio de
transporte urbano, con rutas en calles de reducido espacio.
No ha mejorado el servicio de aseo
ni del alumbrado público, pese al costo económico que impacta en las arcas
municipales, las áreas verdes (secas) están abandonadas en su gran mayoría, qué
decir del estado que guardan las calles, en donde todavía no se ve “la
histórica” suma de recursos públicos que presuntamente iba a dedicar a la
mejora de vialidades el actual gobierno municipal, ha crecido más el número de
personas con cargo a la nómina del municipio, que la mejora en los servicios
públicos.
Esta problemática no es nueva ni se
ha generado con la nueva administración, son vicios que se han venido
arrastrando y aumentando con el paso de las diferentes administraciones
municipales que han “gobernado” a Zapotlán, sobre todo a partir de los años
1992/1994, cuando casi se triplicó el número de servidores públicos con cargo a
la nómina local, creándose además direcciones y otros puestos, bien remunerados
por cierto, con la misma efectividad de siempre, todo para el vencedor, poco
para las necesidades del pueblo.
Y no se corrige la ruta, cada nuevo
alcalde que ocupa el cargo cumple compromisos, más de tipo político o
personales, que para la gente a la que debe de servir, la mejor prueba están
las concesiones a particulares. Ahora se gobierna con caprichos, lo hecho por la
anterior administración para producir cambios que, de alguna manera impactarían
en costos y en materia de movilidad, como fue la construcción de lo que en
teoría serían las nuevas oficinas del SAPAZA, están allí, sin uso, un elefante
blanco que requirió $15 millones de pesos, que no cumplen los fines para los
cuales se edificó.
Podrá haber excusas hasta enojos por
lo que aquí se señala, pero allí están las pruebas, en las calles, en las
colonias, la basura no se retira donde la dejan las personas que todavía asean
los frentes de sus casas, falla el abasto de agua, hay frecuentes accidentes
viales, algunos fatales, no se hace nada para organizar el transporte urbano,
se limita el paso a los demás conductores con las “paradas” que tienen en plena
zona centro, los enormes vehículos que se utilizan son los dueños de la calle y
sin que nadie diga nada. Se podrá decir también que de nuestra parte sólo
hacemos critica, pero es parte de nuestra profesión, decir lo bueno, lo malo y
lo feo, se enoje quien se enoje, porque decir que todo está bien, es faltar al
oficio, a la verdad y querer tapar lo que está a ojos de todos, ciegos los que
no quieren ver y sólo se disculpan o echan la culpa a otros.
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