Juan José Ríos Ríos
El
lamentable accidente que produjo la muerte de dos personas, al parecer
jornaleros, cuando el pasado martes quince de marzo un camión de transporte de
personal fue arrollado por el tren al no alcanzar a cruzas las vías, es un
llamado muy fuerte de atención para las empresas y empresarios que tienen
contratadas a personas que se les lleva al trabajo a través de autobuses que,
en su gran mayoría, en su tiempo se utilizaron como transporte escolar y ahora
tienen este uso, para que pongan más atención en su seguridad y para elegir al
conductor en cuyas manos dejan esta gran responsabilidad.
Desde que la gran mayoría de las
tierra que conforman el Valle de Zapotlán cambiaron su uso de suelo, antes gran
sembradíos de maíz o sorgo y, hoy, convertidas en grandes extensiones de
huertos de aguacate o asiento de invernaderos, se creó la necesidad también de
contratar personas o jornaleros para realizar los diferentes trabajos que se
necesitan en este tipo de actividad, incluso provenientes de otros estados,
como Oaxaca, razón por la cual también se requirió la forma de transportarlos
de la ciudad al campo.
Desde entonces, y más últimamente,
todas las mañanas y desde muy temprano, las unidades de transporte hacen su
recorrido por las calles y colonias de Ciudad Guzmán para recoger a los
trabajadores y llevarlos a su destino. Quizá, nos consta, que por la necesidad
de llevarlos a su destino y por el tiempo que toma cubrir los trayectos donde
esperan ser levantados para su jornada diaria, algunos de los conductores de
las unidades de transporte lo hacen de manera acelerada, transitando a una
velocidad mayor a la permitida en la zona urbana, incluso con acciones
temerarias para cubrir su ruta en tiempo y forma, aunque ello implique
comprometer a los demás vehículos y sus conductores que se encuentran a su
paso.
No es el ánimo de juzgar que lo
ocurrido el martes 15 de marzo, sobre todo porque hubo, lamentablemente, la
pérdida de vidas humanas, como un acto intencionado o imprudente, esa
calificación seguramente la darán los peritos, porque es de todos conocido que
lo que menos debe de hacer un conductor responsable es precisamente quererle
ganar el paso al tren, encontronazos desiguales que generan afectaciones no
sólo materiales, también la pérdida de vidas humanas, como sucedió esta vez, y
aunque el daño ya está hecho, debe de tomarse como un ejemplo que no debe de
repetirse.
Por ello el llamado a los
empresarios, a los dueños de las huertas o invernaderos, a quienes son los
responsables de contratar y llevar sanos y salvos a los trabajadores a los
campos de cultivo o de cosecha, para que pongan atención en lo sucedido, que
recomienden a los encargados del transporte una mayor precaución en el
cumplimiento de su delicada labor, son jornaleros, son empleados, pero no dejan
de ser personas, seres vivos que se ganan la vida con su trabajo, procedan de
donde procedan, independientemente de su condición social o económica, otro
caso como el sucedido, no debe de volver a ocurrir, y menos si es por
imprudencia.
Estamos seguros que lo que menos
quieren los dueños, empresarios o responsables de los jornaleros, es
precisamente que éstos resulten afectados de alguna manera, hay casos
fortuitos, infortunados, cuando ni las mismas previsiones puestas en marcha se
dan, pero los hay también imprudenciales, no creemos que mal intencionados, que
deben evitarse, y si para eso es necesario seguir tocando el tema, lo haremos
con mucho gusto, por el bien de todos. Nuestro más sincero pésame a los
familiares de los fallecidos, descansen en paz.
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