Un
momento por favor
J. Jesús Juárez Martín
En
plena segunda quincena del mes de marzo del este venturoso año 2022, las
autoridades sanitarias y civiles nos notifican que hay buena apertura hacia la
normalidad de las actividades y el acercamiento personal en lugares públicos,
mantienen la orden del uso de cubreboca en las calles y los lugares que
visitamos por necesidad o entretenimiento, nos notifican que hay acceso a los
lugares públicos hasta el cupo respectivo de los lugares en la asistencia libre
de los interesados, tanto en servicios religiosos o de entretenimiento, llevemos
el cubreboca y tomando los protocolos de ingreso y salida con la sanitación y la toma de temperatura y
aplicación de gel en los lugares que concurrimos.
Poco menos de un año difícil para las
actividades ordinarias de trabajo, sociabilidad, cumplimiento de agendas
sociales, escolares y entretenimiento, con la gran cantidad de decesos,
enfermos y patrimonios familiares quebrantados; ante los signos de optimismo
con los cuidados necesarios, respeto a las normas de sanidad, veremos pronto la
normalización de nuestra convivencia que queda con una marca indeleble de
limitaciones; gracias al apoyo de las vacunaciones otorgadas por las
autoridades civiles, salubridad y el apoyo de los usuarios beneficiados. Deseamos
la reincorporación a la normalidad de nuestro hacer y cumplimiento de los
deberes sociales en beneficio de nuestras comunidades, que integran nuestra
realidad social humanitaria en el intercambio de servicios, satisfactores,
cumplimiento de las normas cívicas, de acuerdo a la legalidad referente de
comportamiento ciudadano y colectivo.
Veamos
brevemente las estadísticas que bajan cada vez más y que garantizan el retorno
a una normalidad futura, signada por la pandemia, y que conviviremos en el
futuro cercano con el apoyo, vacunación y cuidados oportunos.
De uno a dos años, diferentes y de cambios súbitos
como protagonistas de otros peores problemas globales como son la guerra ente
países y las luchas internas como sucede en nuestra querida patria México,
lindo y querido, inseguro de aquí a acullá y de allá para acá. Luchas por la
supremacía de cárteles que usufructúan en las comunidades cercanas, próximas y
en disputa y en medio la población expectante, temerosa de ataques, por que las
fuerzas públicas han sido rebasadas como en Michoacán. Colima, Guanajuato, por
mencionar a los más cercanos a nuestra realidad, la semana pasada se cerró la
carretera por horas con la presencia de
grupos rijosos por Tamazula y Mazamitla que atemorizan a todos, y que la
inseguridad de las carreteras se ven con frecuencia vulnerada la comunicación
pacífica, simplemente hacen sus movimientos a la par con la ciudadanía que
intercambia servicios y productos, los que producen la riqueza y de quiénes los
patrimonios quebrantan, ante un expectante poder militar y autoridades civiles,
con el Jesús en la boca de los creyentes y el rechazo de la sociedad
atemorizada, sin ver acciones de
seguridad, más bien pareciesen de expectantes y no preventivas.
La psicosis de la alejada guerra de Rusia contra Croacia,
verdadera felonía porque les molesta a los poderosos el desarrollo de otros países,
aunque les sean afines y que fundamenten soberanía, los pretextos baladíes de
protección en su intervención injusta y aberrante y con el temor generalizado
de los riegos potenciales de que haya estados poderosos que actúen a favor de
los desprotegidos, augurando sombrío futuro a la paz mundial.
Recuerdo después de la Segunda Guerra Mundial, el
tiempo del receso de una Guerra Fría sucesiva que se traducía en un comercio
temeroso e insuficiente a las necesidades comunitarias, aunque existía
suspensión del fuego con el triunfo de los Países Aliados, inicialmente contra
los fascistas y sus derrotados como Italia y Japón en 1945, la expectante post guerra de pasos inseguros por la
totalidad de países , hasta el diseño de planes de seguridad pública mundial
por la Organización de las Naciones Unidas, herencia de la Guerra terminada con
la captura de Berlín.
Obre en beneficio la razón, el cese del fuego y los
apoyos necesarios para la pacífica restauración del expectante equilibrio
mundial, y seguridad de la humanidad.
Encontré esta información de lo que la Iglesia ante el
conflicto entre Rusia y Ucrania que comparto:
Más de 6.000 sacerdotes y religiosas católicos, han
quedado en Ucrania para dar refugio, comida, curar heridos, sostener
espiritualmente y administrar Sacramentos. Algunas personas han ido a
confesarse por primera vez, para estar preparados para la muerte. Quieren,
incluso, confesarse por teléfono; pero el sacerdote no puede hacerlo. Alguno ha
ido a bautizarse antes de ir a la guerra y hacer su primera Comunión. Miles han
ido a refugiarse a los terrenos de los seminarios de dos ciudades; la Iglesia
los acoge y les da de comer, sitio para dormir y asearse y apoyo espiritual.
Un proyectil alcanzó la residencia del obispo de
Járkov, pero nadie resultó herido y siguen allí preparando comidas para llevar
a dos estaciones de metro cercanas.
En la
diócesis de Kiev, la capital, los supermercados están vacíos; falta pan y agua;
el obispo auxiliar se encarga de enviar lo necesario, e, incluso, ayuda a
cargar los vehículos con los que se distribuyen. En un seminario se ha acogido
a mujeres y niños, unos 160; y dos colegios católicos se han convertido en
dormitorios. Los seminaristas y voluntarios los atienden.
Orar
por la Paz del Mundo, será la mejor contribución personal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario