Juan
José Ríos Ríos
Personas
que han hecho su tradicional peregrinaje a Talpa para dar gracias a la Virgen
del Rosario, titular de la parroquia de esta población de Jalisco, cuyo
trayecto lo hacen a pie, en moto o por otros medios, han referido a quien esto
escribe su preocupación por el estado que guardan las zonas boscosas del área
que se conoce como Parque Nacional Nevado de Colima y su zona trasvolcánica,
donde por fortuna todavía existe arbolado, esto por el cambio de uso de suelo
que se está dando y, principalmente, por haber visto conatos de incendios.
Los incendios forestales siempre han
sido atribuidos a causas naturales, por efectos de la caída de un rayo en seco
o durante alguna ligera tormenta, pero, principalmente, por la acción de los
humanos, desde arrojar una colilla de cigarro encendida, hacer fogatas que no
se apagan bien y, se dice también, por la presencia de objetos, como el vidrio,
que con el calor del sol hacen que se incendie la maleza circundante y con ello
las grandes quemas de pastos, arbustos o arbolado nativo.
A los incendios hay que agregar
ahora la moda que está imperando en toda la región por el cambio de uso de
suelo. Existen zonas totalmente devastadas de su capa vegetal nativa y en su
lugar se ha sembrado huertos de aguacate, principalmente, lo que ocurre ante la
indiferencia o ¿incapacidad…tolerancia? De las autoridades del ramo. Así vemos
ahora grandes extensiones cubiertas de nuevos cultivos, aunque bien es cierto
también, se aprovechan espacios que antes estaban en el abandono, sin producir
nada, o subutilizadas con cultivos tradicionales que aportaban poco.
El panorama del cambio en los campos
y terrenos de la Región sur, es ahora muy diferente, sin duda que se ven bien
los terrenos sembrados con otros cultivos, se genera empleo, hay producción y
riqueza que antes no se tenía, aunque hay que lamentar con las nuevas formas de
producción traen aparejadas acciones que afectan medio ambiente, flora y fauna,
pero, principalmente, se consumen grandes volúmenes de agua para hacerlos
producir, lo que sin duda se reflejará en la reducción en mantos freáticos que
ahora son los proveedores de agua para el consumo humano.
Esto, parece, y es irreversible. Es
de desearse que no se desborde el proceso que está ocurriendo en los campos de
esta región, que haya control para evitar problemas futuros. Recuérdese que por
estos cambios y el uso de productos químicos para proteger los cultivos,
ocasionaron el desplome de la producción melífera de la zona, murieron muchas
abejas y con ello cientos de colmenas quedan improductivas, abandonadas, aunque
a últimas fechas se ha comenzado a ver uno que otro insecto polinizador en los
espacios urbanos donde hay plantas con flores, abejas y mariposas,
principalmente, aunque no como se veía antes de este bum aguacatero.
Retomando el tema de los incendios
forestales, actualmente en varios estados del país, entre éstos Jalisco, se
tienen registrados 33 incendios forestales activos, lo que ha afectado más de 4
mil hectáreas, el más reciente se produjo, intencionado o no, en una parte del
codiciado Parque La Primavera, donde la ambición de los fraccionadores
residenciales se imponen más que la voluntad de preservar este pulmón para la
llamada Zona Metropolitana de Guadalajara, a quienes se les señala como causa
principal de estos incendios. Ojalá y que, en nuestra región sur, en el área
protegida y circundante del Parque Nacional Nevado de Colima, haya vigilancia y
control para evitar incendios en esta temporada de estiaje y siempre.
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