Juan José Ríos Ríos
Pues
vaya la forma de apoyar la cultura de leer y comprar libros en Ciudad Guzmán,
resulta que a los expositores de éstos que tan sólo se instalan cuatro veces al
año, los quieren eliminar de los espacios donde han hecho sus ventas, algunos
desde hace más de 30 años, porque “los libros afean la ciudad”, tal fue la
denuncia hecha por las personas que la hacen de libreros, actitud que le
cuelgan al área de Reglamentos Municipales de Zapotlán el Grande, dicho tal vez
de manera despectiva porque algunos de éstos expositores comercian con libros
usados, que no dejan de ser libros.
De por sí las librerías en Ciudad
Guzmán están en peligro de extinción, así lo han considerado los mismos integrantes
del Grupo de Libreros de Zapotlán, y entre las razones expuestas por ellos
están el cambio a la era digital, la falta de políticas públicas relacionadas
con la promoción de la lectura, el desinterés por parte de los menores de edad,
así como la poca cantidad de libreros en la ciudad.
Los quejosos refieren que antes se
instalaban alrededor de 12 librerías en la zona centro, ahora ya sólo lo hacen
6 de ellas, lo que habla de una reducción de hasta el 50 por ciento de negocios
dedicados a la venta y promoción de libros, pues en Ciudad Guzmán tienen más
preferencia para hacer comercio vendedores ambulantes, atracciones mecánicas y
otro tipo de negocios que abarrotan y prácticamente se adueñas los fines de
semana en la plaza principal y sus alrededores, seguramente ellos no afean la
ciudad, como lo considera el área de Reglamentos.
Sobre el tema, María Guadalupe
Romero Calvario, quien tiene más de 30 años instalándose en los portales de la
ciudad, debido a que su esposo fue uno de los fundadores; dijo sobre el problema
que les aqueja que sólo se instalan cuatro veces al año y el tiempo restante
realizan venta de libros por internet, porque tener un espacio físico para la
venta no es negocio por los precios elevados de la renta en la ciudad.
La ley dice muy claramente que toda
persona pueden dedicarse a cualquier trabajo o profesión que le acomode,
siempre y cuando ésta actividad sea lícita, palabras más, palabras menos, a eso
hay que agregar que hay expositores que tienen haciendo este tipo de comercio
desde hace 30 o más años, como es el caso de la señora María Guadalupe Romero
Calvario, viuda por cierto y ahora le quieren coartar su forma de vida, cuando
sólo se instala cuatro veces al año en la “Ciudad que es de todos”, el resto
del año desde casa vía internet, ante la imposibilidad de rentar un local, que
seguramente no es barata la renta.
Como “oferta” para que sigan
haciendo su comercio, a los libreros se les ofrece espacio en terrenos del
recinto ferial o en el Jardín del Rico. En los terrenos donde anualmente se
celebra la feria, es terreno baldío, no hay instalaciones apropiadas, tampoco
la movilidad o tránsito de personas como para considerar que allá les irá mejor
que en la zona donde se han instalado desde hace tantos años. Por cierto, en
eso lares están las obras que se construyeron como nuevas oficinas del SAPAZA,
que están abandonadas y de las que el mismo alcalde dijo que estaban
considerando su rentabilidad para la reubicación.
Si no es rentable para ocupar esas
instalaciones del OPD, a donde los ciudadanos, los usuarios del Sistema de Agua
Potable y Alcantarillado de Zapotlán (SAPAZA), obligadamente tienen que ir para
cumplir sus obligaciones como tales… ¿Lo serán para los libreros? Por desgracia
no venden tacos sabrosos que pudieran ocasionar la posible presencia de
consumidores, venden libros, y si en la zona centro no les es rentable, ejemplo
de ello es que sólo quedan seis de doce expositores, exponiéndose a este tipo
de acciones… ¿Lo será allá? La otra opción que tienen es el área conocida como
Jardín del Rico, desprovista de instalaciones apropiadas y que tampoco ayudaría
a mantener viva esta actividad.
Es poco común que en otras ciudades
los expositores o libreros tengan este tipo de problemas, sin embargo, en la
tierra de Hijos Ilustres, les están atizando y feo. Aún con este panorama, los
libreros tienen fe en su negocio, en que no se pierda la costumbre o cultura de
comprar y leer libros, pues en abono a su situación, dicen han surgidos nuevos
lectores, pero hacen un llamado a los ciudadanos para que se adentren en el
mundo de las letras.
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