Pedro Vargas Avalos
Decía
Francisco de Miranda (1750-1816), el precursor de la emancipación de
Hispanoamérica: “Seré perpetuamente, acérrimo defensor de los derechos,
libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defiendo y
defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y necesaria para la salvación de
sus desgraciados habitantes, como porque interesa además en el día a todo el
género humano.” Luego sobrevinieron las gestas heroicas por alcanzar la
libertad política de cada región del antiguo imperio hispano-lusitano.
Cuando
se logró aquella meta, aparecieron como quimeras las aspiraciones de la gran
patria latinoamericana. En lo que hoy es Jalisco, el brillante pensador
Francisco Severo Maldonado, (1775-1832), un verdadero exponente de la
ilustración americana (Carlos Fregoso Gennis) planteaba en la parte final de su
magnífica obra “El contrato de asociación para la República de los Estados
Unidos del Anáhuac”, la conformación de un organismo integrador de
representación panamericana, que sin
duda, es el antecedente primario de la actual Organización de los Estados
Americanos (OEA), en lo que estamos de acuerdo con el jalisciense Fregoso
Gennis. Su propuesta la denominó “Apuntes Sobre un Tratado de Confederación
General entre todas las Repúblicas Americanas” (Guadalajara 1823).
Durante
el siglo XIX, los principios de Simón Bolívar, luego las ideas del Benemérito
de las Américas, Benito Juárez, y finalmente las proposiciones de José Martí, cobraron
vigencia. En la actualidad, es tarea urgente de nuestros pueblos, vigorizar las
asociaciones aglutinantes de países hermanos con reales aspiraciones de unidad
latinoamericana, desde luego incluyendo al Caribe. Porque el ideario de Miranda,
las visionarias proyectos de Maldonado, y los principios, martiano, juarista y
el bolivariano, siguen estando presentes con su aspiración de conformar la gran
patria latinoamericana. Lo anterior porque México, Centroamérica, el Caribe y
Sudamérica, con sus numerosas afinidades, han soportado -a partir del norte de
nuestra América o del viejo continente-, desde invasiones, despojos o bloqueos,
hasta presiones e intimidaciones por parte de sus potencias imperialistas.
El
lunes pasado, arribó a nuestro país Inácio Lula da Silva, exmandatario
brasileño (2003-2010); su objetivo fue sostener encuentros con políticos y
legisladores de la Cuatroté (4T), iniciando con el primer magistrado Andrés
Manuel López Obrador. El recibimiento fue del canciller Marcelo Ebrard, quien twitteó:
"Bienvenido Luiz Inácio Lula da Silva, Lula, gran amigo de
México y la causa de la justicia. Inicias visita a nuestro país, donde se te
quiere y respeta. Muy contentos de verte entre nosotros".
Ya
sabemos que el mencionado líder obrero carioca, luego de su exitosa gestión
como presidente de su patria, (caracterizada por ser a favor de los pobres y de
la igualdad) fue objeto de una abyecta persecución, implacable a la par que
injusta, por cuya causa estuvo preso como diecinueve meses. Por fin, la
justicia se impuso y el juez prevaricador (Sergio Moro) que lo acosó,
-recompensado con el ministerio de justicia- fue defenestrado por su propio
aliado, el inefable actual jefe del Estado brasileiro, Jair Bolsonaro, quien se
benefició de las calumnias que pusieron fuera de la elección presidencial de
2018 al citado Lula. En octubre habrá nuevos comicios y al parecer será un
enfrentamiento entre el filonazi actual gobernante, calificado por Lula como
“un presidente genocida”, y el citado adalid izquierdista -Lula da Silva-, al
que las encuestas dan como virtual triunfador. Precisamente, el miércoles en la
capital mexicana y ante los legisladores morenistas, despejó la incógnita, al
manifestar que contenderá como candidato a la primera magistratura de su país.
Antes
había visitado al jefe de la Cuatroté, y declararon: Nos une la lucha por la
igualdad y la justicia, además de la integración de América Latina. Da Silva
exaltó las similitudes que tiene el gobierno del presidente López Obrador, con
los ideales de su partido, como la atención a las causas pobres y el trabajo
para el pueblo.
Sobre
el conflicto bélico de Rusia y Ucrania, fue tajante: “El mundo necesita comida,
el mundo necesita empleo, el mundo necesita educación… no necesita guerra”.
En
el segundo encuentro de legisladores de MORENA, expresó: “Puedo decirles que
hoy vine a México para aprender con ustedes, (para aprender) cómo es posible
que con mucha disposición y tenacidad cambie la historia de un país”.
Después
visitó a los senadores, y les habló claro: la gente pobre “no es el
problema, es la solución”; para ello, basta que se le incluya en el
sistema, que le den dinero, seguridad social y que empiecen a trabajar, para
entonces dejar de ser el problema.
Por
otra parte, el exmandatario sudamericano puntualizó: “los cambios que realiza
el presidente Andrés Manuel López Obrador provocarán que Morena sea un
partido muy atacado. Tendrá muchas críticas y ataques porque la élite mexicana
no va a querer una política de bienestar social”.
En
otro momento, estipuló: lo que Morena ha hecho, en tan poco tiempo de gobierno,
“es de una grandeza extraordinaria que tal vez lleve cierto tiempo
para que todos entiendan que está sucediendo una revolución política”, pero
reiteró: Ustedes están en el camino correcto. Finalmente, flanqueado por
Ricardo Monreal y Olga Sánchez Cordero, enalteció al guía de la 4T, de quien
afirmó es “un regalo que México ha recibido”, destacando que un hombre
como él “no nace todos los días y menos llega a alcanzar la Presidencia de la
República”. (Portal “Político MX”, 3-III-2022). Olga Sánchez remarcó que ambos
dirigentes (Amlo y Lula) son partidarios de la unificación latinoamericana, la
justicia social y luchan por los pobres.
De
la visita de este digno representante de la política latinoamericana, nos queda
su propuesta, hecha luego de cuatro horas de “fraterno encuentro” con AMLO: se
comprometió con el presidente de México, a formar un corredor progresista en
América Latina con ambos países como sus polos, para cuyo fin esperan contar
con el apoyo de Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia.
Con
lo anterior, los sueños de los próceres que han vislumbrado una patria grande, con
Latinoamérica y el Caribe unidos, reciben vívido impulso y retornan
fortalecidos a la mente de los amantes de la libertad, la democracia, la unión
y la justicia de los que vivimos en este subcontinente, llamado a ser corredor
de la dignidad humana.
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