Milton
Iván Peralta
El Volcán/Gómez Farías
Algunos
amigos de artesanos de Gómez Farías, vinieron desde Villa de Álvarez, como fue
Simón Muñoz Limón y Jesús Juárez Venegas, quienes realizaron un reconocimiento
a los artesanos que desde hace 160 años dotan el petate para la construcción de
la Petatera, la tradicional Plaza de Toros que está considerado la artesanía
más grande del mundo.
Néstor de la Cruz, presidente municipal de Gómez Farías, comentó, que estaba contento por presumir “nuestro orgullo, que son nuestros artesanos, sus manos artesanas expresan todo su sentir en el tejido, se ha ganado la distinción de ser parte de la mano de obra que labora los tejidos que realizan la artesanía más grande del mundo, entre otras muchas más”.
Néstor reconoció la trayectoria de
los artesanos locales, que se siente orgullosos de sus tradiciones “siempre lo
he dicho, Gómez Farías es el corazón del sur, tenemos manos con sentimientos,
manos artesanas, un municipio que recibe con los brazos abiertos”.
El presidente de los artesanos,
agradeció a los visitantes de Colima, “nos trajeron un tesoro invaluable, un
reconocimiento a la historia de los artesanos, y también para la comunidad,
esperemos que Villa de Álvarez nos reciba pronto con los brazos abiertos”.
José Cano, comentó que “este día es histórico, en apariencia parece una simpleza, nosotros somos artesanos generacionales, y nadie había tenido la cordialidad de venir a decirnos presentes, para mí es significativo, que nos reconozcan por la petatera, es importante, gracias por reconocer nuestro trabajo”.
Simón Muñoz Limón dijeron que
vinieron para conocer a las manos que ayudan a construir las manos de los
símbolos más importantes de Villa de Álvarez.
Jesús Juárez Venegas, lamentó que a veces desde Colima se desconozcan
estos detalles y que es importante el seguir compartiendo esos lazos que unen a
su estado con la región sur, que es importante y que históricamente son una
misma región.
QUÉ ES LA PETATERA
La construcción dura 50 días, en Villa de Álvarez, Colima, se levanta la plaza de toros “La Petatera”, pieza arquitectónica considerada la artesanía más grande del mundo y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Es
una obra arquitectónica inteligente, dotada de una estructura flexible,
ingeniosa y eficiente para la zona sísmica. La estructura es un esqueleto
entretejido y amarrado en perfecta armonía y provisto de gran estabilidad
estructural la cual es viable con un bajo costo cíclico de construcción.
Está
formada estructuralmente por un entramado de madera de varios tipos de los que
se dan en la región y de acuerdo a las características del sistema, ya sea para
absorber esfuerzos de tracción a través de polines y largueros, como para
transmitir las fuerzas de compresión al terreno mediante horcones.
Este sistema estructural se une entre sí con cordeles y sogas de ixtle. La obra se inicia una vez que se ubica el centro del terreno y se traza el círculo que define al ruedo, el cual tiene un diámetro de sesenta metros y la superficie construida cerca de los tres mil metros cuadrados. El área de graderías, construidas también en madera, tienen un área de dos mil m², lo que permite un cupo de aproximadamente cinco mil espectadores.
Estas
graderías están divididas en 70 secciones o tablados, los cuales pertenecen a
70 concesionarios distintos que son los que almacenan, construyen y
posteriormente desmantelan la estructura.
El
conjunto arquitectónico de la plaza de toros se complementa con la zona de
corrales, construida con los mismos principios de la plaza. Las sombras
representan el sistema complementario de la plaza y consisten en la cubierta
que se prepara con enjaules de otate, todos con el mismo ancho, pero de
diferentes longitudes, las que se conocen como sombras largas y sombras cortas.
Sobre estos enjaules se cosen los petates con mecate y agujas de aria.
Las
faldas son la cubierta de la plaza, las que están hechas de petate y se colocan
en la parte baja de las gradas, así como en las escaleras de cada uno de las
plateas. Para realizar esta obra, cada concesionario de tablado aporta cinco
horcones, cinco soleras, tres latas largas, tres cortas, docena y media de
tablas para platea, los asientos y los estribos, media docena de trancas para
el ruedo, cuatro docenas de petates y seis sogas para amarrar.
El
maestro de la obra define si la condición de los materiales es aceptable o no,
en caso contrario deberá proporcionarlos nuevos. El concesionario contrata a
los tabladeros por una cantidad fija que incluye el montaje, la terminación, el
mantenimiento durante las fiestas, así como el desmontaje final, entonces
recoge el material en el sitio para llevárselo a guardar el resto del año y
protegerlo en algún rincón de su propia casa.
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