Pedro
Vargas Avalos
El
suceso nacional más sonado de los recientes días, fue sin duda la inauguración
del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), una de las obras insignias
de la administración federal que encabeza el Presidente Andrés Manuel López
Obrador. El hecho acaeció el pasado 21 de marzo, aniversario del natalicio de
D. Benito Juárez, el “Benemérito de las Américas”, prócer venerado enfáticamente
por el mandatario.
Dependiendo de quien se refiera a
ese acto de apertura, se subraya su importancia o se acentúa su desaprobación.
Aquellos suelen magnificar el logro, en tanto que los impugnadores lo denigran:
el asunto se convirtió en competencia de fanfarrias y silbatinas. En el término medio, no son pocos quienes
ponderan con justeza la edificación, comenzando con la necesidad del aeródromo,
así como apreciando la rapidez con la cual se construyó y desde luego, la
economía que se logró (en tiempo y recursos) comparándolo con el faraónico
aeropuerto fallido de Texcoco.
Pasaditas las once de la mañana del lunes
21 retro próximo, se llevó a cabo la formal iniciación del evento, al cual
acudieron más de dos mil invitados, entre ellos muchos gobernadores, bastantes
empresarios, líderes sociales, funcionarios públicos de todos los niveles y
hasta vendedoras de antojitos mexicanos. El grito de “¡Si se pudo!”, generado
por cientos de simpatizadores de la Cuatro T, atronaba el espacio y cimbraba
los muebles. Y luego vinieron los oradores.
El general Gustavo Vallejo, líder de
los ingenieros militares que levantaron en tiempo récord el AIFA (se inició el
19 de octubre de 2019), en su intervención expresó que dicha obra será “uno de
los activos estratégicos más valiosos del Estado Mexicano”, enfatizando que se
ciñó a las reglas y principios más estrictos de los organismos rectores de la
aviación mundial. Funcional, austero y vistoso, son conceptos que dicho mílite
aseguró tiene la obra. Dio una catedra de las particularidades que la
caracterizan, y manifestó que dará fortaleza a la nación.
Hubo más personajes que hicieron uso
de la palabra, llamando la atención el discurso del mandamás del Estado de
México, Alfredo del Mazo, quien expuso que el AIFA “es la obra de
infraestructura más importante concluida en nuestro país durante el presente
siglo”. Y en efecto, si hacemos memoria, no encontramos parangón en los
recientes 5 o 6 lustros, de una obra igual.
Siguió diciendo el ejecutivo de
EDOMEX: “El Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” forma parte del Sistema
Aeroportuario del Valle de México, conformado por las terminales aéreas de la
Ciudad de México y Toluca, y permite que el país sea un puente económico y
cultural en el continente americano”. En tal tesitura, nuestro pueblo
podrá “refrendarse como un amigo solidario de todos los países, así como una
nación independiente y soberana ante el mundo”.
No tuvo desperdicio el señor Del
Mazo Maza, (priísta, por cierto) en cuanto a la descripción geográfica del
nuevo puerto aéreo, que congloba a los Estados de Hidalgo, México y la ciudad
capital (que también es una Entidad federativa). Fue edificado por la
responsabilidad, capacidad y compromiso del Ejército Mexicano, siendo una
terminal aérea eficiente y sustentable, que convierte a la ingeniería mexicana
como un referente internacional. Luego agregó: “simboliza nuestra
capacidad de trabajar unidos en torno a objetivos comunes, y de avanzar
orientados por el bienestar, la justicia social, y el orgullo compartido.” Y
finalmente afirmó que la obra, es testimonio de la determinación y convicción
del primer mandatario nacional, de dar a sus acciones un sentido social.
Para
muchos comentócratas, esas palabras del ejecutivo del Estado de México, no son
más que un esfuerzo para asegurarse, en su futuro inmediato, una embajada. De
igual manera, opinaron del gobernante de Hidalgo, Omar Fayad, quien fue el
menos lucido de los que utilizaron la tribuna, y se le recordará porque invitó
a los viajeros del AIFA, a visitar su Estado, donde encontrarán
“barbacoa, jabalí, guarumbos y escamoles”. Los guarumbos, para los que no lo saben, son
las flores del maguey, que bien cocinadas, son un rico manjar; por su lado, los
escamoles no son sino larvas de hormigas, que se consumen en las regiones
centrales de la república, alcanzando precios muy elevados.
No podían faltar entre los que
formularon ideas, la jefa de gobierno de Ciudad de México (Claudia Sheinbaum
Pardo), candidateada por muchos morenistas como la futura postulante presidencial
de su partido. Entre otras cosas refirió: "El aeropuerto de Texcoco (...)
implicaba un gasto de mantenimiento enorme, porque la zona donde se ubicaba no
era un espacio apto, pues se inunda cada año; sirve de vaso regulador de la
cuenca; se hunde por la explotación del acuífero y además es de un suelo
arcilloso. Por si fuera poco, entregaba al desarrollo inmobiliario, las 700
hectáreas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y más de mil
hectáreas del aeropuerto de Santa Lucía". Luego les cargó la mano a los
opositores: "Constituye la esencia de la transformación de la vida pública
de México, frente al negocio, el privilegio y la entrega de nuestros recursos
para el beneficio de unos cuantos". En pocas palabras, el AIFA “es la esencia
de la Cuatro T”. (Telediario, 21-III-2022).
Claro que los críticos de AMLO y su
gobierno, llenaron de calificativos perniciosos al AIFA, llegando al ridículo
de llamarlo “central avionera” (Luis Cárdenas) o “Aeropuerto Chafa” (Carlos
Loret de Mola) ambos en El Universal. Incluso algunos que pretenden ser menos punzantes,
como Enrique Quintana de El Financiero, auguran: “la mejor opción que tiene es
convertirse en un aeropuerto menor”. El colmo de los opositores, son los casos
del intrascendente Gabriel Quadri o la renegada Lily Téllez, que proponen
retomar el malogrado proyecto de Texcoco, chifladura en que los acompaña el
murmurador Claudio X. González.
Por otra parte, poderosos
empresarios como Carlos Slim o Emilio Azcárraga, declararon que el AIFA era “espectacular”
e “impresionante”, y que estaba llamado a ser factor trascendente para el
transporte de pasajeros y una terminal importante para el renglón de carga.
Finalmente citaremos al mandatario
de Querétaro, el panista Mauricio Kuri, quien ha sido muy crítico de la Cuatro
T, y, sin embargo, después de asistir al arranque del aeropuerto Felipe
Ángeles, hizo valer la máxima que reza: “de los arrepentidos se vale Dios”. Y
dio una conferencia, en la cual, entre varias cuestiones, manifestó: “No hay
viento favorable para barco sin rumbo”, por lo que no debemos remar unos para
un lado y otros para diverso curso, porque eso genera cero resultados
positivos; en consecuencia, es necesario estar unidos y considerar la
diversidad de opiniones como riqueza, no como obstáculo; es “una mezquindad no
reconocer” la obra del AIFA. Y remacha: yo quiero que a México le vaya bien, y
por ello “debemos querer lo mejor para el Presidente, porque si le va bien al
Presidente, le va a ir muy bien a México”. Razonamiento en que, sin excepción, debemos
estar todos los mexicanos de acuerdo.
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