Víctor
Hugo Prado
De
acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, la obnubilación es en estado
de la persona que sufre una pérdida pasajera del entendimiento y de la
capacidad de razonar o de darse cuenta con claridad de las cosas. El
diccionario médico la define como la disminución del nivel de conciencia que se
caracteriza por la existencia de confusión, torpeza de movimientos, lentitud
psíquica y disminución de la atención y de la percepción. Puede darse en grados
moderado o profundo, según lo determine un médico.
No
quisiera suponer que nuestro presidente de la república está obnubilado, mucho
menos se podría afirmar. Percibo que en ocasiones las cargas de trabajo y el
ejercicio del poder, sobre todo de este último, provoca cierta obnubilación. Agustín
Basave, en el Diario Milenio afirma que la mezcla en altas dosis de poder,
revanchismo y discrecionalidad es peligrosa. El poderoso que guarda
resentimiento y cree que su criterio es más justo que la ley hace mucho daño.
Sugiere, que “entre lo discrecional y lo arbitrario solo media un paso, que se
da al perder la capacidad de autocontención racional”, diría de perder la
capacidad de ver la realidad con claridad o sea de estar obnubilado.
¿Acaso
no se está obnubilado cuando se ven como enemigos del régimen a los adversarios
políticos?, ¿cuándo los enemigos de la paz pública no son los delincuentes organizados
que controlan regiones enteras en el país, sino los periodistas que critican al
poder o ejercen la libertad de expresión?
¿Acaso
no se está obnubilado cuando se ve desde ese cristal como enemigos a la UNAM, a
las clases medias, a la sociedad que aspira a la movilidad social, cultural o
económica? ¿no está obnubilado quien niega la realidad de los actos de
corrupción que le siguen uno tras otro entre miembros del gabinete o de
integrantes cercanos de la familia? ¿se está o no obnubilado cuando desde una
alta esfera del poder y la comunicación se amenaza, se exhibe, se acusa y se
juzga a empresas, inversionistas o medios de comunicación? ¿acaso no se está
obnubilado cuando en un día sí y otro también se construyen enemigos
permanentes? Que tal España, la “inquisidora” canciller de Panamá, los
demandantes de medicinas para sus hijos con cáncer, quien reclama un mejor
trato financiero para su entidad, Aristegui, Loret, Aguilar Camín, Krause, los
que no quieren al director impuesto en el CIDE, la FIL, a los críticos anónimos
protegidos, según él, con el paraguas del conservadurismo. ¿acaso no está
obnubilado quien impone una visión dicotómica de buenos contra malos? Aplicando
la regla de quien no está conmigo está contra mí. Y mientras la obnubilación se
agudiza, el país, un día sí y otro también, se desmorona a cachos.
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