Pedro
Vargas Avalos
Existen
frases que, por lo singular de su contenido, son adoptadas por personas, grupos
o pueblos enteros para enfatizar sus expresiones. Es decir, permiten enunciar
mejor ciertas ideas y así ser entendidas cabalmente por quienes nos escuchen o
lean. Si cada una de esas voces, se dijeran aisladamente, su significado sería
diverso al que deducimos de la asociación de palabras que integran la locución.
Estas en ocasiones son verdaderos proverbios y hasta pueden transformarse en
auténticos refranes o dichos populares.
Cuando
decimos, “de tal palo, tal astilla” no necesitamos mucha ciencia para entender
que la cosa o persona que aludimos, es de igual calidad que de aquella esencia
o persona de la que se deriva. De igual manera, decir que “poderoso caballero
es don dinero”, es que, con plata o capital, todo se puede o al menos se
facilita.
Leer
o en su caso oír, a ciertos individuos, es aleccionador, no solo por sus ideas,
sino porque suelen recurrir a las máximas, las sentencias y los refranes, con
lo cual hacen más entendible sus principios o posturas. En tal situación se
encuentra leer o escuchar al analista y profesor ibero Juan Carlos Monedero (Madrid,
1963).
La
semana pasada, dicho politólogo, sostuvo una entrevista muy interesante, en el
programa Los Periodistas, del portal “Sin Embargo”, que conducen el jalisciense
Álvaro Delgado y el chihuahuense Alejandro Páez. El tema central fue la
cuestión de las empresas españolas que con arrogancia se han dedicado a obtener
enormes ganancias en nuestro país, utilizando para ello a políticos y altos
funcionarios mexicanos, a los que corrompieron a la par que premian con sustanciosas
pagas.
Y
es que conforme el adagio: “Roma paga bien a sus traidores”, lo que hicieron
(solo como botón de ejemplo) Felipe Calderón y su secretaria de energía, Georgina
Kessel, no tiene más nombre que “vendepatrias”. En voz del presidente López
Obrador, esas sociedades de energía, “Nos ofendieron cuando se llevaron a
trabajar a su empresa a la que era secretaria de Energía, la señora Kessel, y…
nos ofendieron muchísimo cuando nombraron consejero de Iberdrola al ex
presidente Felipe Calderón”. (Mañanera, 27-X-2020).
Y
dentro de esa tesitura, en España también se fueron hasta la cocina y ahora lo
pagan muy caro sus habitantes. Una constante -afirma el entrevistado- es que
los presidentes o ministros hispanos, tras dejar el poder, entran a trabajar a
esas empresas, lo cual es un beneficio, un privilegio indebido, cuyo origen es
la corrupción. Y ahora que una administración los quiere sujetar, se comportan
dichas compañías como “los matones del barrio” y aun llegan a amenazar al
gobierno. Incluso, pagan a quien traiciona y subvierte, incorporándolo como consejero, cual fue el caso del socialista Antonio
Miguel Carmona, ahora vicepresidente de Iberdrola
España, lo que irritó al gobierno de Pedro Sánchez, lo que se calificó de
“puñalada” pues se libra plena batalla de las eléctricas contra el Ejecutivo
por las medidas adoptadas en las últimas semanas para abaratar el recibo de la
luz ante los desorbitados precios del mercado mayorista. De esta manera,
Iberdrola, le dice al gobierno: “Para gallos, yo”. Nuevo concepto en la península
es el de “pobreza energética”, gracias a la conducta de Iberdrola, que hace no
se bañe un abuelo o un niño, se desconecten aires acondicionados, se inutilicen
electrodomésticos, etc.
No
se puede entender -sigue hablando Monedero- como funcionarios con información
privilegiada, pagan hoteles de lujo e invitan empresas para que vayan a
invertir, bajo la base de luego se les pagará con puestos jugosos. Y las firmas
que aceptan, van soberbias, altaneras y en vez de llevar dinero, hasta lo
consiguen en México.
Estas
empresas son sostenedoras de partidos de la derecha. Pagan sobornos y campañas
electorales, que al final los costearán los mexicanos. El Partido Popular,
amigo del PAN y hasta del PRI neoliberal, es aliado de las estructuras
corruptas mexicanas. Pero eso se preveía, pues este partido conservador nació
con Manuel Fraga, quien para triunfar pidió dinero a los narcos gallegos y
luego todo lo corrompió. Incluso, los bancos españoles participan de esa
corrupción. Lo más alto de este mal, lo representa el exrey Juan Carlos, quien,
teniendo como manipulador a Felipe González, manejó las Cumbres
Iberoamericanas, y allí se fraguaron esos tipos de negocios sucios: por ello
presidentes y elevados funcionarios latinoamericanos, están en la cárcel y uno
(Alan García) prefirió suicidarse. Al respecto, dijo un líder de Iberoamérica: Los
pueblos van de valle en valle y los presidentes de cumbre en cumbre.
No
cabe duda de que “Roma paga muy bien” a sus renegados: es el caso de José Ma.
Aznar, quien se prestó para que Estados Unidos justificara la invasión a Irak,
y luego, los destrozos que hizo Al Qaeda, los achacó a ETA para ganar
elecciones: ahora Aznar es dirigente de Atlas Net Word, organismo que verifica
los bulos¡! La zorra cuidando el
gallinero.
Hay
cosas que no conviene acelerar, porque de cuanto peor, más peor. Eso pasa con los malos comportamientos de
políticos y relevantes servidores públicos que aplican el proverbio: Para lo
que me queda en el convento, me ensucio dentro.
En
el reciente affaire de la “pausa” que manifestó el presidente de México, lo que
debió haber hecho el ministro español Albares, fue decirles a las
transnacionales aludidas: Cuando salgan fuera, no se comporten como lo hacen
aquí, porque manchan a España. O sea, no defender los intereses de los
accionistas, sino la imagen de España. Y agregarles: no sean empresas
arrogantes, engreídas ni altivas; no falten el respeto a un gobernante, porque es
una forma de agraviar a una nación.
Esas
compañías, sus líderes y los organismos que apoyan, se dedican a corromper
ciudadanos. Ahora -propone Monedero- debería haber un nuevo delito: Corrupción
de mayores. Porque se envenena a los adultos, para que vivan con miedo y odio, con
el fin de manipularlos. La extrema derecha capta el enfado popular, con el
exclusivo objetivo de denigrar a sus contrarios y buscar tener el poder.
Los
cuatro huecos del corazón: pensar y estar en las instituciones, para disminuir
las desigualdades; seguir presionando en las calles, para no ceder ante la
derecha; tener un relato de lo que acontece, y saberlo adecuar a momentos
diferentes y, finalmente, señala este destacado analista: Pido a México que no
olviden la alegría, porque si se olvida, estaremos casi derrotados.
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