Víctor Hugo Prado
De
acuerdo con el estudio ¿Dónde están las científicas?, llevado a cabo por el
Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y difundido apenas hace unos
días, señala que “hay un grupo de solo siete carreras universitarias que son
las predilectas entre las y los mexicanos. Estas son, Administración de
empresas, derecho, contabilidad, formación docente para educación básica,
enfermería, psicología e ingeniería industrial, las que atraen a 48% de las
mujeres y 40% de los hombres que obtienen un título universitario”. En cambio,
señala el estudio, “existen otras carreras que solo son populares entre los
hombres o entre las mujeres. Por ejemplo, hay programas de estudio donde 3 de
cada 4 alumnos son mujeres, como sucede en nutrición, trabajo social y diseño curricular;
ingeniería mecánica e ingeniería civil, las prefieren 9 de cada 10 estudiantes
hombres.
Refiere
el estudio, además, que “la presencia de las mujeres es especialmente baja en
las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (un grupo
conocido como STEM, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, las carreras del
área de ingeniería, manufactura y construcción, que concentran 23% de los
hombres, fueron elegidas por solo 4% de las profesionistas mexicanas”.
Nadie
podrá negar que la participación de las mujeres en STEM es fundamental para
cerrar brechas de género en las universidades y los lugares de trabajo. Atraer
a más mujeres a estudiar estas carreras, y lograr que permanezcan y crezcan en
esas ocupaciones, permitiría que más de ellas lograran mejores condiciones
laborales, puesto que tendrían más de las habilidades científicas y
tecnológicas que el mercado laboral demanda cada vez más.
Los
datos permiten inferir que México no está preparando a sus estudiantes,
especialmente a las mujeres, para un mercado de trabajo más vinculado a STEM,
como demuestran los resultados del Índice Global Educar para el Futuro 2019 de
la revista The Economist, donde México ocupa la posición 20 de 32 países. Para
ello, analizó la participación de las mexicanas en STEM, con información sobre
profesionistas y estudiantes, entre 2012 a 2021.
En
síntesis, las mujeres eligen carreras STEM con menor frecuencia que los
hombres, aunque este tipo de carreras tienen ingresos promedios más altos que
otras licenciaturas y una brecha salarial de género menor. Entre las mujeres
que estudian una carrera STEM, su permanencia y crecimiento en el mercado
laboral es menor. En conjunto con otros factores sociales y económicos, estas
condiciones reducen la visibilidad de las mujeres en STEM, lo cual refuerza la
percepción de estas áreas como un dominio masculino y dificulta que niñas y
jóvenes descubran su interés y habilidades en estas carreras. El problema no
compete solo a educación superior, sino del nivel básico, donde se debiera
estar trabajando las trayectorias profesionales tendientes a formar más mujeres
en el enfoque STEM.
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