Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
Con
cuchara grande se despachan comerciantes, tiendas de autoservicio, empresas que
distribuyen gas doméstico y venden gasolina, al no respetar los precios
denominados “oficiales” y en cambio incrementar su costo en detrimento de la de
por sí precaria economía de las familias. La justificación, quienes la dan tras
cuestionar el porqué de los aumentos, “es que todo está subiendo”, otros o lo
llevas o lo dejas.
Otros trucos de los que algunos
negocios de ventas, sobre todo al por mayor o de artículos y productos no
comestibles, consisten en hacer “promociones”, dos o más de ellos a un supuesto
costo menor al que los tasan ellos mismos, para que terminada la temporada de
ellas o por término de la mercancía, ya quedan en los exhibidores o estantes
con el nuevo precio, mayor al que tenían antes de ponerlos en “oferta”.
Por lo que se refiere a los
artículos de consumo popular o indispensables para las comidas o la alacena,
todos los días aumentan uno o más pesos, comprendiendo frutas, verduras,
tortilla, jitomates, cebollas y ya no se diga el limón o el aguacate, cuando se
encuentra el costo del cítrico oscila entre los 70 y los 80 pesos, aunque hay
que decirlo, es de mejor calidad del que se tienen a la venta del público en
poblaciones reconocidas como productoras de limón, con calidad mundial, como lo
es Tecomán.
Esto lo pudimos constatar al
dialogar con algunas amas de casas, el hacer compras de manera directa, incluso
en el Tianguis Municipal Benito Juárez, o en los pocos mercados que operan en
Ciudad Guzmán. Esto ocurre debido a la libertad que se toman comerciantes,
empresarios o distribuidores, no hay quien defienda al consumidor, de nada
sirve, en la llamada provincia, el que la PROFECO tenga en marcha su programa
denominado “Quién es quién en los Precios”, acá se lo pasan por debajo del
arco.
Esa falta de control y de apoyo a la
economía familiar por parte de la PROFECO, da manga ancha a los empresarios del
gas doméstico y distribuidores o expendedores de las gasolinas. A ello hay que
agregar que algunos de estos comercios al público en general no entregan kilos
o litros completos. Esto se puede comprobar con el simple hecho de adquirir
gasolina en un bote de plástico cuya capacidad puede ser de cinco o más litros,
que, al comprarse la cantidad de ellos, el volumen del producto no llena el
espacio del recipiente.
Sería inútil hacer un llamado a la
conciencia de quienes incurren en este tipo de abusos, no así exigir que las
autoridades locales hagan lo mismo para que, cuando menos, de vez en cuando
estén presentes inspectores de la PROFECO, realizando el trabajo que
presuntamente hacen por estados o regiones, bien cierto es que el país es muy
grande y más la cantidad de negocios y empresas a las que hay para supervisar,
pero, que se sepa, en esta cabecera municipal no se ha conocido acciones de
verificación por la dependencia oficial responsable de vigilar y en su caso
sancionar estos desmanes.
Es tal la situación, que hay
gasolineras operan y no disponen de sanitarios, los clientes tienen que pedir
permiso, en donde los hay, a los OXXOS o Kioscos que funcionar en su perímetro,
y esto es una irregularidad que no se ha tomado en cuenta para corregirla, ni
por los gasolineros, mucho menos por la PROFECO.
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