Ricardo Sigala
No sé
cuándo lo vi por primera vez, pero tengo muy claro su nombre desde aquel verano
de 2018 en que hice una investigación sobre los Juegos Florales de Zapotlán el
Grande. Él había ganado el concurso de poesía en 1992, con un poema titulado
“Quinientos años”, su nombre era Francisco Hernández López. Cuando pregunté por
él varias personas del ámbito cultural de la ciudad me informaron: me dijeron
que era zapotlense, de formación normalista y formaba parte del naciente grupo
cultural Alasletras. Un día lo conocí personalmente y comenzamos la relación
cordial que surge entre dos personas que se respetan, aunque apenas se conocen.
En 2021 leí su texto “La tía Romualda”, que Silvia Quezada incluyó en su libro Veintisiete escritores del sur de Jalisco.
Una antología desde el confinamiento,
me encontré con un narrador notable, un escritor con una voz propia y con un
humor por demás natural y bien logrado, todo manifestado en poco más de dos
páginas. En el número de la revista “Alasletras” dedicado a Orso Arreola, también
del año pasado, me encontré con otro texto de Francisco Hernández López, que a
mi juicio era uno de los más destacados del número, por su bien lograda
ejecución escritural.
Converso con él y le recuerdo que
durante los años noventa tuvo un periodo importante en su trabajo como
escritor. En el año 1992, a parte haber ganado los Juegos Florales de Zapotlán,
también publicó su primer libro: Un
maestro rural y seis años más tarde, Contra
viento y marea. Entonces me responde que en efecto fue una época de
reconocimientos, que ganó varios concursos de literatura y de cartel, que fue
caricaturista para un periódico “Pueblo” que fundó Manuel Munguía, y que su
primer libro fue reseñado por Carlos Monsiváis y por Wolfgang Vogt. Por alguna
razón hizo una pausa en su escritura de varios años, pero en los últimos años
ha vuelto a escribir.
Lo que nunca de dejó de hacer
Francisco Hernández López es su trabajo como promotor de la cultural infantil,
al que ha dedicado décadas de su vida. Él es el fundador y director de la
compañía “La casita de miel”, un proyecto escénico que incluye cuentacuentos,
marionetas, teatro, música y magia. Da presentaciones tanto para instituciones,
en espacios públicos como para eventos particulares. El año pasado formó parte
de la cartelera del proyecto Estación cardinal sur, del Centro para las Artes
José Rolón.
En
este contexto, el 23 de diciembre pasado se hicieron públicos los resultados de
la Convocatoria del Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias
(PACMYC) del Estado de Jalisco en su Emisión 2021–2022. Entre los proyectos
beneficiados se encuentra “La magia de los cuentos”, a cargo de Francisco
Hernández López. El proyecto consiste en una serie de presentaciones en centros
comunitarios, comunidades rurales y barrios populares y la publicación de un
libro. La magia de los cuentos tendrá
un promedio de tres presentaciones mensuales entre los meses de febrero y
octubre y está recibiendo apoyo de la oficina de cultura del gobierno
municipal.
Panchito, como se le conoce
cariñosamente, no sólo dirige los trabajos de “La casita de miel”, también
escribe algunas de las obras que representan y elabora las marionetas y el
vestuario. También hace el papel de mago, evita llamarles trucos a sus actos de
magia, él prefiere decir que hace ilusiones, Panchito el ilusionista. Me dice
que hace poco una persona lo denominó como “El increíble profesor Panchito”, y
es la forma en que se anuncia en sus presentaciones.
Nota.
Francisco Hernández López cumplió 60 años el pasado 29 de enero.
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