Juan
José Ríos Ríos
En el
México festivo que vivimos, cuando diputados y senadores, a falta de un
verdadero interés por servir a los ciudadanos y velar, verdaderamente por los
intereses de sus supuestos representados en los cargos que ocupan, y sólo se
ocupan de establecer fechas para conmemorar cualquier cosa, pero sin comprobar
en la realidad se cumplan los objetivos por los cuales se les seca el cerebro
con sus brillantes ideas, se estableció el Día Nacional de la Vivienda. He aquí
la historia.
En noviembre de 2017, por iniciativa
del Senado de la República se estableció el 7 de febrero de cada año como el
Día nacional de la vivienda, con el objetivo de conocer, informar y reforzar
las acciones en esta materia, así como analizar los mecanismos que den certeza
en la construcción de casas-habitación con todas las medidas de seguridad.
Como se establece en el Programa
Nacional de Vivienda 2019-2024 (PNV), la vivienda se concibe como el espacio
que habitan las personas y las familias, edificada a partir de esfuerzos
propios o a través de algún crédito a fin de ser utilizada para habitar o como
un patrimonio que permite generar ingresos. Por ello, la vivienda se considera
mucho más que un simple espacio edificado al contener múltiples significados y
enfoques ya que, al mismo tiempo, su construcción genera inversión, empleo y
posibilita el desarrollo.
En 2020 en México, la Encuesta
Nacional de Vivienda (ENVI) 2020 estimó que el total de viviendas particulares
habitadas es de 35.3 millones. En 97.8% (34.5 millones) de las viviendas se
registró un solo hogar y en 2.2% (778 mil), dos o más hogares.
El 97.7% de las viviendas
particulares habitadas tenían piso con algún recubrimiento (cemento o firme;
madera, mosaico u otro tipo de recubrimiento); 97.6% contaba con servicio
sanitario; 92.4% contó con paredes de materiales de tabique, ladrillo, block,
cantera, cemento u otro; 89.2% tenía cuarto para cocinar; 78.4% techo de losa
de concreto o de viguetas con bovedilla y 76.9% contaba con agua entubada.
En cuanto a superficie, 12.1% de las
viviendas fueron construidas en terrenos de hasta 60 m2; 13.6% en una
superficie de 61 a 90 m2; en 30.2% de las viviendas el tamaño del terreno está
en el rango de 91 a 160 m2; 23.7% de 161 a 300 m2; y en 17% de las viviendas la
superficie del terreno superó los 300 metros cuadrados.
El 67.0% de las viviendas contó con
menos de 100 m2 de superficie construida. En particular, 18.3% declaró contar
con una construcción de 45 m2 o menos; en 26.8% de las viviendas la superficie
de construcción se ubicó en el rango de 46 a 75 m2. En 21.9% de las viviendas
la extensión de construcción osciló entre 76 y 100 m2; 15% reportaron entre 101
y 150 m2 construidos y 14.6% superó los 150 m2 de superficie construida.
Esta información fue dada a conocer
por la Delegación Jalisco del INEGI, que en esta tarea realiza una interesante
función para difundir datos e información de la que no es muy fácil obtener,
incluso de las mismas instituciones que la generan, con lo que cumple una muy
importante labor social y coadyuva con la labor de los periodistas para cumplir
con su labor, informando, de lo más trascedente e interesante de la vida y
desarrollo nacional.
En cuanto a la iniciativa de los
senadores que ocuparon curules en el año 2017, pues no pasa más allá de una
ocurrencia más para agrandar el calendario festivo del país, porque, en la
realidad, la vivienda popular sigue siendo insuficiente en espacio y
equipamiento, cara y hasta con servicios públicos deficientes, ejemplos los hay
en todo el país, sobre todo los proyectos promovidos y realizados por el
INFONAVIT y las empresas que construir las casas, cuando existen conjuntos
habitacionales abandonados, construidos en terrenos alejados y carentes de servicios
y, las que están habitadas, no reúnen las condiciones de seguridad y mucho
menos de sana e higiénica convivencia, por lo reducido del espacio y el
material con que se edifican.
Menos mal que el actual gobierno ha
dispuesto que el INFONAVIT otorgue facilidades a sus derechohabientes, de esa
manera quien necesite casa propia cuenta con las opciones de dinero para
construir su vivienda a su gusto y necesidad, comprarla ya edificada o para
adquirir el terreno idóneo, todo con menos cargas de intereses. De esta manera
se liberan de tener que aceptar y pagar lo que siempre se les dio; pichoneras
poco habitables y sin servicios.
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