Juan
José Ríos Ríos
El
Volcán/Guzmán
Rubén
Fuentes Gassón y Ciudad Guzmán que lo adoptó como Hijo Ilustre, fueron amores
recíprocos porque entre ambos y en su tiempo se rindieron tributos, Rubén
Fuentes proyectando a la ciudad, y la ciudad rindiéndole en vida
reconocimientos por sus méritos como músico, compositor y arreglista, hombre
talentoso, humilde y que ayudó a elevar la calidad y la producción musical de
México y de sus contemporáneos compositores e intérpretes.
En esto se resume el comentario hecho por el Cronista de la ciudad y Jefe del Archivo Histórico de Zapotlán el Grande, arquitecto Fernando G. Castolo, entrevistado por este medio informativo acerca de este personaje recién fallecido y cuyo legado es parte del patrimonio nacional en la música, en la composición y arreglos musicales, que elevó el rango del mariachi por las innovaciones hechas a su paso como director del mundialmente famoso Mariachi Vargas de Tecalitlán.
“Don Rubén Fuentes sin duda es un
referente icónico para la música mexicana, en general, y sobre todo por las
aportaciones que él hace al mariachi tradicional. Se dice que él le dio el
esplendor incorporando las trompetas, haciéndolo más musical para grandes foros
por así decirlo, porque, obviamente que la trompeta vino a darle una evolución
impresionante a lo que era el mariachi tradicional, y esas experimentaciones él
las realiza desde la trinchera del Mariachi Vargas de Tecalitlán, donde por
muchos años fue su director artístico”.
Indicó que era necesario reconocer
que no todas las letras de algunas de las canciones que lo hicieron famoso
fueran composiciones de él, que lo que realmente lo que otorga a las canciones
que habían sido en colaboración con otros autores, o inclusive que ya existían,
como La Barca de Oro, lo que Rubén Fuentes les daba eran los arreglos
musicales; “Que permitieron que estas canciones que se escuchaban llanas y
ordinarias tuvieran esplendor, capacidad cinematográfica para poder
representarlas allende las fronteras que se estaba generando en México”.
Señaló que había que reconocerle
esta capacidad, desmembrar lo que fue su aportación en el campo de la
composición, pero para él más importante en el campo de los arreglos musicales,
canciones muy icónicas como Cien Años, que la leyenda cuenta que se la dedica a
una mujer de aquí que quiso mucho y que elevó a calidad de amor platónico por
las palabras que él se expresa. “Está esa canción Qué Bonita es Mi Tierra,
dedicada a Zapotlán el Grande, al parecer le gustaba irse a la Montaña Orienta
y sentarse a contemplar su tierra. Sin duda alguna el Valle de Zapotlán es un
campo inspiracional, no solamente para la música sino para todas las bellas
artes”, comentó.
El entrevistado dijo que para él lo
más sorprendente es, sin tapujos; “Es que su amor por esta tierra llegó a tal
grado que él siempre se dijo nativo de Ciudad Guzmán, sin serlo, porque no
hemos localizado aquí su acta de nacimiento, para mí es ese gran plus que
realmente le dio a Zapotlán el Grande, porque realmente con ese entusiasmo
amoroso que tenía por esta tierra, logró proyectarla a niveles internacionales
a través de la música, porque querer definir nosotros quién era el personaje
que estaba creando tan hermosas composiciones y escrudiñar de dónde eran sus
orígenes y que él haya dicho siempre que era de aquí, de Ciudad Guzmán, la cuna
de grandes artistas, yo creo que eso no tiene precio, porque hemos visto que
unos personajes, que sí son nativos de Zapotlán, han denostado esta tierra una
vez que llegan a ciertos pedestales en el ambiente creativo o científico, y
éste señor no”.
Agregó que Ciudad Guzmán le retribuyó
en vida ese entusiasmo que Rubén Fuentes tuvo por esta tierra, porque en el
período del primer gobierno del licenciado León Elizondo Díaz, 1965-1967, él lo
hace Hijo Ilustre de Zapotlán a través de un acta de ayuntamiento. “Desde
entonces ya tenía esa categoría y, últimamente, gracias a los esfuerzos de
quien impulsó en gran medida la escuela de música en la ciudad, se aprovechó
esta mancuerna y se hicieron dos importantes cosas: “Número uno, se impone a la
escuela de música su nombre, y dos; un monumento develado en el jardín
principal, bronce que fue ejecutado por Javier Silva Sánchez”. Abundó el
cronista.
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