Un
Momento por Favor
J.
Jesús Juárez Martín
Majestuosa, solemne, gallarda flotas por el espacio patrio, enraízas en los afectos y motivas las nobles acciones de solidaridad patria ¡Querida Bandera Mexicana!
Manto
sagrado que en tus gloriosos pliegues guardas el eterno aliento de los
próceres. Tienes en la evolución de tu
escudo la Historia de las luchas por tu integridad. Enjugas las lágrimas de tu pueblo, has sido
mortaja para los héroes caídos, inspiración para todos, y para los
sobrevivientes victoriosos fuiste escudo. Aprisionas la identidad que nos
hermana y despliegas tu tricolor manto con los aires de libertad como
manifiesto de Independencia, Fe y Unión.
En
el alumbramiento de la mestiza patria, te acompañó la ternura de la Virgen
Guadalupana en las manos del Padre de la Patria Sr. Cura Don Miguel Hidalgo y
Costilla, luego transformaste tu aspecto para unificar fugazmente a los rivales
fraternos que te desgarraban, las estrellas orlaron tu rectángulo de franjas
diagonales como garantes ambivalentes del nuevo orden sociopolítico.
Sufriste
en tus sienes el lastre fugaz de la Corona Imperial con el efímero triunfo de
la ambición; registraste las sensatas intenciones federalistas con tus franjas
verticales y el Águila vigilante al centro del pabellón.
Fuiste
testigo de las luchas fraternales por el orden jurídico liberal. Los proyectos diferentes de nación rompieron
una y otra vez la paz del color encarnado de la unión para resaltar el rojo de
la lucha, la imagen de campiñas enrojecidas por tres años reformistas,
recibieron las vidas de tus hijos caídos, derribados por otros hijos tuyos
Sufriste con doble estigma la violencia nacional, lloraste y contaste cada uno
de los muertos de los bandos irreconciliables, fuiste el sudario amoroso para
todos.
El
final de la lucha dejó duelo y negros listones en lo íntimo de tu sensible
alma. El Águila gloriosa tuvo náuseas y
sintió vértigo ante la segunda sin razón imperial, su difícil vuelo arrostró de
nueva vez, grilletes por tres años. Tiempo de crisol luminoso por la tenacidad
de los republicanos que fundieron las espadas de los Miramón, de los Mejía, de
Maximiliano en la fragua purificadora del Cerro de las Campanas, como el
holocausto a la historia nacional.
Ansiabas
la paz y llegó la administración discriminatoria porfirista, hubo paz sin
igualdad, progreso sin beneficio de los bienes materiales y culturales para la
mayoría desheredada.
Tu
inmanente sentido de la justicia no fue ahogado por el indescriptible gozo de
la celebración del centenario independiente.
Una vez más la intolerancia y la injusticia prepararon la lucha
revolucionaria, donde nobleza y caudillaje confundidos llevaron trayectorias
diferentes en las ansias de reivindicación.
Bandera
mía, pudiste ser en una simbiosis virtual, el rebozo de las
"adelitas" para cargar y acunar los retoños de patria nueva mientras
dormían o la venda, que curaba a los heridos.
El olor de muerte, pólvora y el negro humo de la batalla enlutaron el
brillo, la nitidez de tus resplandecientes colores apoyados en el hasta
gimieron...
Las
realidades diferentes propiciaron nueva Carta Magna: ansias de redención, de
igualdad, de educación, de libertad, de seguridad jurídica y de tantos bienes
indispensables a la dignidad que anhelas para los tuyos.
Los
quehaceres políticos se construyeron por sexenios y décadas sólo desde una
perspectiva que no reflejó fielmente los anhelos de la base poblacional, aunque
la cúspide se asentara sobre ella con firmeza y pregonara que era la imagen de
la base.
Tú
acelerado e inquieto ondear en el espacio, ahora recibe corrientes renovadoras
que te agitan procedentes del torbellino del Centésimo Primer Aniversarios, que
más ha orientado tu deslizamiento por los aires de México: El Glorioso Abrazo
de Acatempan de febrero de 1821.
También
los desheredados en el tiempo y en la feracidad del país, reclaman a sus
hermanos el relego centenario... en las
cañadas de la región del cercano Nayar, los despojados esperan su tierra
enajenada por décadas...
Las
contiendas por el poder, la lucha por el control mercantil, los alucinantes y
fugaces escapes de las crisis existenciales, rebasan la civilidad,
sentenciándote a sufrir estertores sociales que desgarran lo más tierno de tu
esperanza y la floración.
Las
ansias de protagonismo paralizan la intelectualidad en alejamiento del COVID19
del espíritu libre ancestral que da voz y forma a nuestro ser nacional,
cerrando el diálogo sin aceptar responsabilidades compartidas.
Tu
pueblo es noble, se confunde, lo engañan momentáneamente, sin embargo, la razón
histórica emancipadora es el dínamo generador que conduce la lucha por la
emancipación, la justicia, la dignidad... La libertad enraizada en la savia
ancestral de los pueblos ultrajados, de encuentros y desencuentros por tu
integración nacional, tienes plenitud en tu perenne sangre juvenil en nuestro milenio
tercero. Son para ti, México, mis pensamientos y mi voz quebrada por el
arrebato cívico en homenaje a tus Sacros Símbolos Patrios.
Nuevos
vientos soplan siempre sobre tu orlado lienzo y renovado escudo, cuando recibes
la ofrenda constante de los mexicanos que luchan, que estudian, que trabajan
por verte ufana, serena, libre como heraldo de unión. ¡Bendita eres! Bandera
mía, ¡Bandera nuestra!
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