Juan
José Ríos Ríos
Aunque
no es nuevo este comportamiento, pero en Ciudad Guzmán se repite la anomalía
consistente en el uso de vehículos oficiales, es decir que son propiedad del
municipio y para uso exclusivo en los tiempos y en la atención de las
necesidades en el horario de trabajo, y no para que se lo lleven y los tengan
afuera de los domicilios particulares para lo que se ocupe y con cargo a las
arcas municipales, en horas y sitios fuera de los tiempos oficiales del
desempeño del cargo.
De igual forma se distinguen estos
servidores públicos en hacer uso de los estacionamientos como si fueran dueños
de las calles, en raya amarilla, que es sinónimo de sanción para cualquier otro
ciudadano, o bien para estacionarlos en las esquinas, tapando el trazo dedicado
para los peatones. Esto se pone de manifiesto por parte de funcionarios
públicos de la nueva administración municipal, cuando se ha hecho público, con
fotografías, los casos que aquí se señalan.
Lo curioso del caso que cuando se
responde a la denuncia por la parte señalada u oficial, sólo se busca que se
compruebe que tan o cual vehículo encontrado en anomalía visible, realmente sea
como se señala, sin reconocer y considerar que lo que se hace,
independientemente a cuál departamento de la administración municipal corresponda
la unidad denunciada, no es correcto, que no se mide con la misma vara, el cómo
se comporta la autoridad para los infractores comunes, es decir, para aquellos
que no trabajar para el gobierno local.
Estos privilegios que se dan algunos
de los empleados públicos, que de hecho eso son, aunque estén considerados como
“funcionarios públicos”, rayan en lo ofensivo, más por ser patrimonio del
municipio, que los gastos por consumo de gasolina, llantas, refacciones o
reparaciones van por cuenta del erario público, no salen de la bolsa de quien,
abusando de su condición, los usan como propios, hasta para cubrir necesidades
familiares.
Se reconoce que esto que se está
dando en la actual administración, ha ocurrido casi siempre, es un vicio que
nadie se ha atrevido a cortar de tajo. Es bien cierto también que el uso de
vehículos oficiales, en horarios y días de oficina o de trabajo, pueden ser
utilizados por los empleados de la administración municipal para trasladarse en
asuntos oficiales o en el cumplimiento de sus obligaciones, pero cuando en fin
de semana y por áreas ajenas a las que deben permanecer en funciones, como es
la seguridad pública y hasta del Sistema de Agua Potable, los tengan en las
afueras de sus domicilios y para uso personal, raya en abuso.
Para corregir esto no basta la denuncia pública como lo estamos haciendo, no pasa más allá de ello, quien debe hacerlo son los titulares de las áreas que se denuncian y por instrucciones de quien está a la cabeza del gobierno municipal. En el pasado y por quien esto escribe, algunos alcaldes, al tomar el cargo, destinaban recursos públicos para la adquisición de unidades que les permitieran el estándar de vida que, como ciudadanos tenían, lo que se denunció en su tiempo y forma y sólo irritó a la parte señalada, con lo que se comprueba el dicho que reza: “La verdad no peca, pero incomoda”. Ojalá y que ahora está vigente el tema, si se molesta con lo que se denuncia, cuando menos también hagan algo para meter en cintura a quienes incurren en esto que consideramos es una anomalía y con cargo al erario público.
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