El
superior objetivo de los partidos políticos es alcanzar el poder, con el fin de
aplicar sus principios y cumplir compromisos cuando formen gobierno. Todas las
demás metas, por importantes que sean, las sujetan a esos principios sustanciales.
De allí que a veces se avisten escenarios como los que ahora contemplamos:
institutos antes enemigos, resulta que son “amigos” (como el PAN, PRI y PRD) y
forman la incongruente coalición “Va por México”. Por
otra parte, la victoriosa “Juntos Haremos Historia”, transformada en 2020 en “Juntos
Hacemos Historia”, encabezada por MORENA, ha tenido aliados de chile y
picadillo: organismos confesionales como el PES, o logreros como el Verde
Ecologista (PVEM) e inexorables como el de los Trabajadores (PT).
La
alianza morenista detenta el poder político fundamental, por lo que lógicamente,
su principal lucha es conservarlo y en lo posible, incrementarlo sumando
entidades federativas: para cristalizar sus ideales instrumentó lo que denomina
la Cuarta Transformación, o sencillamente Cuatro T. En cuanto a la oposición,
su búsqueda denodada es desbancar a los anteriores, y pugnar por no perder porciones
de lo que aún conservan dentro de los ámbitos estatales; su principal defecto
hasta ahora es la carencia de programa, inconveniente que todo mundo le echa en
cara.
Por
separado anotamos al partido Movimiento Ciudadano (MC): es la evolución de Convergencia
Democrática (fundado como Agrupación Política en 1996, con registro como
partido en 1999) que presidió su fundador Dante Delgado Rannauro -expriísta- quien
se sumó a la “Alianza por México” en 2000 (con el PRD, PT y otros) apoyando al
candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas. En 2002 recortó su nombre a solo
“Convergencia”, reeligiendo a su directiva, o sea, a Dante Delgado. En 2005 y
2006, obtuvo sus primeras gubernaturas (Guerrero y Chiapas) en alianzas con
otros institutos, como el PRD. Con este formó nueva coalición (Por el Bien de Todos)
para apoyar a Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial del PRD y PT
en 2006. Luego constituyó distintas uniones, como el FAP (Frente Amplio
Progresista) hasta el “Salvemos a México”, que sumó numerosos organismos, entre
ellos el del sol azteca, para caminar unidos desde 2009. Por fin en julio de
2011 adoptó su vigente denominación: Movimiento Ciudadano, que hoy por hoy
“Coordina” el senador Dante Delgado, virtual dueño de la institución, a la que
había coordinado (eufemismo por dirigido) de 2012 a 2018. Los Estados donde
participó aliada, fueron 7, y sola, ganó en Jalisco, donde quien realmente
triunfó fue el alfarismo. Ahora tiene además Nuevo León, y podemos incluir a la
ciudad de Monterrey con su flamante alcalde, el junior heredero del apellido
mágico: Luis Donaldo Colosio -Riojas-.
La
inquietud de quien, sucederá al actual primer mandatario federal, desde el
principio del sexenio ha sido motivo de acotaciones, porque para los mexicanos
eso es un verdadero entretenimiento, instigado por los comentócratas con
domicilio en la capital de la nación, quienes, si antes lo hacían por rutina,
ahora, al perder favores, lo asumen como encomienda. Esa ocupación, encontró tierra
fértil cuando AMLO mismo adelantó el tiempo de la sucesión, mencionando a
varios de sus colaboradores (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Tatiana
Cloutier, Juan Ramón de la Fuente, etc.) como viables candidatos
presidenciales: a todos los mexicanos asombró que entre ellos no incluyera al
senador Ricardo Monreal Ávila, líder del Senado.
A
la par se llevaron a cabo varias encuestas en las Entidades federativas donde
habrá elecciones para gobernador este año: Aguascalientes, Durango, Hidalgo,
Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Las dos coaliciones y el partido MC, han ido
nombrando sus candidatos, generando con tal causa, varias confrontaciones, pues
en una y otra alianza, los que no fueron nominados han mostrado su
inconformidad y amagan hasta con salirse de su partido. En tal tesitura
destacan por lo general miembros de MORENA, y en menor grado, en la otra liga,
integrantes del PRI o del PAN.
En MC los problemas son menores, porque se
dedica a recoger aspirantes de cualquier origen. Dice el diario “Contrapeso
Ciudadano” del 11 de este mes: “Dante Delgado a la pepena de inconformes de
otros partidos”, aunque dicho personaje, veleidoso como ha sido (antes prefería
perredistas) escoge panistas, pues 5 de sus 6 aspirantes provienen de las filas
blanquiazules: Patricia Flores Elizondo, cercana colaboradora de Felipe
Calderón, ya es abanderada naranja en Durango; Dulce Alejandra García Morlán,
precandidata al gobierno oaxaqueño; en Aguascalientes, dos expanistas llegaron
a la final del MC: Antonio Martín del Campo y Fernando Herrera Ávila, exvocero
con Marko Cortés. En Quintana Roo, Marybel Villegas Canché confía en darle una
nueva entidad a Movimiento Ciudadano; y hasta al saltimbanqui Francisco Xavier
Berganza, dos veces candidato a gobernador por el PAN, luego diputado morenista
dimitente, ahora aceptó ser postulado a la gubernatura hidalguense. Solo le
resta Tamaulipas, en donde el dueño de MC ya le echó la vista a la morenista
inconforme, la ex alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz, antes panista.
En
la coalición “Va por México”, también se han dado las confrontaciones, como la
sostenida entre el gobernador hidalguense Omar Fayad contra Alejandro Moreno
“Alito” -dirigente del partido tricolor-, a quien acusó de haber entregado al
PAN la candidatura, siendo la elegida la señora Carolina Viggiano, secretaria
del CEN priísta, pero primero postulada por el panismo. Como respuesta, “Alito”
le dijo al “gober” Fayad, que gobernaba para que Hidalgo fuera para MORENA, por
lo que no se le tomó en cuenta para la designación. Ahora ya fumaron la pipa de
la paz y se toman fotos juntos, campantes cual si no hubiese pasado nada. Sin
embargo, gracias a una ductilidad increíble, los panistas postularon otros dos candidatos,
de 4 en que acordaron ir unidos los de “Va por México”: la antedicha
candidatura de Hidalgo (priísta, como ya dijimos) más Tamaulipas y
Aguascalientes, donde aseguran que tienen mayorías para ganar; pendiente quedó
Durango. En vilo están Oaxaca y Quintana Roo, donde Laura Fernández Piña, dejó
al Verde para que la postulara el PRD, que, si no logra el respaldo de sus
otros colegas, está destinado a perder. En Oaxaca, la pesca está difícil porque
la senadora Susana Harp, perdedora interna en Morena, declaró que “Ella no
traiciona”, por lo que no oye cantos de sirena. De allí que ya se constituyeron
dos ligas para competir contra el abanderado de Morena (senador Salomón Jara), el
favorito para ganar la elección: esas alianzas son “Con Rumbo y Estabilidad por
Oaxaca” (Creo), convenida por el alicaído PRD y el PAN; la otra se denomina
“Juntos Hacemos Más”, compuesta por el PRI, el Verde Ecologista de México
(PVEM) y Nueva Alianza (Panal).
En
cuanto a MORENA, que se cree ganará 4 o 5 gubernaturas de las 6 que estarán en
juego, por medio de encuestas muy sigilosas, ya nominó de entre 156
suspirantes, a sus seis abanderados: Por Aguascalientes, Nora Ruvalcaba: en
Durango, Marina Vitela; Mara Lezama competirá en Quintana Roo; y Salomón Jara
irá por Oaxaca. En Hidalgo y Tamaulipas se eligió a Julio Menchaca y Américo
Villareal, respectivamente. Las inconformidades han estado presentes, según
anotamos anteriormente, pero las más críticas y que ya impugnaron el proceso
ante el Tribunal Electoral, son Durango, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo. Los
argumentos de los perdidosos en general son de que las encuestas fueron
amañadas, y que la solución para escoger vencedores, fue cupular. No se
descarta que algunos de esos aspirantes frustrados, acepten ofertas de partidos
distintos.
Ahora
bien, el otro reto electoral, de mayor escala que los de este año, es el de la
elección federal de 2024. A simple vista, se ve distante, pero el mismísimo
presidente de la republica abrió la competición, cuando el año pasado (muy
anticipadamente, se asegura) puso sobre la mesa una lista de presuntos
aspirantes, llamando la atención de que entre ellos no figurara Ricardo
Monreal, notoria figura morenista y líder del Senado. Interrogado este
zacatecano, exculpó a López Obrador, diciendo que su enumeración consideró el
respeto a los demás poderes de la Unión, y él pertenece al legislativo.
Como
es evidente, cada día que pasa se aviva el ambiente en torno a la sucesión de
AMLO. Y hasta la fecha, lo claro es que los nombres que se barajan, son de
MORENA, y en cuanto a la oposición todo son conjeturas e inferencias:
recientemente el líder del PRI se dijo listo para participar, ante la
incredulidad de los mexicanos. Por el panismo, sigue en su macho el desmerecido
Ricardo Anaya, y a veces se mencionan sujetos como Claudio X. González jr., o
hasta a Lorenzo Córdova, el del INE: pero todo son desazonadas suposiciones. Por
su lado, MC sigue en su idea de no aliarse, y que con sus políticos más
destacados tiene suficiente para competir; estos no pasan de los gobernadores
de Jalisco, de Nuevo León y el alcalde de Monterrey.
Según
el primer mandatario nacional, la sucesión arrancó ya, porque, a diferencia del
pasado, “ahora no habrá tapadismo” y los aspirantes deben estar a la vista de
todos. El excluido, Ricardo Monreal, afirma que “Se vive una sucesión
adelantada…sucesión precipitada, fuera de toda lógica institucional, y muy muy
alejada de cualquier ortodoxia; para mí no fue oportuna, correcta ni
conveniente, incluso no lo creí necesario”. (entrevista de Roberto Zamarripa, Reforma,
9.ene.22). Estas consideraciones ponen de manifiesto la confrontación entre el
Presidente y el dirigente del Senado, lo cual puede devenir en lamentable fractura
para el partido en el poder.
El
adalid real de MORENA (AMLO), secunda la idea de que las encuestas determinen
quien será el representante de su partido en esa contienda de 2024, subrayando
que él apoyará a quien salga adelante en esos sondeos. En cambio, Monreal
plantea como mejor método el de elecciones primarias, propuesta que al parecer
no tiene mucha aceptación en las filas morenistas, ni en el movimiento
lopezobradorista, que es más amplio. Esta confrontación aleja más al Senador,
de su meta de ser candidato; empero, porfiado como es, alega que ganará la
postulación.
Pedro
Miguel, intelectual morenista importante, declaró: El Presidente ha sido claro,
en decir que él no es el factor decisivo de quien será candidato. Que apoyará a
quien las encuestas digan es el más popular, y si Monreal como dice, es el más
popular, pues no hay problema, él sería el candidato. (Entrevista con Rubén
Luengas, En contexto, 9-ene-22).
Según
Juan Ignacio Zavala -panista- la actitud de Monreal es medida, al salir a
declarar en medios hostiles a la Cuatro T., con lo cual persevera en su empeño.
Pero a la vez lo acerca más al descarte, si quien puede (el mandatario), decide
quitarlo de guía senatorial. Según Héctor Aguilar Camín, el juego de Monreal es
ambiguo y hace valer sus buenas relaciones con diversos partidos, además de que
en los comicios de junio hizo sentir su poder, factor por el que hubo fracasos
morenistas. Finalmente, dice este intelectual orgánico, estamos en el juego
democrático, y se debe tener en cuenta -para el caso de que Claudia Sheinbaum y
Marcelo Ebrard, se frustren- otros posibles jugadores de la sucesión, como el
Secretario de Gobernación, al embajador en la ONU y hasta al coordinador de
asesores de López Obrador, Lázaro Cárdenas Batel. (Botepronto, Milenio,
13-oct-2021).
Otro
frente de confrontación lo ilustra la declaración de Monreal a Roberto
Zamarripa, sobre que, si se da opción a los radicales, estos acabarán al país. En su libro “La Larga Travesía” (repaso de la
campaña presidencial de 2012), propone saber recorrerse de la izquierda al
centro, para poder ganar; por ello, afirma que “Yo no estoy de acuerdo con
radicalismos”, agregando, “…concuerdo
más con la democracia social que con los extremismos de la izquierda. El
presidente sabe que yo no soy de ninguna extrema posición, ni de derecha ni de
izquierda”. (Reforma, 9 ene 22). Pedro Miguel opinó al respecto: ¿No habrá
país? suena muy apocalíptico. (En
contexto, 9-ene-22). AMLO abundó que ser
radical, es profesar de raíz los principios de izquierda, y reiteró en una
mañanera: que reprueba lo de correrse al centro, buscar quedar bien con todos;
se debe ser auténtico, estar anclados en nuestros principios, no zigzaguear,
pronunciándose siempre por los pobres y la justicia, para tener simpatía de los
de abajo, de la zona lúcida y humana de la clase media y alta, con lo que es
suficiente para derrotar a los reaccionarios.
A
propósito de lo anterior, dice Alejandro Páez: Cada que replica Monreal, saca
ventajas: la pasada vez en 2018, al perder la candidatura a la Ciudad De México,
salió ganando senaduría y liderazgo de la Cámara Alta. Total, siempre tiene a
donde ir, aunque sostiene: “Estoy en Morena, sigo en Morena, porque en Morena hay
muchas visiones, hay quienes coinciden conmigo, hay quienes no, que han viciado
este proceso anticipado de la sucesión …” (Sin Embargo, 10-ene-22). Y a
Zamarripa le expresó que “estoy viviendo una etapa difícil en mi vida pública,
en mi vida política, una etapa que a nadie se la deseo”.
Hace
unos días, Monreal, en conjunto a Dante Delgado, se querelló contra Cuitláhuac
García, ejecutivo veracruzano, por la detención del cercano colaborador en el
Senado, el emecista José Manuel del Río, acusado de homicidio, con lo cual
abrió otra confrontación intramorenista: Monreal acusa al juez del caso como
“de consigna”, y a la fiscalía estatal como servidora del ejecutivo, calificando
al asunto de absurdo, ilegal, “de risa” en cuanto a lo jurídico, porque a él le
consta lo recto del detenido. López Obrador, advirtió que esas rencillas dañan
a Morena y a la Cuatro T, y que el gobernador es muy recto.
Así las cosas, el senador morenista está
confrontado con Cuitláhuac García, con Claudia Sheinbaum, con varios senadores
que ya no lo siguen como líder, con muchísimos lopezobradoristas, y sobre ello,
contesta: que fue fundador de Morena, que es independiente de criterio y de
opinión, que tiene diferencias con quienes abusan del poder porque cometen los
excesos que cuestiona Morena. Dice no tener rencillas, sino diversos puntos de
vista. Que él lucha por que las ideas predominen sobre “este proceso de
aniquilamiento que pretenden instaurar las facciones”. Por ello, “voy a luchar en el interior del
partido, aunque no en igualdad de circunstancias, porque no las hay, no hay
piso parejo”: pero no es mi intención confrontarme con el mandatario, porque
“creo que la aportación que él ha hecho a este capítulo de la vida nacional, es
sorprendente y es admirable”, es un demócrata, lo conozco muy bien luego de
luchar 24 años juntos; es muy fuerte, “goza de apoyos no solo en Morena, sino
con aliados y fuerzas independientes, por lo que, lo que haga por uno u otro de
los aspirantes, es muy pesado: a uno se le apapacha, a otro se le reconoce y a
uno más se le ignora”, por lo que la expresión de la militancia es un reflejo
de esa conducta; pero “yo estoy muy tranquilo, he jugado las reglas de la
política toda mi vida, nunca he corrido con la ventaja de la nomenclatura, y no
reclamo trato diferente, ni patrocinio ajeno, solo quiero que se democratice la
decisión del partido en el momento de tomarla”. Por ello ahora no debe haber
confrontación irracional, “estamos a tiempo de evitar que la pugna y purga sean
características de Morena”, eso a nadie le conviene.
Por
lo supra escrito, muchos opinadores estiman que la única boleta para que
Monreal sea candidato, no es por Morena sino en la oposición. Según Alejandro
Páez, Ricardo “no es del PRI, pero no lo
descarten; no es de MC, pero tiene un pie ahí; no es del PRD, pero lo tienen de
aliado; no es del PT, pero el PT ha sido de él;
es de Morena, pero en Morena se entiende por sus propios mensajes que no
lo es tanto: ahora está en el reniega y vencerás, caminando hacia el ganar
perdiendo, sino es que se revienta la liga…”. A eso de abanderar otro partido,
el senador contestó pronto: “Espero que no, ya pasó una historia con un
presidente de la república”.
Finalmente,
en cuanto a su relación con el primer magistrado, trata de poner punto final con
el siguiente mensaje difundido en sus redes sociales: “Hace casi un cuarto de
siglo inicié una larga travesía de lucha política con el Lic. Andrés Manuel
López Obrador para transformar las instituciones de la nación. Fue la mejor
decisión; nunca confrontaré al presidente ni me alejaré de mis ideales por un
mejor país. ¡Viva México!”.
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