Pedro
Vargas Avalos
Alrededor
de 200 mil personas (la Secretaría de Seguridad Pública de la ciudad de México,
dijo que fueron 250 mil) se reunieron y colmaron el zócalo de la capital azteca
para escuchar al Presidente Andrés Manuel López Obrador, la tarde del pasado
uno de diciembre, fecha en que se cumplieron tres años de haber iniciado su
período gubernamental. A lo largo y ancho del país, se multiplicaron los
ciudadanos que muy atentos, vieron y oyeron el mensaje del primer mandatario de
la nación. Los analistas han dispuesto sus plumas para efectuar una especie de
autopsia. El acto, no cabe duda, fue un evento mayúsculo que no pasó
desapercibido por casi ningún compatriota, y por millones de personas interesadas,
en Estados Unidos, Latinoamérica y otros lugares del orbe, por saber lo que
sucede en México.
El
discurso presidencial, tuvo contenido político profundo, pues al margen de lo
informado con datos y números, (como no haber contratado deuda, a pesar del
apremio de la pandemia) precisó que el principio neoliberal de que la riqueza
es contagiosa (cuando llueve fuerte arriba, gotea abajo) es totalmente falso, (máxima
apenas digna de irse ¡al carajo!) por lo que se debe apoyar a las grandes
mayorías que son los pobres, y de allí ir escalando socialmente, tocando a las
clases medias para llegar hasta lo más alto. Así, reconfirmó su aspiración
inveterada: Por el bien de todos, primero los pobres.
Con
enorme énfasis, expresó el Ejecutivo: “En tres años ha cambiado como nunca, la
mentalidad del pueblo… eso es lo más importante de todo: la revolución de las
conciencias… eso es lo más cercano a lo esencial… lo más cercano a lo
irreversible; pueden darle marcha atrás a lo material, pero no van a poder
cambiar la conciencia que ha tomado en este tiempo el pueblo de México”. Y las
gargantas de los miles que lo acompañaron, emitieron voces clamorosas de
aprobación, “como en los mejores tiempos”.
A
continuación, manifestó el orador: Hoy estamos de pie, resistiendo a las
adversidades; salimos adelante por la fortaleza de nuestro pueblo, que siempre
nos ha salvado. Gobernar con honradez y austeridad, ha permitido ampliar
pensiones y ayudas a los más desamparados: ancianos, discapacitados,
estudiantes necesitados y muchos otros compatriotas que requieren respaldo. Enseguida,
sobre el desafío de garantizar la salud pública, aseguró que esta recibirá aún
más recursos, para lograr finalmente su sueño: que cualquier connacional pueda
ser atendido íntegramente (médicos, especialistas, estudios, hospitalización) y
de manera gratuita, incluyendo todo tipo de medicinas: estas, aseveró, llegarán
a partir de enero, hasta las clínicas más apartadas de la república.
La
escuela es el segundo hogar para los que estudian, por eso la educación
presencial es fundamental, por lo que agradeció el apoyo magisterial para
lograrlo. Por ello se canceló mal llamada “reforma educativa”, impuesta sin
atender a los maestros: esto ha evitado conflictos y permite mejorar la calidad
de la educación. A la juventud le pidió sumarse en la tarea de engrandecer la
nación y le ofrendó cálido respaldo.
Muchas
otras cosas informó el Presidente: apoyo a la ciencia, tener próximamente la vacuna mexicana “Patria”, salir de la crisis
económica (porque se tienen finanzas sanas, no se malgasta el recurso público,
no se contratan empréstitos, crece el sector agropecuario, se recupera el área
turística, funciona el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá),
recalcando que avanzan las obras emblemáticas de la administración (tren maya, la
ruta transístmica que unirá a los países del Pacífico con la costa este de
Estados Unidos, refinería Dos Bocas, aeropuerto Felipe Ángeles, etc.) El
informante agregó: “mientras estemos en el gobierno no se permitirá el ingreso
de maíz transgénico; no se usará fracking para la extracción de crudo; no se
otorgarán nuevas concesiones mineras; no se sobreexplotarán los mantos
acuíferos; no se permitirá la tala de selvas y bosques; no se autorizará la
instalación de basureros de desechos tóxicos o peligrosos; no se permitirá
operar a ninguna empresa que no tenga planta de tratamiento de aguas negras; no
se permitirán violaciones a la norma de calidad del aire ni cualquier actividad
que dañe la salud, destruya el territorio o afecte el medio ambiente”.
Claro
que los impugnadores de la Cuatro T, como León Krauze, inmediatamente
señalaron: “Tanto en seguridad como en economía y combate a la pandemia, el
gobierno de López Obrador no ha sido un gobierno de logros, pero sí exitoso en
palabras", agregando que cuando habla, se refiere a un país de fantasía.
(Expansión Política, 1- XII-2021). El partido líder de la oposición, (PAN), por
voz de su representante máximo, Marko Cortés, al calificar este trienio
federal, había sido lapidario e inflexible, según El Universal del 28 pasado:
este gobierno se caracteriza “por la incompetencia, improvisación, mentira,
corrupción y el capricho de un presidente”, lo cual ratificó Eduardo López
Mares, dirigente guanajuatense: “México no tiene nada qué celebrar, ni se acabó
la corrupción, ni mejoró la economía y la inseguridad está peor que nunca” (Kuali,
portal digital, 1-XII-21).
Regresando
al discurso presidencial, nuestro Jalisco fue aludido varias veces: “Y así como
estamos promoviendo el sureste y el Istmo con la construcción de aeropuertos,
buenas carreteras y trenes modernos, también estamos atendiendo la costa de
Jalisco, Nayarit y Sinaloa, incluyendo el rescate de las Islas Marías”. Luego,
lo remarcó al tratar el problema resuelto de la presa El Zapotillo, y antes,
cuando mencionó la Línea Tres del tren ligero, que por su apoyo ahora funciona en
la Perla Tapatía.
En
cuanto a la energía eléctrica, calificó de política perversa la que
anteriormente se hizo para hacer quebrar a PEMEX y la CFE, por lo que confía eso
se revierta y la nación obtenga su soberanía energética, lo cual podrá hacer
que se mantenga el costo sin aumentos, para los consumidores, y se genere lo
que requiere el sector privado. Aquí incluyó la importancia del litio, que debe
ser declarado propiedad nacional.
No
dejó AMLO de citar sus viajes a Estados Unidos: El 9 de noviembre presidió el
Consejo de Seguridad de la ONU, y propuso la aplicación de un plan mundial de
bienestar y fraternidad para ayudar a 750 millones de pobres del mundo que
sobreviven con dos dólares diarios: “vamos a presentar la iniciativa a la
Asamblea General, y estoy seguro de que será aprobada”; luego en Washington, formuló
planes para reducir el fenómeno migratorio, y planteó el respaldo a la
iniciativa del máximo magistrado estadounidense para regularizar a 11 millones
de migrantes indocumentados. Enseguida pidió López Obrador, un aplauso para
nuestros compatriotas emigrados, que este año enviarán la friolera de 50 mi l
millones de dólares a sus parientes en México. Aquí es menester anotar que ya
se recuperaron los empleos formales perdidas en la pandemia, así como el
aumento al salario mínimo de los trabajadores, que siendo para el año entrante
de 22 por ciento, alcanzará en lo que va del sexenio, un incremento del 65 por
ciento, (en la frontera, el doble) algo nunca visto en los recientes decenios.
Muy
importante es lo que dijo el gobernante sobre las fuerzas armadas, ya que se le
ha criticado de militariza a la república; al respecto estipuló, “No se ha
ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie; no se les ha pedido
que vigilen u opriman a la sociedad, que violen las leyes, que coarten las
libertades y, mucho menos, que se involucren en acciones represivas… Ya no
aplica el “mátalos en caliente…” Y tras afirmar que el ejército es pueblo
uniformado, institución emanada de la Revolución, concluyó: soldados y marinos
actúan “en auxilio a la población ante desastres, inundaciones, temblores; en
acciones de desarrollo, bienestar y paz… refrendo de su lealtad al pueblo y a
las instituciones civiles. Esa participación de las Fuerzas Armadas, además, contribuye
a dejar atrás la distancia y hasta la desconfianza entre civiles y militares
que se generó por las decisiones erróneas y perversas de los anteriores
gobiernos”.
Muchos
otros datos y conceptos son los que señaló el Presidente, que van desde el ahorro
logrado (un billón cuatrocientos mil millones de pesos) y la cultura (la
reedición de dos millones 100 mil libros que se están distribuyendo de manera
gratuita); los gasoductos -donde enderezó ese entuerto-; la privatización de
los reclusorios, con ardoroso tufo a corrupción, igual que el mantenimiento
concesionado de carreteras o la coquizadora de Tula (que había quedado
inconclusa), e incluso el monopolio en la compra de medicamentos y muchos otros
problemas heredados, globalizando lo hecho con el siguiente párrafo:
“Hoy se respeta la Constitución, hay legalidad
y democracia, se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay
transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie, desde el
poder federal no se organizan fraudes electorales -como era antes-. El gobierno
no representa a una minoría, sino a todos los mexicanos, de todas las clases,
culturas y creencias; se gobierna con austeridad y con autoridad moral, no se
tolera la corrupción ni se permite la impunidad. En la práctica no hay fueros
ni privilegios: se atiende a todos, se respeta a todos, pero se le da
preferencia a los pobres”, renglón obsesivo por su afán de ayudar a los
desamparados, lo cual “alivia el alma, mantiene tranquila la conciencia y
alegra el corazón”.
En un
momento de la exposición, se refirió al asunto de la revocación de mandato,
proceso que ha sido muy debatido, explicando que él no procura se le ratifique
(como lo pregonan sus adversarios) lo que propone es que haya un ejercicio
democrático que se adopte por el pueblo para que en lo futuro, ningún sucesor
de la silla del poder ejecutivo federal, se exculpe de ser escrutado por la
ciudadanía, a título de que fue electo por un sexenio, sino que al menos a
mediados del período, sea valorado y sino se le aprueba popularmente, deje la
primera magistratura nacional, pues no se debe olvidar el principio supremo de
la democracia de que, “el pueblo pone y el pueblo quita”.
Para
todo el que quiera entender o le venga el saco, les leyó la cartilla: el noble
oficio de la política exige autenticidad y definiciones; ser de izquierda debe
ser firme, no de zigzagueos. “Con eso basta y sobra para enfrentar a las
fuerzas conservadoras”. De esta manera, descalificó a los que quieren quedar bien,
con el centro o aún más, con la derecha. El mensaje va directo a los suspirantes
por la candidatura presidencial morenista, carrera que como ya sabemos, se ha
adelantado.
El
carisma obradorista (aprobación cercana al 70 por ciento) está en la cúspide,
asombrando a propios y ajenos. Dilma Rousseff, la expresidenta de Brasil,
declaró ante los países miembros del Grupo de Puebla, conformado por líderes
políticos de Latinoamérica y España, que el gobierno de México es un ejemplo,
por lo cual, “Yo saludo la Cuarta Transformación…porque es una luz en esta
trayectoria del Grupo de Puebla y de nuestra conciencia de integración”
(Vanguardia MX, edición digital, 1-XII-21).
Al respecto, enfatizó AMLO: “Hoy cumplimos
tres años de gobierno y estamos de pie”. Lo hecho es inquebrantable; en
consecuencia, habiendo aún muchos retos, el promisorio futuro mexicano, ya es
irreversible, pésele a quien le pese.
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