Juan
José Ríos Ríos
Al
Gobernador de Jalisco le llueve sobre mojado, lo más reciente de lo ocurrido y
que lo involucra está el resultado de la Consulta Ciudadana sobre el Pacto
Fiscal, que yendo ya sobre la tercera de las cuatro programadas los resultados
no son del todo los suficientes para que proceda, a esto hay que añadir la
acusación hecha por una diputada de MORENA en el sentido de que a nivel
municipal y por parte del Gobierno del Estado, funcionarios surgidos del
Movimiento Ciudadano, arremeten contra empleados que no entran al “carril”.
En lo que se refiere al primer tema,
esto es la Consulta Ciudadana sobre el Pacto Fiscal, por información acreditada
al Director de Participación Ciudadana en Jalisco, César Díaz Galván, se indica
que los votos para ser vinculante el proceso que persigue el Gobernador Enrique
Alfaro, esto es la modificación del Pacto Fiscal para que el estado reciba de
la Federación la partida que merece por sus aportaciones al PIB Nacional, que
el Gobernador califica de injusta, no apegada a la realidad, la realidad es que
en las urnas colocadas para captar la opinión ciudadana sólo lo hicieron 276
mil, cuando lo requerido es el 33 por ciento del Padrón, equivalente a 2.5
millones de votos.
Menos mal que aún quedan consultas
por aplicar, pero si los ciudadanos que deben participar no reciben la
información suficiente, adecuada, justificada y a tiempo, es muy poco probable
que se logre el objetivo de recabar los 2.5 millones de votos que se requieren
para que el Congreso de Jalisco haga lo que le corresponde. Pero, por lo que se
ha obtenido hasta la fecha, parece que no solamente no se ha sabido consensar
bien con los jaliscienses y, a no dudarlo, la iniciativa del Ejecutivo de la
entidad no goza de la simpatía generalizada y, por otras manifestaciones en su
contra, tampoco les ha convencido su actuar como tal, al considerar que ha
endeudado mucho a Jalisco.
Sabemos que no es fácil gobernar,
que nunca se tiene contentos a los ciudadanos, que de hecho no es meta de un
buen funcionario público, sea alcalde o gobernador de un estado, su obligación
es trabajar por el engrandecimiento del espacio que buscó representar, de
servir a la gente sin distingo de partido político o de la religión que
profese, pero, en la realidad, hasta los diputados ya no digamos alcaldes y
hasta los gobernadores, sólo hacen lo que les conviene, les cumplen a quienes
los ayudaron a encumbrarlos en el cargo
que ostentan, se “marean”, como se dice en política, lo que induce al rechazo
popular, tanto en la persona como en las iniciativas que promueve llamando a la
participación ciudadana, a la que por lo general se ignora para lo que le
afecta. Lo que sucede en Jalisco, la mejor opinión la tienen los jaliscienses.
Llama mucho la atención también que una diputada de MORENA acuse los gobiernos municipales y del propio Estado de Jalisco, surgidos del partido Movimiento Ciudadano, de estar realizando presión y amenazas de despidos sino cumplen ciertas cuotas, que no se especificaron, lo que a decir la legisladora “viola derechos humanos y al propio Código Electoral de Jalisco”, lo que de ser en tal sentido es cuestionable que ocurra, aunque es una práctica común hasta en los municipios, donde los cargos se privilegian para “la gente” que simpatiza con el servidor público que en la cabeza de mando lo gobierna, incluso hasta dándoles más salarios, como en el caso de Zapotlán el Grande, que supera a lo que perciben los mismos regidores del ayuntamiento, lo que indica que en la función pública, poco es diferente.
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