Juan José Ríos Ríos
Con la propuesta del Presidente de México, Andrés
Manuel López Obrador, de sentar las bases para que en el país el pueblo sea el
que realmente elija y en su caso revoque el mandato que mediante el voto se
otorgue a los gobernantes, y con la
actitud asumida por el INE de que si no le cumplen sus caprichos de derrochar
más dinero para llevar adelante la Consulto Popular para la Revocación de Mandato del primer
mandatario, queda demostrado una vez más que el pueblo no es el que manda, sino
los que se han apoderado del poder.
El
pueblo, es decir, aquellos que no viven de la política, que no son empleados
del Estado y de toda la infinita burocracia que se despacha con cuchara grande
con los recursos financieros públicos, sigue siendo eso; masa informe que sólo
se le considera para que, como autómata, acate disposiciones del “gobierno”,
soporte alza de impuestos, nuevos impuestos, malos servicios y peores
servidores públicos, que han envilecido la política, el servicio público y
hacen del país y de sus habitantes lo que mejor les conviene, a ellos, los
enquistados en el poder.
Cómo
empoderar a los ciudadanos comunes, a que sean las mayorías las que decidan el
rumbo del país?. Está visto que la llamada revolución no revolucionó nada en
bien de pueblo, que sólo quitaron del poder a unos para tomarlo otros, vende
patrias en su gran mayoría y que la historia escrita nos los presenta como
héroes y cuyos nombres se imponen a ciudades, pueblos y calles, autores de
hechos que se reservan en el anonimato, fuera del conocimiento público y que no
se dan a conocer ni en las escuelas, mucho menos en los medios de comunicación
masiva, precisamente porque son partes de ese sistema que domina.
En
este sentido, se puede cuestionar la actitud de López Obrador de respetar la
autonomía de los poderes, principalmente porque, tanto el Poder Judicial como
el Legislativo, no se ha sumado al llamado hecho por él para la llamada
“austeridad republicana”, no tienen “voluntad” para ello, pero, sin justificar
la postura del primer mandatario, es, en buena medida, una forma de demostrar
que los cambios no se dan por sí mismos, hay que provocarlos, inducirlos y eso
solamente se logra con el ejemplo y con el seguimiento que se le debe dar a ese
ejemplo, respetar, pero hacer cumplir, y en ésa tarea es el pueblo el que tiene
que tomar su parte.
Y
creo que el momento ha llegado, sobre todo ahora que los 18 gobernadores de Morena y sus aliados llamaron
al INE a reconsiderar su decisión de suspender temporalmente la organización de
la revocación de mandato,
con el argumento de falta de recursos, en texto dirigido a los consejeros
electorales, por los gobernadores de Baja California, BCS, Campeche, Chiapas,
Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos, Nayarit, Puebla, SLP, Sinaloa, Sonora,
Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y la jefa de Gobierno de la CDMX.
Consideran
que suspender la revocación va en contra de lo decidido por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación e impide el libre ejercicio del derecho a la democracia
de los mexicanos, que a los consejeros que votaron en contra les es más
fácil negar el ejercicio de un derecho
que garantizarlo, pues lo que lo que está en juego no es el resultado de una
consulta, sino el derecho a ser tomados en cuenta para las decisiones
trascendentales del país, lo que esperamos no sea nada más “atole con el dedo”.
Como
respuesta y según el reporte del 17 de diciembre del INE, los ciudadanos han
enviado 1 millón 272 mil 152
apoyos, de los cuales están en Listado Nominal 1 millón 8 mil 547
registros, es decir, tienen inconsistencias, dudas o problemas unos 263 mil 605
registros. Esta “eficiencia” del INE para limitar una propuesta de cambio, no
es la misma cuando en procesos anteriores se le ha “caído el sistema”, está
visto que se maneja a su antojo y con recursos públicos que debieran destinarse
para beneficio del pueblo, no para sostener instituciones y empleados
corruptos. A ver en qué para todo esto.
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