Un
momento por favor
J.
Jesús Juárez Martín
Medio
confinados estamos desde marzo del año 2020 y casi al término de este histórico
año de Pandemia, donde parece que el Mandón y Señor fue el COVID19. Que se
resiste a desaparecer y que, aunque haya estados de la República Mexicana con
el Semáforo Verde, los cuidados higiénicos deben de prevalecer.
Las
fechas cívicas e históricas del calendario escolar y de Gobierno, simplemente,
se suspendieron. Desfiles, eventos deportivos y aunque en la Capital hubo
Desfile Militar el 16 de septiembre correspondiente al inicio de la
Independencia de 1810, y en noviembre también conmemoraron con desfile Militar
y Deportivo el inicio de la Revolución Mexicana del 20 de noviembre de 1910.
En
la totalidad de los Santuarios, se suspendieron fiestas Patronales Religiosas,
peregrinaciones y aunque no hay seguridad, por ahí parece reiniciarse una nueva
normalidad con la convivencia, vacunas y riesgos derivados de la pandemia.
Pues
el mes de diciembre, históricamente de jolgorio, encuentros, celebraciones familiares
y todo por la celebración de Navidad: Nacimiento del Niño Jesús, hace más
de dos mil años y que las Religiones Católica y Cristianas le
consideran de estirpe divina y humana, que vino a rescatar a la Humanidad con su propia muerte, y que según los
Evangelios resucitó al tercer día después para ascender al Cielo, destino
definitivo de los justos y siervos por siempre, donde se gozará de dicha
perene, en esa grande comunidad de elegidos.
Pues
los que asistieron el domingo 28 de noviembre, encontramos en muchos de los
templos cristianos y católicos la Corona de Adviento, que nos anuncia que el
Nacimiento de Jesús, Cristo. Está cercano y nos disponemos a celebrarlo,
proclamando su Palabra, viviendo la fraternidad predicada y obedeciendo sus
mandatos en el servicio y la esperanza que avala el mismo Cristo, Redentor de
la Humanidad.
Se
dice que la Corona de Adviento tiene su origen hacia el siglo XVI en Inglaterra
y de ciertas costumbres de los pueblos nórdicos, que su forma circular, se
asemeja a la eternidad, que no sabemos ni cuando empezó y que siempre estaremos
insertos en ella, si cumplimos con los mandatos...
Y
como me quedo con el tema de la Corona de Adviento, nos dicen los entendidos que
cada uno de los cuatro domingos anteriores a la Navidad se enciende una nueva
vela, de color morado. el día 28 de noviembre y el 5 de diciembre, porque es
tiempo de espera, de penitencia y de esperanza, de ahí que el domingo 12 la
vela será rosa. significando certeza de esperanza, por la esperada Navidad, y
la cuarta vela del domingo, el día 19 se enciende la última vela morada. El día
de navidad, podrá encenderse una vela o cirio central de color blanco porque ya
es Navidad, quedando hacia el centro del círculo.
La
Navidad es una celebración Universal y los diversos pueblos, de acuerdo a su
historia y tradiciones, se hacen los festejos, aunque el comercio es una
empresa que propone el intercambio, el acercamiento, la celebración donde se
demuestre los afectos entre los participantes y entre más grande es el círculo
de la celebración, se hace más importante.
Hay
otro personaje mítico de la Navidad: Papá
Noel, Santa Claus de color Rojo que
surca los espacios en la noche del 24 de diciembre, llevando los regalos esperados y míticos y aunque hay consenso
para recibirlo a la salida de las chimeneas, con frecuencia, digamos siempre
que falla, pero tiene tantos diplomáticos que hacen su trabajo en nombre del
Señor de la Risa ronca y prolongada, porque los hermanos, los papás, mamás, tíos
o abuelos, se hacen presentes como enviados por el citado personaje que tal vez
con los deshielos de los polos, no puedan tomar altura los renos... pero que
habrá regalos, los habrá, para los niños en especial y a los más queridos de
cada hogar... Así se apoya el personaje
de bonete largo y rojo y de risa potente y audible en la idílica noche de
Navidad. De la pascua de Navidad es San Nicolás, son algunos de los nombres con
los que se conoce al personaje legendario que según la cultura occidental trae
regalos a los niños por Navidad.
Finalmente a la Navidad la significamos con Coronas de Adviento, con Nacimientos como San Francisco nos mostró y los misioneros en los siglos XVI en la Nueva España llegó la historia de Navidad, hasta las posadas se inventaron para dar techo a los peregrinos que no tuvieron albergue en Belén, y hasta un puño de cacahuates, pedazo de caña o un dulcecito obtuvimos en las noches del siglo pasado a la mitad del siglo XX, así se aseguraba que no faltara albergue a la Familia de María y José, aunque los que se presentaban eran vecinos, niños de las cercanas casas y del barrio desde luego los familiares, que esperábamos el Nacimiento del Niño Jesús.
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