En todo
sistema democrático, debe existir la oposición, o, mejor dicho, las
oposiciones, porque no es posible que solo existan dos vías para forjar un
gobierno. La geopolítica nos enseña claramente que además de las tradicionales
derechas, izquierdas y centros, están los regímenes mixtos, es decir, de centro
derecha y centro izquierda, con matices peculiares cada uno.
Dejamos
al margen los formas monárquicas o republicanas, con sus modalidades de
centralistas o federalistas (incluso las confederadas) y forcejeos de conservadores
contra liberales, que para justificarse siempre enarbolan principios
constitucionales.
La
república mexicana, ya lo sabemos, (art.40 constitucional) es federal,
democrática y representativa, con el agregado que se hizo en 2012 de ser laica,
porque la laicidad, (debido a nuestra trayectoria histórica cuajada de
intrusiones clericales) es la fórmula más eficaz que debemos observar para que
imperen convivencia, justicia y pluralidad.
Las
corrientes ideológicas que desde la revolución maderista, hasta el año de 2018,
se han disputado el poder, han sido de tinte revolucionario (liberal
nacionalista o socialista), con tendencias hacia la izquierda (con Lázaro
Cárdenas); hacia el centro con Ávila Camacho y Miguel Alemán, conservando algo
de nacionalismo con López Mateos hasta Echeverría y decolorándose con López
Portillo, quien se autodenominó “último presidente de la revolución”. Con tintes rumbo a la derecha A partir de
Miguel de la Madrid, el rumbo de plano se enderezó a la derecha, si bien se
enmascaró de liberalismo, que realmente fue de orden neoliberal, es decir,
abandonaron su línea revolucionario-nacionalista de contenido social, para de
plano implementar acciones propias de las derechas, donde el bienestar social
es pospuesto, el Estado se reduce y se prioriza el interés de los particulares-empresarios.
Estas posturas bien podrían inscribirse en el conservadurismo.
Ese
panorama registró recio giro en los comicios presidenciales de 2018, cuando con
el gran apoyo popular de más de treinta millones de votos, surgió por primera
vez en nuestra historia un gobierno de izquierda. Este ha instrumentado varias
medidas que pretenden transformar a la república, en una secuencia que arrancó
con la independencia (1810-21), continuó con la Reforma (1857-61) y prosiguió
con la Revolución (1910-1917), por lo que ésta (2018-2024) sería la Cuarta
Transformación (Cuatro T).
Ante
esa realidad, muy cruda para los partidos vencidos, se sumaron los dueños del
capital (al menos los que empatizan con los Claudio X. González (Laporte y
Guajardo) y con Gustavo de Hoyos Walter, exlíder de COPARMEX y de ideología muy
empanizada. Estos capitanes del dinero, fueron capaces de englobar a las
dirigencias de los partidos políticos derrotados en la elección presidencial
pasada: panistas, tricolores y perredistas, que a simple vista solo tienen de
común denominador ser los vencidos por el obradorismo, porque al menos
documentalmente, sus posiciones ideológicas son distintas, en algunos casos
hasta contrapuestas, de allí que muchos ciudadanos consideren que esa es una
alianza antinatura. Como quiera que sea
así surgió el organismo partidista-empresarial conocido como “Si por México”,
el 20 de octubre de 2020.
El
primer gran objetivo de esta liga anti Cuatro T, fue vencer a MORENA y sus
aliados en los pasados comicios de junio, “las elecciones más grandes de la
historia nacional”, según se propaló a lo ancho y largo del país. Para ello el
original “consorcio” oposicionista se mutó en “Va Por México”, coalición
englobadora de los tres institutos antes mencionados: PAN, PRI y PRD. Sus
resultados, ya lo sabemos, no fueron los que anhelaban, pues no lograron
arrebatar al gobierno de la Cuatro T, la mayoría de la Cámara de Diputados, y
con ello la opción soñada de esculpir el presupuesto federal. Para simular que
alcanzaron metas, mintieron, afirmando que habían quitado a los morenistas y
aliados, la mayoría calificada de la Cámara Baja, lo cual jamás tuvo el
gobierno y sus partidos. Y agigantaron los éxitos de varias alcaldías de la
ciudad de México, callando flagrantemente sus aplastantes derrotas en las
gubernaturas disputadas, pues perdieron doce de quince.
La
opción siguiente, se creyó sería el proceso de revocación de mandato
presidencial, previsto para marzo de 2022. Al principio, Gustavo de Hoyos,
quien más que crear empleos agita la política, habló de que, con la unión
lograda por los adversarios del gobierno actual, se esforzarían para abatir a
los obradoristas y con ello echar de la silla presidencial a su líder, es decir
al primer magistrado federal.
Pero
resulta que AMLO sigue con banderas desplegadas: las encuestas nacionales lo
sitúan entre 60 y 70 por ciento de popularidad; el organismo internacional
Morning Consult de Estados Unidos, lo ubica según el mes, en primero o segundo
lugar, como gobernante más popular de entre trece naciones importantes del
mundo; y Mitofsky lo incluyó entre “el top cinco mundial”. Ante tal situación,
las oposiciones echaron reversa y ahora se niegan a participar en el ejercicio
plebiscitario de la revocación de mandato, aludiendo que está amañado y que más
bien es un mecanismo ideado para confirmar al mandatario, además de significar
un gasto que debería aprovecharse para otros menesteres.
El
11 de octubre, convocados por los dos patronos multicitados (De Hoyos y Claudio
X) se volvieron a reunir como quince impenitentes opositores (eso sí, puros
“machitos”, remedo chabacano del club de Tobi) y publicaron morrocotuda foto en
que lucen engreídos, cacareando que su liga es electoral y legislativa, y que
con tan hercúleo frente “echarán de Palacio Nacional a MORENA” en el 2024. Como
este gobernante es de los que no se guardan nada, (“mi pecho no es bodega”,
recalca) ripostó en la mañanera del miércoles 13: “Lo que pensaría el general
Cárdenas, Adolfo López Mateos, incluso Gómez Morín, ‘Maquío’. ¿Qué es esto? Una
promiscuidad política nunca vista…”, rematando en pocas palabras, “¡Una vergüenza!”.
Jesús
Zambrano, orondo líder del insepulto perredismo, reaccionó a los decires de
López Obrador y refirió que, “el Presidente anda molesto”, porque no le está
dando resultado su intento de dividir a la oposición: “Muestra su preocupación
por ver a la oposición unida. Sociedad civil, empresariado y partidos políticos
de oposición vamos juntos contra sus reformas regresivas y llegaremos unidos a
2024”.
El
grado de rabia de los antagonistas del inquilino de Palacio Nacional, orilló a
que, el bloque de Legisladores de oposición, integrantes de la susodicha coalición
“Va Por México”, presentaran una acción de inconstitucionalidad contra la Ley
Federal de Revocación de Mandato ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN). Así lo declararon el 14 reciente, muy disgustados, los coordinadores de
las bancadas: del PRI, Rubén Moreira, afirmando es una norma impuesta; del PAN,
Jorge Romero, señalando que fue un abuso de la mayoría, y del PRD, Luis
Cházaro, despotricando por el costo que implica el ejercicio revocatorio, gasto
que debería dedicarse a otras cosas. Todos pues, aseguran que es una ley
anticonstitucional, amañada y, por ende, no coadyuvarán para que se realice
cabalmente ese procedimiento democrático.
Para
el 20 de octubre reciente, al celebrar el primer aniversario de “Si por México”,
las oposiciones reafirmaron: mantener sus compromisos unionistas, buscar un
candidato que los represente y, con fuerzas redobladas, alcanzar el objetivo
supremo de ganar la presidencia en 2024. Y otra vez se lucieron con una
fotografía, cuyo fondo es el Palacio Nacional; allí cuatro recalcitrantes antiobradoristas,
(De Hoyos, Beatriz Pagés, Argelia Núñez y Claudio X.) sostienen una manta que tiene inscrito: “UNIDAD
para construir un/ México ganador para todos/ y echar a Morena de Palacio”. De
estos personajes, los más rabiosos son Claudio X y Beatriz Pagés -periodista tornadiza
enquistada en el activismo político-, quienes tachan al primer mandatario federal
de “miserable”, dictador y tirano. Este por su parte, tildó de “ternuritas” a
tan ácidos adversarios.
El
22 de octubre, twitter en ristre y tempranito, Claudio X. González Guajardo
dictaminó: “La llamada 4t, una gran farsa, acabará mal, muy mal. Hay que tomar
nota de todos aquellos que, por acción o por omisión, alentaron las acciones y
hechos de la actual administración. Y lastimaron a México. Que no se olvide
quien se puso del lado del autoritarismo populista y destructor.”
Al
respecto, el acreditado columnista Julio Astillero escribió: “La intención
claudista de colocar ante un hipotético paredón cívico a quienes hubiesen
alentado al obradorismo o se hubiesen puesto de lado de él, tiene un terrible
tufo vengativo de ajusticiamiento desde las élites en caso de retomar el poder”.
(La Jornada, 25-X-021). Es una tétrica “pretensión de revanchismo histórico
golpeador”.
El
empresario Simón Levy exclamó sobre lo que twitteó el Señor Equis: “Me parece
asqueroso el contubernio hipócrita del que se hace empresario al amparo del
poder y luego, termina amenazando a todo el que no piensa como él; se erige en
juez cuando es acusado.” Y sobre los organismos “no gubernamentales” que ha
creado este Señor Equis (Claudio X.) lo describió: “Negocio redondo: Creas una
organización paladín anticorrupción (se refiere a mexicanos Contra la
Corrupción y la Impunidad, MCCI, donde cobraba 300 mil pesos), persigues con
‘periodistas’ orgánicos a quien te estorba; te financias de tu club de
empresarios; luego haces que el poder les pague con concesiones y contratos. Tu
luego te vuelves el jefe de partidos. ¡Pum!”. Enseguida muchísimos
simpatizadores de AMLO, dijeron: “¡Que me apunten en la lista”!
No
cabe duda. La oposición a la Cuatro T, es rabiosa y quedó como aturdida después
de la apabullada de 2018, y la pérdida de junio de este año. Y cada iniciativa
gubernamental, es combatida con escarnios, insultos y palabrotas; con falacias
y burlas, demostrando su carencia de evidencias y fundamentos creíbles. Ahora, esta
contra renunció al intento de revocar el mandato presidencial en 2022, y todo
su febril empeño es ganar la elección de 2024, con un abanderado que represente
a todas las oposiciones, aunque Movimiento Ciudadano ya se desmarcó. Terciando
sobre el tema, el sectario líder de FRENAA, Gilberto Lozano, les masculló a los
claudistas: “¡Me estoy ahogando, no podemos aguantar más asesinatos, más
desempleo… y tú, idiota, me vienes a hablar de 2024, en pleno octubre de 2021;
¡vende patrias, traidor, distractores de la revocación!”. Así de encrespados andan los oponentes de
AMLO.
Sobre
obsesión de alcanzar la presidencia dentro de tres años, apuntó visionariamente
Jorge Zepeda Patterson: “Hoy en día López Obrador ejerce la presidencia sin
enfrentar una amenaza real de parte de la oposición. La explicación para la
consolidación de tal poder político reside, en parte al menos, en el hecho de
que invariablemente ha sido subestimado por sus críticos y rivales”. Y sobre el
soñado candidato unificador de oposiciones, expresa: “Francamente no se ven
figuras de esta experiencia o calibre entre la oposición o en la vida pública
en general, para efectos de una candidatura”. (milenio, 14-10-21).
Así
pues, con este escritor y analista, concluimos: El estado calamitoso en el que
se encuentra la oposición, rabiosa y aturdida, prácticamente le garantizan al
movimiento (iniciado por Andrés Manuel López Obrador) un sexenio más en el
poder.
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