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jueves, 4 de noviembre de 2021

Lo que mal empieza…


 

 

Juan José Ríos Ríos

 

Uno de los compromisos principales de todo servidor público en el debido cumplimiento de sus atribuciones es, sin duda, la responsabilidad en el cargo conferido, y deja mucho que desear quien incumple su deber de servir, cuidar y preservar los bienes que se le confían y que están destinados a la prestación de los servicios públicos que los gobiernos municipales y de cualquier otro nivel tienen para con sus “representados”, las personas, los ciudadanos.



            Y tal parece que esta premisa todavía no la captan algunos de los funcionarios de la actual administración municipal de Zapotlán el Grande, que si bien puede pensarse o decir en su defensa que carecen de experiencia o se pueden justificar que apenas acaban de ser designados en sus cargos o responsabilidades, no se justifica que por falta de presupuesto o porque el personal de una dependencia ya cumplió su turno, se deje en el abandono un problema surgido de última hora y más que éste ocurre en uno de los servicios básicos para la ciudad.


            Esto viene a colación por un hecho que nos fue denunciado y que incide en las responsabilidades del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Zapotlán (SAPAZA), en el sentido de que el viernes 22 de octubre se produjo un daño en una tubería que conduce agua potable y cuya capacidad es de seis pulgadas, entre las calles Ramón Corona y Leona Vicario, afectación que se produjo como a las tres de la tarde, y que se decidió dejar correr el vital líquido canalizándola por uno de los colectores recién instalados hacia el canal hidrológico.


            Y esta irresponsabilidad, porque no se le puede denominar de otra manera, se mantuvo de esa hora y día hasta el lunes 25 del mismo mes hasta aproximadamente once treinta de la mañana, por el supuesto de que no había presupuesto para reparar el daño y con ello evitar el desperdicio de miles y miles de litros de agua que se fueron al canal, además porque a esa hora, en la que se produjo el daño en la tubería, tampoco había personal para hacer las reparaciones necesarias en razón de la importancia de este servicio, y tampoco se podía contratar gente para ello porque no había presupuesto.





            Muy lamentable que se desperdicie agua, de cualquier forma, y más si se deriva de una muy mala decisión de quien la haya tomado, y más si la medida surgió desde quienes son ahora responsables del SAPAZA, porque dejar que se desperdicie el vital líquido porque no se tiene gente propia para hacerlo y en el supuesto de que tampoco haya presupuesto para cubrir gastos de reparación y mano de obra, cabe suponer que quien haya tomada la decisión no solamente carece de responsabilidad, también está poniendo en tela de juicio la voluntad que dice tener el alcalde para que las funciones públicas se hagan mejor.


            Es, en resumen, una decisión muy torpe, cuestionable, que debe de ser tomada en consideración no tanto para que se sancione a quien o quienes la hayan tomado, sino para evitar que se burocratice todavía más las responsabilidades del gobierno municipal. Mucho se ha afectado no solamente la imagen de la administración municipal con las concesiones hechas de los servicios de aseo y alumbrado público, que si bien se dieron en las dos administraciones anteriores, van en detrimento de economía del municipio, por onerosas ,y sin que se cumplan las expectativas o compromisos signados en los contratos, una mala iluminación de calles y de toda la ciudad en sí, un pésimo servicio de recolección y confinamiento de la basura, va en contra de la imagen de la ciudad, de la seguridad y salud de sus habitantes. Ojalá que no se empeore más la prestación de servicios con la toma de decisiones tan injustificables como las que motivaron el desperdicio de agua potable, porque lo que mal empieza, mal acaba, y apenas van empezando.


    

           

           

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