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lunes, 15 de noviembre de 2021

Castiga AMLO a la ciencia y cultura


  

Salvador Mateo

 

En lo que va el sexenio de la 4T, la ciencia y la cultura han sido ampliamente golpeados por los brutales recortes presupuestales, todo en nombre del combate a la corrupción y de la austeridad republicana. En la discusión del Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2022, nuevamente se impone la voluntad del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los diputados de Morena y sus aliados del PT y PVEM aprobaron sin moverle una coma el proyecto que entregó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con lo cual los sectores de ciencia y tecnología, de nueva cuenta, tendrán un presupuesto insuficiente.

 



Es por eso que con justa razón, científicos e investigadores como los del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la Universidad Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) por diversos medios han acusado que el presidente López Obrador, al igual que lo hace en el sector salud con los recortes presupuestales, desprecia y castiga la ciencia, la innovación tecnológica y la cultura, por lo que "así no se podrán resolver los grandes problemas nacionales que enfrenta el país", apuntan. 

 

Son acertadas y justas las críticas, pues el actual Gobierno federal está quitando parte del presupuesto para el sector. Los afectados afirman "Limitar a la ciencia básica es un error muy grande, sino se apoya en su comunidad científica no se va a poder resolver los grandes problemas nacionales". Exponen, “Los Centros de Investigación estamos ahí para ayudar al Gobierno y no nos hace caso; tenemos maneras de hacer escenarios donde se puede estudiar qué pasaría si sólo usamos petróleo, si mezclamos petróleo y paneles solares, o si además usamos energía del viento".

 





Hasta los que estamos medianamente informados sabemos que para emprender una investigación científica seria, además de contar con suficientes conocimientos, se necesitan recursos, sin embargo los investigadores dan a conocer que reciben 200 pesos al día para el desarrollo de sus proyectos. Sostienen "Nunca habíamos estado frente a un Gobierno que además de no ofrecer recursos ataca a los investigadores y que tiene un discurso muy negativo respecto al papel de los científicos". En este contexto, aprovecho estas líneas para hacer el llamado a mis posibles lectores, a no olvidar el reciente e indignante ataque, a través de la Fiscalía General, a la treintena de científicos y exfuncionarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

 

El castigo de AMLO a la ciencia y la cultura es grave y preocupante. La Constitución estipula que debe de haber por lo menos un 1% de apoyo del PIB a la ciencia, pero México desde hace décadas está a menos del .5% y con la 4T ronda el .38%. Esta proporción, de acuerdo con estadísticas publicadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es idéntica a la de los países africanos de Tanzania, Uganda, Senegal y Botswana. En contraparte, países como Israel, Corea del Sur, Japón, Dinamarca, Finlandia y Suecia orientan más del 3% de su PIB a este importante rubro.

 

Estamos en plena era digital, en donde el conocimiento se conforma, ahora más que nunca, en el motor del desarrollo social y económico de las personas y de los territorios. Por lo que sobra mencionar la importancia que tienen la ciencia, la tecnología y la cultura en una sociedad. La UNESCO considera a la ciencia como la mayor empresa colectiva de la humanidad. Nos permite vivir más tiempo y mejor, cuida de nuestra salud, nos proporciona medicamentos que curan enfermedades y alivian dolores y sufrimientos, nos ayuda a conseguir agua para nuestras necesidades básicas, incluyendo la comida, suministra energía y nos hace la vida más agradable, pues puede desempeñar un papel en el deporte, la música, el ocio y las últimas tecnologías en comunicaciones. Aunque no por ello menos importante, la ciencia alimenta nuestro espíritu.

 

El organismo internacional recomienda que los gobiernos deben basar sus políticas, sanitarias, agrícolas, entre otras en información científica de calidad y los parlamentos que legislan sobre cuestiones sociales han de conocer las últimas investigaciones en la materia. Los gobiernos nacionales necesitan comprender los aspectos científicos de grandes desafíos mundiales como el cambio climático, la salud del océano, la pérdida de biodiversidad y la seguridad del agua dulce. La tecnología y la innovación deben conducirnos hacia un desarrollo más equitativo y sostenible.





Pero el caso de nuestro país, nada más con los castigos presupuestales queda demostrado que el Gobierno de 4T va en sentido contrario a las recomendaciones de la UNESCO y no está dispuesto a rectificar. No hay duda de que con Morena y sus aliados en el poder, al acatar ciegamente las indicaciones de su jefe e ideólogo López Obrador para la distribución de los recursos de la Federación, que recaban a través de nuestros impuestos, México seguirá sumido en una vergonzosa dependencia científica y tecnológica. En cultura, se registró de 2018 a 2019 un decrecimiento presupuestal de 13 mil 414 millones de pesos a 12 mil 895 millones y en 2020 y 2021 los presupuestos, de 13 mil 517 millones y 13 mil 985 millones, respectivamente, apenas remontaron la inflación. En Ciencia, se extinguieron 91 fideicomisos, incluyendo 26 de los Centros Públicos de Investigación del CONACYT.

 

Castiga AMLO ciencia y cultura, lo que nos indica que vienen tiempos inciertos. Ahora la lucha de los que buscamos que la inmensa mayoría de los mexicanos tengan acceso a la ciencia, a la cultura y al deporte, se desenvuelve en circunstancias mucho más difíciles. Por lo que, además de intensificar la masificación de la actividad científica, cultural y deportiva, debemos fortalecer nuestra labor de organización y educación del pueblo trabajador, para la conformación de una gran fuerza social capaz de tomar el poder político de México y construir una patria más justa, próspera y soberana.




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